Un buen día un matrimonio cualquiera se inmersa en un arrebato de sinceridad. Infidelidades, miedos, falsas apariencias… Todo va a saliendo a la luz. ¿Estamos preparados para conocer la verdad?
Este mayo Alejo Sauras (Palma de Mallorca, 29-junio-1979) llega al Teatro Olympia, del día 7 al 12, para interpretar la obra ‘La ilusión conyugal’. Una comedia frenética con un trío de protagonistas en el centro de la acción. Se trata del último proyecto de este consagrado actor que, desde muy joven, se ganó el cariño del gran público con sus trabajos en series de enorme éxito como ‘Al salir de clase’ o ‘Los Serrano’.
Tú ibas para aviador… pero acabaste siendo actor. ¿Cómo se te dio esto?
Cuando yo era chaval lo de ser artista no era una profesión que uno se pudiera tomar muy en serio, ahora las cosas han cambiado afortunadamente en este sentido. Elegí la aviación porque es un tema que siempre me ha gustado mucho. Lo otro era más que un hobby, hasta que me di cuenta que sí había mucha gente capaz de luchar hasta el punto de vivir de esto. Entonces me dije: “Si otros pueden… pues yo también”.
«Me costó darme cuenta que siendo actor también uno se puede ganar la vida»
¿Recuerdas cuál fue tu primer trabajo pagado en la actuación?
Fue en una serie protagonizada por ‘el Fary’ que se llamaba ‘Menudo es mi padre’. Yo hacía de un chaval que se metía en una pelea.
Te cuento la historia. En aquella época yo estudiaba entre semana y trabajaba los findes de camarero. Un día vino una chica al bar que trabajaba en figuración, y me propuso participar en alguna producción. Así que fui un par de veces a caminar por la calle o cosas así.
Hasta que me animó a ir a un casting en los estudios de Antena 3. Yo no tenía nada mejor que hacer así que dije: venga, pues voy para allá. Y resulta que consistía básicamente en pelearse e insultar. Yo soy de barrio, así que me salió bastante natural (risas). Ese mismo día me dijeron que me habían cogido.
Supongo que cuando te empezaste a sentir conocido fue con ‘Al salir de clase’. Además interpretaste a uno de los primeros personajes de adolescentes gays que se hicieron en España.
Eso para mí fue tremendo, de repente era todo distinto. Además yo soy una persona muy de calle que me paso mucho tiempo en el metro o sitios públicos con aglomeraciones. Recuerdo que un lunes me di cuenta de que entraba en un supermercado a comprar vino, y notaba que la gente me seguía.
Fue algo muy impactante, de hecho me fui de allí sin comprarlo porque tenía a treinta personas hablándome. Me agobió tanto que tardé meses en volver a entrar en una gran superficie.
Tuve que cambiar muchos hábitos. Cuando me sentaba en una terraza con amigos a tomar algo, todo el mundo me miraba. Tuvo un punto desagradable, hasta que ya te acostumbras y te das cuenta que la gente lo hace con la mejor intención. Finalmente acabas aceptando que eso forma parte de tu vida, pero la transición fue un poco complicada.
Por esa serie pasaron numerosos actores que empezasteis allí y luego habéis trabajado mucho.
Sí, fue un caldo de cultivo muy grande. Sinceramente cualquier actor que trabaja en una serie diaria tiene un gran mérito, le salga mejor o peor. Porque es un trabajo muy intenso y de una dedicación absoluta.
Ahora las horas están más reguladas, pero antes grababas hasta que terminaras. Es decir que igual entrabas a las seis de la mañana y no salías hasta las seis de la tarde. Llegabas a tu casa a las ocho, y te tenías que poner a estudiar porque tenías otras doce o quince páginas que memorizar para el día siguiente.
«Cualquier actor que trabaja en una serie diaria tiene un meritazo»
Luego entras en ‘Los Serrano’ que fue una serie de más éxito todavía si cabe, y además con un personaje tan entrañable como el tuyo. Imagino que eso ya tuvo que ser casi como convertirte en un Rolling Stone por la calle.
La verdad es que tanto mi etapa en ‘Al salir de clase’ como en ‘Los Serrano’ las disfruté muchísimo. Evidentemente tenía sus partes malas como todo en la vida, pero me costaría encontrarlas ahora mismo. Tuve la oportunidad de aprender mucho con ese reparto tan consagrado. Trabajar con Antonio Resines todos los días era mejor que cualquier escuela.
