Entrevista > Sònia Valiente / Escritora (València, 19-abril-1975)
Periodista y publicista de formación académica, Sònia Valiente ha logrado canalizar su inquietud literaria en la novela ‘Veintitrés fotografías’, relato que parte de un momento de su labor periodística y que ahora se ha materializado en una novela recomendada por varios de los grandes escritores del momento.
Conversamos con Sonia a fin de conocer los entresijos de esta historia ambientada en València y que adentra al lector en un camino de aprendizaje. Además, Sònia Valiente nos acerca sus rutinas de trabajo y recuerda que en sus colaboraciones de radio ofrece consejos a todos aquellos aspirantes a publicar.
¿La fotografía, la imagen, es el vehículo comunicativo más directo del ser humano?
La fotografía es un sistema de comunicación potentísimo. Los seres humanos somos muy visuales. De ahí el auge de las plataformas de foto y vídeo en redes sociales. El enganche emocional que nos provocan y lo que tienen de aspiracional. Las redes sociales son un espejo, a veces maravilloso, otras de efecto de feria.
En tu libro, la historia arranca con una serie de fotografías. ¿Te fue sencillo dar con una palanca de arranque para tu novela?
Los periodistas somos contadores de historias y lo cierto es que la historia me encontró a mí. En diciembre de 2016 di con un artículo de prensa con un titular sugerente. “El misterio de las fotografías de una boda sin revelar dentro de un carrete” o algo así.
No dejé de hacerme preguntas: “¿Quién deja un carrete sin revelar?” “¿Qué tuvo que pasar para que no se revelara?” “¿Qué haría yo si lo encontrara?”. Y sin darme cuenta, tuve una novela.
«Los lectores piensan que los autores nos sentamos, tenemos una epifanía y escribimos durante horas»
Está basada, pues, en un hecho real.
Sí, sí. A finales de 2016 es cuando leo la noticia, pero no comienzo en serio a escribirla hasta finales de julio del 2021. Lo que me llamó la atención es que aquella noticia, la de un fotógrafo que compra una cámara Balda Baldrix por internet, y en su interior halla una boda de los años sesenta, es muy universal.
Pocos motores hay tan poderosos en la vida como la curiosidad. Sin curiosidad no hay imaginación, no hay innovación, no hay progreso.
¿Cómo te decides a tirar del hilo?
Pues sin querer ponerme profunda, me pareció que el fotógrafo de la noticia debía de tener una vida muy vacía para ponerse a perseguir un fantasma. Y eso me llevó a hacerme muchas otras preguntas: “¿Qué ocurriría si eso en lugar de suceder en Europa le ocurriera a una mujer que ronda los cuarenta y que odia su vida en mi ciudad?”.
¿Hay algo de ti en Sol Bonet?
Hay mucho de mí en casi todos los personajes. En mi forma de ver el mundo, al fin y al cabo; nuestra cosmovisión son las gafas a través de las que vemos el mundo. Y quería plasmar eso. La València de la gente bien, pero también la de las personas que acudimos a los locales de moda como de prestado.
El origen humilde es muy difícil de erradicar. Cala en los huesos. Tiene que ver con el autoconcepto, y con la autoestima. Como si no te merecieras las cosas buenas que te pasan porque, en el fondo, se te nota que eres pobre. Y eso, también sale en el libro. Y he retratado esos barrios que nadie ve, también de la periferia, como Mislata, sin que los personajes sean prostitutas, ni yonkis, ni de ninguna minoría.
Suponía un modo de conectar con los lectores.
Eso es. Era algo que trabajé mucho desde el principio para conectar con los lectores, con personas como yo, con problemas reales: que no llegan a fin de mes, que hacen lo que pueden, que toman sus propias decisiones. Y que se equivocan, independientemente de la zona en la que vivan.
También elegí a conciencia los nombres. Enseguida di con el nombre de la prota: Sol Bonet (un sol que hace bondades pequeñitas). Y tiene que ver con todas las mujeres de la novela, porque las mujeres somos muy solares, ya que cuidamos de todos los que nos rodean excepto de nosotras mismas.
«Lo difícil en esta vida es responder nuestras preguntas, por eso tenemos que pasar tiempo a solas»
¿Siempre tuviste claro que la historia se ambientaría en València?
Sí, eso lo tuve claro desde el principio. De hecho, València es un personaje más de la novela. He sido muy lectora desde niña y me daba la impresión de que las grandes historias ocurrían siempre lejos, en otra parte.
Afortunadamente eso está cambiando con una hornada excepcional de autores valencianos, pero me apetecía que los protagonistas fueran descritos por la parte de la ciudad en la que habían nacido o los locales que frecuentaban.
Había un escritor que decía que si escribes sólo una página al día todos los días del año, al final de cada año tienes una novela. Suena bien, pero…
Sonar, suena fantástico para quien pueda hacerlo. O para quien le funcione. Yo, personalmente, en los periodos de escritura, necesito cinco o seis horas. Porque en mi caso, por ejemplo, escribo los fines de semana o en vacaciones.
He intentado escribir una hora al día, pero me estresa mucho. Cada uno ha de sentirse cómodo con sus rutinas de escritura e incorporarlas a su vida. Porque la vida ya es suficientemente complicada: trabajos exigentes, conciliar con familia y amigos, viajar, deporte, documentarse, leer…
¿Has probado a escribir en las madrugadas, anocheceres…?
Tengo amigos escritores que se levantan a las cinco de la mañana para arañarle dos o tres horas buenas al día. Como digo, cada autor ha de sentirse cómodo con su hábito. Esto ya es bastante solitario.
