Es uno de los grandes problemas que los políticos deberán afrontar de manera inmediata: los centros de día. La población envejece, la natalidad decrece y todo parece indicar que la gestión pública deberá dirigir sus esfuerzos para dar respuesta a una sociedad que cada vez vive más años pero que, por cambios económicos y sociales, provoca que sus mayores no sean igual de atendidos que hace décadas.
La provincia de València, según datos de Conselleria, dispone actualmente de 111 centros de día (3.305 plazas) que ofrecen servicios con carácter diurno a las personas mayores. Las residencias de ancianos se pueden clasificar según diferentes criterios. Por un lado se pueden dividir según su tamaño, la temporalidad de la estancia, el tipo de asistencia que ofrecen y su especialización.
Sin embargo, la clasificación principal de los geriátricos se hace por su titularidad. Según este criterio, se pueden distinguir tres tipos de residencias de ancianos en España: públicas, privadas y concertadas. El Consell ofrece un listado por provincias y en la de València sólo aparecen media docena ubicados en el municipio de València ciudad (en el poblado de Carpesa, y en las calles Andreu Alabarta, Tres Forques, Azagador de Alboraya, Recaredo y Baja).
¿Cómo acceder a las públicas?
Los requisitos para poder optar a una plaza en una residencia de ancianos de carácter público son varios. Entre ellos aparece estar empadronado o residir en el municipio donde se vaya a solicitar el centro, formar parte del sistema público de pensiones o, al menos, tener el derecho de prestaciones sociales.
Además de esto, hay que tener más de 65 años (en casos de dependencia moderada o severa, se permite el acceso con 60 años) y estar designado como persona dependiente médica o social. No hay que estar sancionado con anterioridad en ningún otro centro público, y no se ha de ser portador de ninguna enfermedad de carácter contagioso.
Se pueden dividir según su tamaño, la temporalidad de la estancia y el tipo de asistencia
La figura del trabajador social
Una vez cumplidos los requisitos, se debe tramitar una cita con el centro de Servicios Sociales de València. A continuación se asigna un trabajador social que acudirá al domicilio para comprobar la documentación y evaluar el grado de dependencia (capacidades cognitivas y físicas).
“Nosotros logramos que a mi madre le dieran plaza en un centro de día, pero tenemos que cruzar los dos toda València en autobús para dejarla antes de irme a trabajar”, declara a este periódico Sebastián Grau.
Un trabajador social acude al domicilio para evaluar el grado de dependencia de la persona
Privada y concertada
Los geriátricos privados son centros que reúnen las mismas condiciones que los públicos y ofrecen servicios de gran calidad. Estos centros, al igual que los públicos, pueden estar especializados en diferentes tipos de patologías. La principal diferencia entre ellos es el precio.
Y es que el importe que paga el usuario de las residencias privadas lo establece la propia empresa. Conviene también recordar que lo que se paga en una residencia pública es lo mismo que se paga por una plaza concertada en una residencia privada. En estos casos, el residente paga en función de la pensión recibida.
Otra diferencia importante entre privadas y públicas es la lista de espera. De este modo, si en las residencias públicas la espera puede ser muy larga, en las residencias privadas la ejecución de la plaza es casi de manera inmediata, salvo que haya alguna pequeña lista de espera.
Hay tres grados de dependencia que van a influir en las prestaciones que se puedan recibir
Solicitar ayudas
El familiar que finalmente incorpora a su anciano a un centro privado y que, por circunstancias económicas ve limitados sus ingresos puede concurrir a ciertas ayudas. Éstas se encuentran en la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia (más conocida como Ley de Dependencia).
Para poder solicitar esta ayuda es necesario cumplir dos requisitos. En primer lugar, es necesario que el mayor se encuentre en situación de dependencia de carácter no reversible. En segundo lugar, es necesario haber residido en la comunidad autónoma donde se solicita la ayuda y, también, haber residido al menos durante cinco años consecutivos en España.
El grado de dependencia
Este grado de dependencia resulta clave en el proceso de solicitud de plaza. Como hemos explicado al principio de este reportaje, lo valora la Administración mediante un profesional del Servicio de Valoración de la Dependencia, que visita el domicilio del mayor para realizarla. Existen tres grados de dependencia que van a influir en las prestaciones que pueda recibir el solicitante.
El primer grado corresponde a quien conserva la autonomía personal y necesita algo de ayuda para las tareas diarias. El segundo es aquella persona que empieza a tener dificultades severas para realizar las actividades cotidianas y necesita cuidados de manera intermitente. El grado tres es aquella persona que debido a una pérdida total de autonomía necesita de apoyo continuado para el desarrollo de las actividades cotidianas.
Una vez determinado el grado de dependencia ya es posible acceder a las prestaciones de la Ley de Dependencia, las cuales pueden ser de dos tipos: asistenciales o económicas.