Entrevista > Gonzalo Suárez / Regatista del CN de Altea
Dentro de cuatro años, en 2028, los Juegos Olímpicos se celebrarán en Los Ángeles (Estados Unidos), y allí reside ya el sueño del jovencísimo regatista alteano Gonzalo Suárez, uno de los muchos diamantes en bruto que en los últimos años se han ido puliendo en la cantera del Club Náutico (CN) de Altea.
A sus veintidós años, Suárez ha sido incluido en el equipo preolímpico del que, a lo largo de la ya iniciada Olimpiada, la Federación Española de Vela irá haciendo descartes para acabar eligiendo al representante español en la clase ILCA 7. Será, como él mismo reconoce, un camino largo y difícil, pero él, junto a otras siete promesas de la vela nacional, ha aceptado el reto y ha comenzado ya el trabajo para poder cumplir su sueño olímpico y, con él, regalarle a Altea el poder tener a uno de sus vecinos en la cita más importante del deporte mundial.
¿Cómo suena eso de que podría haber un representante alteano en Los Ángeles 2028? ¿Cómo se le pone a uno el cuerpo?
Bueno, con muchas ganas de que, en vez de palabras, sea un hecho; de poder estar allí de verdad.
«El ILCA 7 es un barco en el que prima, sobre todo, el trabajo físico»
Por el momento, has dado ya el primer paso, que es entrar en el equipo preolímpico para esa gran cita deportiva dentro de todavía cuatro años. Eso, y más en el deporte, es un periodo muy largo. Para que, como dices, no sean sólo palabras, sino un hecho, ¿qué tiene que ocurrir en este periodo?
Con el plan de la Federación Española de Vela hay unos criterios que cumplir y que se dividen entre los cuatro años del ciclo olímpico. Los dos primeros son de clasificación del país. Luego, el tercer año, será el momento de elegir al representante del país, que en este caso sólo es uno. Luego, el último año, ya será el momento de encarar los Juegos Olímpicos.
Todo ese proceso lo vivirás regateando en la clase ILCA 7. Cuéntame cuál es el concepto de ese barco.
Es un barco individual que tiene una vela de siete metros cuadrados. Anteriormente se llamaba Láser, nombre por el que sigue siendo más conocido. Es un barco en el que prima, sobre todo, el trabajo físico.
En este tipo de barcos, más allá del táctico y el técnico, el trabajo físico es muy importante, y es algo que trabajamos tanto en el agua como en tierra.
Con la vela, como sucede en los deportes de motor, para la mayoría es complicado entender ese componente físico que requiere manejar un barco. ¿En qué consiste?
Principalmente, el trabajo físico que hacemos en el barco suele ser en el rumbo de ceñida, que suele ser el que más se acerca al viento y supone estar colgado fuera del barco de piernas hacia arriba. Desde el culo hacia arriba, va todo suspendido hacia afuera del barco y eso lleva mucho trabajo tanto de core como de piernas, para aguantar el máximo tiempo en esa posición.
«Tuve la suerte de aprender en la bahía de Altea, y luego también en otros lugares; gracias a la competición he podido viajar»
Otra cuestión fundamental en el mundo de la vela es la capacidad de adaptación a las circunstancias. No sólo porque las condiciones de una regata son muy cambiantes, sino porque uno debe de ser capaz de predecir roles de viento y la propia evolución de la competición. ¿Cómo se aprende eso desde pequeño?
Tuve la suerte de aprender aquí, en la bahía de Altea, con diferentes vientos, y luego también en otros lugares, porque gracias a la competición he tenido la oportunidad de poder viajar. Con toda esa experiencia se aprenden los patrones de viento.
Pero luego vas a Atenas, donde no has estado nunca antes, y esos patrones son muy distintos, y tienes que saber entenderlos.
Al final, esa es la experiencia que te da el competir en otros lugares, tanto en tu casa como en cualquier otro sitio. Y también todo el trabajo previo a las regatas, porque justo antes de empezar a competir se analiza el viento, la dirección, el sol, el calor que hace… todos los factores externos que puedan afectar los intentamos analizar, y luego se hace un planteamiento de cara a la prueba.
Ya con toda la información que tienes, creas ese plan y luego, sobre ese plan, mientras compites, las variantes que te puedan ir llegando nuevas, las vas adaptando.
Barcelona acoge estos días la America’s Cup, que es una de las grandes citas de la vela. Aunque parezcan disciplinas muy distintas, todos los grandes regatistas de esa competición han salido de las clases olímpicas. ¿Te gustaría dar el asalto en el futuro a ese tipo de competiciones?
Primero me centro en ese objetivo de 2028, pero nunca descarto añadir otras disciplinas, como pueden ser los cruceros, la America’s Cup o cualquier competición en la que se pueda aprender del mar o del entorno. Estoy abierto y de cara al futuro, más. Pero eso será después de 2028.
«Primero me centro en ese objetivo de 2028, pero nunca descarto añadir otras disciplinas»
En ese sentido, qué te llama más: una regata tipo Vendée Globe en solitario, la Ocean Race o la America’s Cup.
La America’s Cup me atrae mucho, porque son regatas cortas, en las que la táctica en ese momento es muy importante. Pero la vuelta al mundo y todo eso me parece fascinante y no lo descarto. Me gustaría dar mi opinión sobre cómo es, pero como no lo he podido vivir aún, ahora mismo no puedo responderte a eso.