Lo que creo a lo que Juan Gómez-Jurado se refería es que escribir es una carrera de fondo y hay que ser constante y persistente. Y comprometerse con una misma, y en eso no puedo estar más de acuerdo.
¿Cuáles son tus rutinas de trabajo?
En cuanto a rutinas, me levanto temprano y me preparo un café. Y me lo tomo frente al ordenador. Releo y corrijo lo del fin de semana anterior y continúo por donde me he quedado. Me funciona muy bien ponerme un objetivo de palabras por sesión. Suele de ser de unas 2.000 palabras. Serán buenas, malas o regulares.
A veces, las sobrepasaré. Otras veces, ese tramo deberá ser podado, pero siempre me ayudan a continuar. Intento no levantarme de la silla, salvo catástrofe, sin haber llegado al objetivo diario.
«Escribir es un proceso sumamente intrusivo, los personajes no te dejan en paz»
¿Las menos agradables?
Reescribir. Es sumamente tedioso. Pero es taaan necesario. Y eso nadie te lo dice. Escribir está muy romantizado. Los lectores piensan que los autores nos sentamos, tenemos una epifanía y escribimos durante horas, y todo lo que creamos es maravilloso y sale de una, perfecto. Y eso no sucede.
Hay que cepillar mucho el texto. Y tener autocrítica. Y más cuando te lo dice desde fuera tu agente, un editor, alguien que sabe. Para escribir y, sobre todo, para publicar, hay que envainarse el ego.
¿Y las más agradables?
El proceso de documentación. Leer autores de tu género, investigar y encontrar tesoritos, ver películas o documentales, planear un destino en función de lo próximo que quieras escribir, etc.
Tu novela parte de la búsqueda de la verdad. ¿Esto es propio de las almas inquietas… y valientes?
Sol Bonet, la protagonista de ‘Veintitrés fotografías’, inicia la búsqueda porque no le gustaba su vida. Lo hace en plan procrastinación vital total. La paradoja es que, sin darse cuenta, al tomar decisiones va cambiando su vida.
Lo difícil en esta vida no es hacerse preguntas, es responderlas. Por eso tenemos tanto miedo a pasar tiempo a solas, o en silencio. Porque estar en silencio también es buscarse.
Para ser una buena escritora, ¿en qué medida es bueno leer mucho?
Leer es absolutamente imprescindible. Como dice Stephen King en ‘Mientras escribo’: “Para ser escritor hay que leer mucho y escribir mucho”.
«Me encanta pintarrajear los libros, doblarles las páginas, trabajarlos y vivirlos»
¿Cuánto tiempo te ha llevado escribir la novela?
El primer borrador de la novela unos cuatro meses; corregirla seis.
¿Y compatibilizarlo con otras actividades profesionales y con tu vida personal?
Escribir es un proceso sumamente intrusivo. Los personajes no te dejan en paz y, claro, tienes que seguir con tu vida: ese plan de cena con amigos que parecía tan buena idea cuando lo cerraste, el cumpleaños de tu madre o ese congreso que estás organizando en el trabajo. Y tú solo tienes ganas de quedarte en tu casa en pijama con los protagonistas.
¿Hay algún periodo o género que prefieras?
La narrativa contemporánea.
¿Un autor clásico imprescindible?
¿Philip Roth cuenta como clásico?
«En el programa de radio ‘Sense por’ doy pistas para orientarse en el laberinto editorial»
¿Qué libro te has leído más veces?
‘1984’, de George O.
¿Y qué nos dices de subrayar y trabajar sobre los libros que lees?
Me encanta pintarrajear los libros, doblarles las páginas, trabajarlos y vivirlos.
¿Los libros van devorando espacio en tu casa?
Hay libros por todas partes. El despacho, la mesita de noche, la mesilla auxiliar del comedor. Por eso leo en Kindle, pero aun así es complicado no comprar libros especiales en papel.
Carmen Martín Gaite decía que si los seres humanos pudiéramos expresarnos como quisiéramos, no se escribiría ni una sola novela. ¿Estás de acuerdo?
No seré yo quien contradiga a Carmen Martín Gaite (risas), pero creo que la vida con novelas es mejor.
«Las redes sociales son un espejo, a veces maravilloso y otras de efecto de feria»
Rosa Montero ha dedicado palabras de elogio a tu novela. ¿Cómo te sientes?
Rosa Montero ha sido supergenerosa conmigo. Sus palabras son un regalo. Y le estoy muy agradecida. Tanto a ella como a Máximo Huerta. Por eso, y en la medida de mis posibilidades, procuro ayudar a escritores noveles como lo han hecho conmigo.
¿Es importante eso que podríamos llamar ‘hacer comunidad’?
Siempre reitero lo importante que es hacer comunidad. Trabajar en red: ir a presentaciones, conocer a otros escritores, acudir a festivales, conocer a libreros. Por eso desde junio tengo un espacio en À Punt en el magazine radiofónico de Clara Castelló.
En ‘Sense por’ trato de dar ciertas pistas para orientarse en el laberinto editorial, algo que me hubiera gustado escuchar a mí hace un par de años.
¿Cuándo entra uno en una librería? ¿O te da la sensación de que vivimos un ‘boom’ de escritores? ¿A qué crees que se debe?
Sí. Somos más escritores que lectores (risas). De la pandemia a esta parte, se ha disparado el hábito de lectura y el sector editorial atraviesa un buen momento.
A ello hay que sumar las coediciones, ¿verdad?
Efectivamente, a todo ello además se ha sumado la proliferación de las editoriales de coedición y que es sencillo salir al mercado sin tener una editorial tradicional detrás (grandes escritores han comenzado autoeditándose en Amazon). Esto anima a muchas personas a cumplir su sueño.