Se apagan los ecos del verano. El otoño, que entró el pasado 22 de septiembre y se quedará con nosotros hasta el 21 de diciembre, sopla cada vez con menos calores, especialmente en las noches, y notablemente en el interior. Noviembre comenzó, en Todos los Santos, agasajando ánimas y recuerdos, y continuará algo parco en fiestas, sin perder comba, de todas formas, con las celebraciones.
De las ferias de otoño, antes abundantes por toda la Comunitat Valenciana, prácticamente solo queda la de Cocentaina (El Comtat), ya que la mayoría ha ido reaposentándose durante otras épocas, el verano sobre todo, pero también septiembre. De media, los días cuentan ocho horas, las noches dieciséis. Ya no apetece tanto el jaraneo al aire libre, pero sigue habiendo, en el ánima agraria de nuestras localidades, motivos para dar gracias. Y prevenir.
Ciudad multifestera
Comienzan a caer las hojas de los árboles, en especial durante el prenavideño noviembre. A veces llueve, a lo torrencial, en ocasiones molestando con pedrisco. Comienzan a brotar las plantas de invierno. Las aves migratorias nos sobrevuelan. Se cosechan cítricos, acelgas, lechugas, nabos, zanahorias. Y en aguas dulces o saladas toca pescar anguilas, boquerones, calamares, doradas, mújoles o el tiburón ‘gatet’.
En tierra, ya lo decíamos, aún toca festejar. Como en la multifestera Benidorm (Marina Baixa), que este mes oferta, de nuevo, gran menú, comenzado el 9 con los agasajos a Nuestra Señora de la Almudena, patrona de la Archidiócesis de Madrid, precisamente en la denominada Colonia Madrid, sembrada entre los sesenta y setenta por familias de la capital estatal.
Las patronales benidormenses aprovechaban el fin de las faenas pesqueras
Tras la almadraba
También hay una Festa La Carxofa el 16, con una especie de alcachofa o magrana, que aquí se quema. Pero esto también define una serie de actividades, como los típicos ‘bollos’, para degustar, que acompañaban lo anterior. Si tenemos hasta sardinada. No obstante, el plato fuerte, del 9 al 13, lo marcan las Fiestas Mayores Patronales.
Los festejos en honor a la Virgen del Sufragio o Naufragio (la talla sobrevivió en 1740 a la quema de la embarcación que la contenía, que arribó sin tripulación), establecidos a partir de 1930, se celebran en noviembre. ¿Por qué? Por una razón que arraiga con el pasado fuertemente pesquero benidormense: era justo cuando terminaba la faena en la almadraba (generalmente donde se pescan atunes, por cierto).
Jaume I vio la cruz de San Andrés antes de conquistar Almoradí
Legado sacro
La hoy Babel turística no es la única localidad de la Marina Baixa donde se desarrollan unos festejos patronales. En l’Alfàs del Pi se ofrenda al Crist del Bon Encert. La imagen original era un Cristo de la Agonía que recordaba al Cristo de Vergara, talla barroca creada en 1622 por el escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627). ¿Cómo llegó a las manos del cura alfasino Pascual Baldó Orozco (1807-1868)?
Este oficiaba en la iglesia valenciana de la Santa Cruz. Allí fue confesor de Josefa de Juanes Francesqui, quien al fallecer, en 1853, legaba esta imagen al religioso. Y este la remitiría a su patria chica. Por supuesto, esta historia, ya desgranada desde estas páginas, está muy resumida. Como deberemos resumir la de San Andrés, patrón de Almoradí (Vega Baja), cuya aspa de tormento, conmemorada el 30, figura en el escudo de la localidad.
Para celebrar Santa Cecilia hay más de medio millar de bandas
Aspas y música
La leyenda la sembraba el mismísimo rey Jaume I (1208-1276) en su toma de Almoradí de manos muslimes. La noche anterior al 30 de noviembre de 1265, cuando conquistaba la plaza, el monarca veía unas aspas doradas en el cielo, que interpretó como una señal del mismísimo Andrés el Apóstol (siglo I), y como símbolo de buen augurio que para él y sus tropas se cumplió. Pero no acaban aquí los festejos.
Noviembre también es el mes en que se agasaja a Santa Cecilia, la santa italiana Cecilia de Roma, nacida posiblemente el año 180 y decapitada el 22 de noviembre de 230, tras intentar ejecutarla de diversas formas. Patrona de la música por una mala traducción de las ‘Actas de Santa Cecilia’, encontradas en el 480: ella alababa al Señor mientras sonaban los instrumentos, pero luego leímos: “cantaba acompañada por un órgano”.
Veteranas bandas
En todo caso, bien va para celebrarlo por la Comunitat Valenciana, donde en 2021, según la Confederación Española de Sociedades Musicales (COESSM), en cuenteos de entonces, por aquí sonaban ya 533 bandas, y ha ido en aumento. Rara es la localidad en que no exista al menos una formación musical, siquiera asociada. Por lo que se sobreentiende que ese día, al menos, puede haber actos melódicos por doquier.
Aquí las podemos encontrar oficialmente en El Comtat (Alfafara) o l’Alacantí (Agost). Pero no obviemos otras como las de Elda (Vinalopó Medio), cuya Asociación Músico Cultural Eldense Santa Cecilia goza de primeras referencias en 1822. O La Nucía (Marina Baixa), cuya Unió Musical La Nucia sopló en agosto 43 velas. O en Orihuela (Vega Baja), donde la celebración suele agrupar a formaciones jóvenes y veteranas, como la Unión Lírica Orcelitana, sembrada en 1941. Una vez más, ¿será por fiestas?