Más allá de Benidorm, aunque en su término municipal, nos topamos con esta pequeña ruta totalmente asfaltada -entre mar y montaña- que nos conduce hasta la Punta del Cavall, también denominada Torre de la Escaleta o Torre de les Caletes.
De hecho, es la entrada de la localidad al Parque Natural de Serra Gelada, cerrada desde hace años a los vehículos para que pueda ser transitada con mayor claridad por ciclistas, corredores, pescadores y demás caminantes.
Resulta perfecta para todos los públicos y para cualquier época del año, evitando eso sí las horas centrales en verano por la ausencia de sombras, y no salirse del camino y las vallas pues los acantilados son bastantes altos.
A modo de curiosidad, es zona habitual para publicistas y creadores de anuncios de coches o moda, con la ciudad de Benidorm y sus rascacielos al fondo.
Inicio de la ruta
La ruta arranca en un pequeño descampado donde podemos dejar el coche, entre la Cala del Tío Ximo y la Cala Almadraba, rincones idóneos para darnos un rápido baño en el caso que el calor apriete (de mayo a octubre).
Este inicio está perfectamente señalizado con el cartel del parque natural y una cadena que prohíbe el paso a los vehículos. Años atrás sí se podía acceder en coche, hasta que el lugar se declaró protegido para cuidar la fauna y el patrimonio histórico.
Para llegar hasta allí, tenemos que dirigirnos a la rotonda que hay al final del paseo de la Playa de Levante y subir seguidamente por la calle Alcalde Manuel Catalán Chana.
Esta vía, cerrada a los vehículos, es perfecta para todos los públicos y cualquier época del año
Cómo es el camino
Tal y como avanzábamos, es una ruta corta, de unos tres kilómetros ida y vuelta, que se puede realizar en una hora, y lo mejor está al final, en la Torre Punta del Cavall.
El camino es ascendente en sus primeros compases y posteriormente descendiente, encontrándose el punto más alto a mitad de recorrido. Pese a que el desnivel es bastante bajo, sobre la bici podríamos acusarlo: se ponen marchas cortas y mantienes el ritmo.
Ya en la parte final observaremos los espectaculares acantilados de Serra Gelada -de más de 200 metros-, l’Illa Mitjana y, al fondo, el Peñón de Ifach, en Calpe.
Precisamente bajo estos acantilados están las dunas fósiles trepadoras, formadas hace unos 75.000 años y el principal motivo de la declaración del PN Serra Gelada.
Torre de les Caletes
La llamada Torre de les Caletes, final de la ruta, como hemos señalado es conocida igualmente por otros nombres, como Torre Seguró o Torre Punta del Cavall. Fue mandada construir por Felipe II en el siglo XVI para defender la zona de un posible ataque pirata.
Situada al borde del acantilado, son los restos de una torre cilíndrica de ocho metros de diámetro en su base. Cuenta con una altura de entre seis y siete metros, está declarada Bien de Interés Cultural y fue restaurada en 2018.
No obstante, está bastante deteriorada y no es aconsejable acercarse a ella, por peligro de derrumbamiento.
En la parte final podemos observar los espectaculares acantilados y el Peñón de Ifach (Calpe)
Fauna y flora
La fauna que podemos conocer en la Punta del Cavall es variada, abundando las gaviotas patiamarillas y las golondrinas, que especialmente en primavera no paran de cantar y ‘chillar’ mientras revolotean.
Si tenemos suerte observaremos una pareja de halcones que nos deleitarán con sus imponentes vuelos o ejemplares de cormorán moñudo, en la base de los acantilados, en las calitas o volando a ras de mar.
Respecto a la flora, el estrato arbóreo es escaso, con diversos pinos repartidos por los barrancos. Eso se debe principalmente a que es una zona de solana, muy seca, sin sombra en ningún momento de la jornada.
Sí predomina el estrato arbustico, con el suelo prácticamente tapizado por el esparto y salpicado por ejemplares de lavanda, tomillo, hinojo marino y palmito.
Lugar de privilegio
La zona donde se halla esta ruta pertenece a una de las más privilegiadas de la Costa Blanca y de toda la Comunitat Valenciana, siempre repleta de turistas ansiosos de ocupar tanto sus playas y calas como sus restaurantes y áreas de diversión.
La propia ciudad de Benidorm tiene numerosos atractivos, como su casco antiguo, el Balcón del Mediterráneo -un sitio de postal-, sus playas (Levante, Poniente…), el Mirador de la Cruz, sus parques temáticos o su interminable ocio nocturno.
Si no es suficiente, desde la ‘Manhattan del Levante’ podemos hacer interesantes excursiones, para conocer localidades como El Castell de Guadalest (pueblo medieval con castillo incrustado en una gran roca), Altea (para muchos el municipio más bonito de la provincia alicantina), la mencionada Calpe o las casas coloreadas de Villajoyosa.