Entre todas tus películas, ¿hay alguna a la que le guardes especial cariño?
Te diría que ‘Bienvenido a casa’ con David Trueba. Era una película muy bonita. De esas que me gustan a mí que a lo largo de la trama no pasa gran cosa en cuanto a acción, pero todos los personajes aportan pinceladas de la historia que se está contando. Yo la disfruté mucho.
Hablemos de la obra que vienes a hacer en València. ¿De qué trata ‘La ilusión conyugal’?
Es una comedia muy divertida sobre un trío amoroso que se mete en un jardín demasiado grande. De estas cosas que pasan en la vida, que dices: “vamos a hacer esto, que seguro que resulta muy divertido”… pero luego no resulta ser tan divertido (risas).
Llevamos casi un año de gira por España y estamos alucinando porque vamos llenando prácticamente todos los teatros. La gente se parte de risa e incluso muchos se quedan luego para preguntarnos cosas sobre la función dado que algunos aspectos se dejan en el aire, porque queremos que sea el espectador quien llegue a ciertas conclusiones. La verdad es que lo estamos pasando muy bien.
«‘La ilusión conyugal’ es una comedia con un humor ácido que va a toda leche»
¿Qué tipo de humor se desarrolla en esta obra?
Es una comedia muy ácida y rápida. El texto va a toda leche, hasta el punto de que si bajáramos las revoluciones de la función a un ritmo normal de conversación probablemente duraría el doble. Es un humor muy hiriente. Mi personaje lo pasa muy mal, pero yo me divierto mucho.
¿Hasta qué punto crees que debemos ser totalmente sinceros en una relación amorosa? ¿Es positivo decirnos ciertas cosas, o sería un cajón desastre?
No creo que sea positivo ser completamente sinceros en nada de la vida (risas). Nos hemos creado una sociedad en la que nos va bien así, y es cómo funcionamos. Hay ciertos aspectos en los que sí es muy importante ser sincero, pero con los sentimientos mentimos muchísimo. Si ya nos engañamos mucho a nosotros mismos, pues imagínate a los demás (risas).
¿Qué tal está siendo trabajar con tus compañeros de reparto Alex Barahona y Ángela Cremonte?
Muy bien. Con Álex ya había trabajado en ‘Los Serrano’, somos muy amigos desde entonces y teníamos muchas ganas de volver a actuar juntos así que vimos que esta era una oportunidad perfecta.
Ángela Cremonte es una apuesta del director. Yo personalmente no la conocía ni había trabajado con ella, y la verdad es que ha sido todo un descubrimiento. Es muy divertida y nos lo pasamos muy bien. Es una grandísima actriz.
«València viene a ser mi segunda ciudad. Tuve incluso mi época de fallero»
¿Cómo es tu relación con València?
Llevo media vida entre Madrid y València, prácticamente es mi segunda ciudad. De joven estudié inglés aquí porque mi grupo de teatro, en el que estaba entonces, tenía una escuela de idiomas por esta tierra.
Así que me pasé muchas temporadas e incluso me hice fallero durante mucho tiempo. ¿Qué mejor plan que meterte en una falla cuando llegas a València? (risas).
¿Tienes algún otro proyecto a corto plazo ya sea en teatro, cine o televisión?
Acabo de terminar el rodaje una película llamada ‘Hotel Bitcoin’, que también es una comedia muy divertida. Trabajan Canco Rodríguez, Marta Hazas y Pablo Chiapella. Se estrenará en cines en unos tres o cuatro meses.
Me confieso fan acérrimo de ‘Citas’. He leído que se va a estrenar una nueva temporada y creo que tu personaje tenía aún mucho recorrido. ¿Vas a volver a salir?
No creo, porque son capítulos independientes. Es verdad que algunos personajes repiten, pero por el momento a mí no me han llamado (risas). Yo desde luego lo haría encantado.
Fue un trabajo que disfruté muchísimo y me dio mucha rabia que fuera tan cortito. Me habría gustado pasar más tiempo allí, porque tienen un equipo maravilloso y hacen unos capítulos increíbles. Así que ojalá me llamaran.