Entrevista> Juan Guijarro / Presidente de la Sociedad ‘La Esperanza’ (San Vicente del Raspeig, 11-diciembre-1949)
La Sociedad Musical ‘La Esperanza’ lleva ya más de un siglo dando la nota por San Vicente del Raspeig. En la actualidad cuenta ya con tres bandas (infantil, joven y adulta), su propia escuela de futuros músicos y cuatrocientos socios.
Curiosamente su presidente, Juan Guijarro, nos reconoce entre risas su total ausencia de talento musical. “En mi familia hay músicos tanto por parte de mis antecesores como por mis hijas y nietos. Sin embargo yo siempre he sido un negado”, nos admite entre risas.
Aún con todo, este empleado de banca jubilado lleva presidiendo La Esperanza desde hace dieciocho años. Nos habla con mucha ilusión tanto de la historia como del futuro de esta sociedad que rezuma música y sanvicenterismo por todos los costados.
¿Exactamente cuándo surgió ‘La Esperanza’?
La fecha oficial es 1905, pero no es verdad. En los últimos tiempos hemos estado investigando y, a través de un libro, J. Aracil nos habla de que el nacimiento de la agrupación se remonta a 1890. Sin embargo hay otro libro del Cercle d’Estudis en el que apunta a la existencia de escrituras notariales en 1872. En aquella época arrancaron muchas bandas en nuestra tierra, con músicos que venían de la formación militar.
Es cierto que con el nombre de ‘La Esperanza’ no sería hasta 1905, pero era la misma sociedad que recibió diferentes denominaciones. Por eso ahora estamos reuniendo documentación para presentarla ante la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana y que se nos reconozca nuestra fundación en el siglo XIX. Agradezco el trabajo que está realizado nuestro vicepresidente, Alejandro López, junto a los historiadores José Manuel Fuentes y Vicente Millán, padre e hijo.
«Estamos peleando para que se nos reconozca como una sociedad fundada en el siglo XIX»
¿Cómo te vinculaste tú con esta agrupación?
Soy socio desde los veinte años, cuando mis padres me asociaron junto a mis hermanas… pero en realidad yo no tengo nada que ver con el mundo de la música. Mi primera gran aportación fue en 1972, cuando ‘La Esperanza’ perdió su bandera.
En la Caja Rural, donde yo trabajaba, teníamos un área dedicada a entidades culturales, así que convencí a mis superiores de donarles una bandera. Para su entrega oficial se celebró un concierto en la plaza de España con la presencia de las autoridades de la época. Curiosamente tiempo después dicha bandera se perdió, me dicen que se quedó olvidada en Ancha de Castelar (risas).
El caso es que en 2006 la alcaldesa Luisa Pastor me comentó que había ciertos problemas entre músicos de la sociedad, esto es algo bastante habitual en las bandas musicales, y me propuso presentarme para poner un poco de consenso. Yo pensé… “en algún momento me tenía que tocar hacer algo por mi pueblo” así que me presenté. Fueron unas elecciones reñidas, pero desde entonces siempre he sido reelegido por unanimidad.
En estos 18 años, cómo dirías que ha evolucionado ‘La Esperanza’.
Creo que muy bien. Primero pasamos por una época muy dificultosa. No estaban claros los criterios de por qué unos músicos cobraban y otros no, al tiempo que había gente joven que quería montar una big band. Al final decidimos que los músicos no recibieran remuneración económica, sino la formación en la escuela más las dotaciones de instrumentos y material.
Con el tiempo la situación se fue estabilizando. En 2008 el director Paco Amat decidió dejar la sociedad, y los músicos eligieron democráticamente que su sucesor fuera José Antonio Antolí quien afortunadamente todavía sigue. Actualmente tenemos once profesores en la escuela, que son todos titulados superiores, una administrativa, un conserje y unos sesenta músicos federados. Te puedo decir que siempre que nos hemos presentado a un certamen de bandas provincial, nacional o internacional… hemos quedado entre los tres primeros puestos.
«Siempre quedamos entre los 3 primeros puestos cuando nos presentamos a un certamen»
¿Ha cambiado también el tipo de música que interpretáis?
Sí. Nuestro director es un hombre muy agresivo e innovador que no repite programas. Siempre está trabajando en obras y pasodobles de relativa complejidad para presentarnos a certámenes. Eso nos hace tener mucha variedad, y es un incentivo para que nuestros músicos, tanto jóvenes como los más mayores, sigan practicando continuamente.
Lo próximo que tenéis es el Baile del Farol adulto e infantil. ¿Cómo se prepara este evento?
Preparamos un popurrí de pasadobles para la ocasión, siempre tratando de variar las obras de un año a otro. Con el baile infantil igual, aunque quizás con un repertorio menos complicado. La verdad es que es un acto muy bonito que se lleva haciendo toda la vida, a mí me encanta.
«Esperamos recuperar los conciertos escolares en el curso 24-25»
¿Cuál crees que es la clave para que una pareja gane el concurso?
No moverse (risas). Pero a mí no me gusta eso, yo siempre lo critico cuando lo veo. Es una fiesta y hay que bailar hasta que la vela se apague.
¿Quieres aprovechar para pedirle algo al ayuntamiento?
Siempre se dice que ‘la música amansa a las fieras’. Hasta hace nueve años organizábamos conciertos escolares por mediación del Ayuntamiento de San Vicente junto con varios colegios. En horas escolares íbamos a los centros o llevábamos a los chavales al auditorio municipal para hacer pequeños conciertos y enseñarles cómo funcionan los diferentes instrumentos.
Por desgracia esto desapareció al cambiar el signo político del ayuntamiento, pero ahora hemos presentado otra vez el proyecto al actual concejal de Educación. Parece que tienen buena voluntad, y estamos pendientes de una reunión con ocho colegios que están interesados. Esperamos poder iniciarlo en el curso 24-25.