Entrevista > Rodrigo Guigó / Músico (Cartagena, Murcia, 6-octubre-1981)
El percusionista Rodrigo Guigó nació en Cartagena casi por casualidad, “debido a cuestiones laborales de mi padre”, pero lleva más de dos décadas en nuestro municipio y se siente “alcoyano por los cuatro costados, circunstancia que he elegido”.
Poco después de su llegada a Alcoy se incorporó a la Orquesta Sinfónica, de la mano de los ilustres Gregorio Casasempere y Rafael Ferrándiz. Siente la entidad como una familia, sumamente comprometido, y desde 2016 ejerce asimismo de director de la Orquesta Joven.
Como buen músico, Guigó tiene claro que el elemento principal de un concierto “es el público, por encima del compositor y los intérpretes”. Nos desvelará el funcionamiento de la orquesta, plenamente amateur, y sus inmediatos proyectos.
¿Por qué te haces músico?
Se trata de una historia que descubrí recientemente: siendo yo un crío, con apenas ocho años, vivía con mis padres en Xixona y me llevaron a un concierto de percusión. Ese espectáculo, de lo mejor del planeta, estaba organizado por Joan García Iborra, también director del Conservatorio de Alicante.
Me quedé tan fascinado que nada más salir les cogí de las manos y les dije que quería ser percusionista. Esa anécdota no la recordaba en absoluto y me la explicó hace poco mi madre, que reside en Tarragona.
Y anteriormente, ¿qué pensabas?
Resulta que mi abuelo paterno fue el director de la banda de música en Cofrentes y pensaba que mi deseo musical procedía de ahí, pero realmente apenas tuve relación con él. Imaginaba que mis padres me habían apuntado a música, pero lo pedí yo.
«Joan García Iborra fue vital desde que empecé hasta que acabé la carrera de músico»
¿Dónde te formaste?
Como decía, vivíamos en Xixona y el director de la banda, el mencionado García Iborra, fue vital desde que empecé hasta que finalicé la carrera de músico; se puede decir que ha sido un tutor, en muchos sentidos. Mi padre le identificó como buen maestro y decidieron apuntarme, al verme tan motivado.
Por circunstancias Iborra abandonó Xixona, pero yo seguí estudiando, siempre con excelentes profesores. Primero hice percusión y guitarra, todo el grado elemental, y al incorporarme al conservatorio fui a Alicante, coincidiendo de nuevo con Joan.
Hablemos de la Orquesta Sinfónica. ¿Cuándo entras en ella?
Mi vida se puede contar también por la gente que me he topado, porque he tenido mucha suerte. A mi llegada a Alcoy, con apenas veinte años, conocí a dos personas que fueron cruciales, también decisivas en el aspecto humano.
Me refiero a Gregorio Casasempere (pianista, director de orquesta…) y Rafael Ferrándiz, una referencia en el mundo del teatro. Hoy ya les considero amigos, tras ser profesores y tutores. Fueron ellos los que me comentaron la existencia de una orquesta amateur, con músicos profesionales y de mucho nivel.
«Dirigir el concierto de Santa Cecilia fue especial, con una iglesia de San Mauro llena»
¿Qué cargo desarrollas?
Obviamente soy uno más en la orquesta, como cualquier otro, aunque también es cierto que fui vicepresidente en la anterior junta directiva, echando una mano dentro de mis posibilidades. Igualmente, desde 2016 soy el director de la Orquesta Joven de Alcoy, muy vinculada a la Sinfónica.
Para mí ha sido una suerte poder estar estos años con los chicos, conocer esa doble vertiente: el aspecto artístico y el de formación. Me he sentido un privilegiado, porque me encanta trabajar con ellos, ver cómo mejoran, lo disfruto mucho.
¿Cuál es el baremo de edad de los jóvenes?
Hasta hace poco, los chicos entraban desde el momento que habían acabado el grado elemental hasta que estudiaban el superior o habían acabado la carrera, incluso.
En la actualidad, debido a que la orquesta ha creado una academia de cuerda, hay una franja de edad todavía más amplia, con una sección un poco más infantil y otra más juvenil, compuesta por músicos más experimentados.
«Soy también el director de ‘La Xafigà’, dolçainers de Muro, y de la SM Mestre Orts de Gaianes»
¿Cómo fue el concierto de Santa Cecilia que dirigiste?
¡Muy bien! Tuvo lugar en la iglesia de San Mauro, una de las más grandes de Alcoy, y estaba a tope. Para mí fue una explosión de sentimientos increíble, después de veinte años en la orquesta. Tenía frente a mí a mis compañeros, pero sobre todo a mis amigos. Resultó tremendamente especial, también por ser el primer concierto de la orquesta que no dirigía Gregorio, durante más de cuarenta años su director. Había mucha expectación.
Gracias a su amistad, me sentí respaldado por su figura; esas personas que decía anteriormente, tan maravillosas, me han sabido transmitir esa tranquilidad y poso.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Dentro de poco dirijo el estreno musical del compositor Mario Roig; he comenzado como director de ‘La Xafigà’, el primer grupo de dolçainers de la Comunitat Valenciana, y sigo como máximo responsable de la Sociedad Musical (SM) Mestre Orts de Gaianes.