Las 200 millas a2 de Altea, ¿las has hecho alguna vez?
Nunca las he hecho, pero las haré. Tendré que apuntarme. Estoy cien por cien seguro.
¿Cómo empezaste a navegar?
Empecé haciendo un curso, que en el Club Náutico de Altea se llama Curso de Iniciación a la Vela. Se hace en un barco que se llama La Gamba, un barco de grupo. Lo hice en una semana y nada más lo terminé empecé a navegar en Optimist, y tras un año ya estaba obsesionado con la vela.
La siguiente temporada empecé a competir y tras dos o tres años más, ya me pasé a Láser. Luego pasé a Radial y empecé a despuntar un poco, yendo a un Mundial y al Europeo Sub-19.
«Me atrae mucho la America’s Cup, porque son regatas cortas, en las que la táctica en ese momento es muy importante»
Cuando hablamos de esos primeros pasos en el mundo de la vela, hay un miedo, siempre infundado, que comparten padres e hijos: el primer vuelco. Supongo que eso es como las caídas de la bicicleta. Una vez superada la primera vez, ya se sabe lo que es.
Exacto, la verdad es que eso también depende de los niños. Unos tienen más miedo, otros menos. Pero al final, volcar es algo natural, como caerse con los patines o caerse al jugar al fútbol, solamente que te caes al agua. Es verdad que impresiona, porque el barco se ha dado la vuelta, pero no es nada más que eso, meterse un chapuzón y volver a navegar.
¿Tienes algún recuerdo de tu primera regata?
Claro. Mi primera regata fue en Valencia, donde iba de entrenador un amigo mío que se llamaba Juan Arándiga. Fue bastante impactante para mí, porque era la primera vez y nos hospedábamos allí, por la lejanía del sitio y los horarios que se llevan. Y nada, fue una regata que me marcó bastante.
¿Y de la primera victoria?
De la primera victoria la verdad es que no me acuerdo, pero la que más recuerdo es la Copa de España que se hizo en Altea, donde gané mi primera placa de campeón de España en categoría Sub-21.
La recuerdo con mucho cariño, no sólo porque fue en el Club Náutico de Altea, sino porque también navegué con mis hermanos y con gente a la que quiero bastante.
«Nunca he hecho las 200 Millas a2, pero las haré. Tendré que apuntarme. Estoy cien por cien seguro»
La temporada se ha terminado y estáis ya pensando, evidentemente, en la próxima campaña, la de 2025. ¿Cuáles serán tus principales objetivos?
Bueno, al ser la primera parte del ciclo olímpico, el primer objetivo es, después de que la Federación Española ponga las bases o los criterios para mantenerte dentro de ese equipo olímpico, fijar las metas que aseguren tu permanencia en él, porque cada año son más exigentes. Entonces, tienes que ir cumpliendo esos criterios para mantenerte.
¿Será la Federación la que te marque el calendario y las citas fijas, o podrás buscar esos criterios en el calendario que tú elijas?
Principalmente es la Federación Española la que pone el calendario, obviamente con las regatas objetivo, que son las más importantes, no solamente para el deportista, sino para el global de España como equipo olímpico.
Además de eso, yo, junto a la Federación Valenciana y al Club Náutico de Altea, siempre intentamos añadir a ese calendario regatas de interés o cosas que puedan sumar a ese objetivo, ya no solamente mío dentro de la Federación Española, sino personal, para despuntar entre el equipo.
Aunque entiendo que todavía no tienes los detalles de ese calendario, ¿dónde te gustaría triunfar?
Puestos a soñar, en Mallorca se realiza una World Cup que se llama el Trofeo Sofía y es una regata muy prestigiosa, que es la primera de la temporada, a la que toda la gente del mundo que está metida en el meollo de los Juegos Olímpicos viene.
«La victoria que más recuerdo es la Copa de España en Altea, donde gané mi primera placa de campeón de España en categoría Sub-21»
Cada año pasas unos doscientos días fuera de casa. ¿Cuesta estar tanto tiempo separado de la familia y de tu gente?
Es algo a lo que, más o menos, te vas acostumbrando, porque con los planes anteriores de otros años ya pasaba un gran número de días fuera de casa. No tantos, eso es verdad. Esto va a ser nuevo, porque ya es dedicarse casi profesionalmente a este objetivo de estar en los Juegos.
Por desgracia, dedicarse profesionalmente a la vela no es sinónimo de poder vivir de ello. En tu caso, con veintidós años, sigues estudiando. ¿Cómo llevas compatibilizar esa exigencia deportiva con los estudios?
La verdad es que es un poco caos. Sobre todo ahora, al principio del curso, porque toca hablar con los profesores, analizar el calendario, mirarlo, organizarse… Hay que planificar con los profesores para ver hasta qué punto te pueden aportar su granito de arena, que en este caso es poder mover las prácticas o las teóricas.
¿Y ayudan?
Sí, de hecho es como una obligación, por así decirlo. Al ser deportista de élite, tienen que adaptarse un poco a mis necesidades. Entre todos tratamos de montar un planteamiento de curso para que pueda cursarlo de la manera más compatible posible con el deporte.