David Payá / Músico
Son numerosos los esfuerzos y sacrificios que ha debido realizar David Payá (Castalla, 28-octubre-1985) para alcanzar uno de sus mayores sueños, dirigir una entidad del rigor del Ateneu Musical de Villajoyosa. De adolescente, de hecho, ya tenía claro que su destino era la docencia. “Soy maestro de vocación”, sostiene.
Trayectoria envidiable
La música le ha regalado un sinfín de virtudes, como la capacidad para afrontar retos y “un espacio para poderme realizar y sentirme en plenitud”. Su trayectoria, asimismo, es mucho más que envidiable, tras dirigir anteriormente las asociaciones musicales de Busot, Cocentaina y Ontinyent.
“Parece que el trabajo de los últimos tres lustros va cogiendo forma”, indica, satisfecho. Entre sus retos más inmediatos, los conciertos de Santa Cecilia (24 de noviembre) y Navidad (15 de diciembre), además de diferentes conferencias que impartirá el próximo año.
¿Tu talento musical de dónde surge?
Sin antecedentes musicales en mi familia, desde bien pequeño me interesó: con ocho-nueve años comencé a estudiar en Castalla; primero la percusión, pasando seguidamente a la trompeta, instrumento que me agradaba más.
Me lo tomé más en serio y estudié muchísimo, con la intención de ser maestro. La música también encajaba con mi forma de vida: era una actividad que me venía muy bien y gracias a ella soy la persona actual.
¿Te hubieras imaginado una vida diferente?
Es difícil, porque estoy muy aferrado a la música y siempre he querido saber hasta dónde podía llegar. Sin ella posiblemente hubiera tenido también una vida muy activa, porque me apasiona hacer nuevos proyectos, sin temor a nada: me gustan los retos.
¿Quién ha sido clave en tu evolución?
El que más me ayudó en mi etapa como director fue Ignacio García Vidal, mi mentor, un maestro con el que conecté de verdad. Comprendí cómo se deben hacer las cosas y me puso en compromisos, curtiéndome de cara al futuro.
Por desgracia, he conocido profesores con falta de profesionalidad y que no te ayudan a mejorar, tras invertir tiempo y dinero. Como maestro prefiero indicar las cosas con claridad, sin engañar a nadie, pese a los problemas que me pueda ocasionar. No me gusta seguir las modas.
«La música encajaba con mi forma de vida y, sin duda, gracias a ella soy la persona actual»
¿Cómo llegas a director de banda?
Ha sido un proceso. A principios de siglo, siendo alumno, apreciaba aspectos del director que no me agradaban, especialmente el trato. Los jóvenes de entonces queríamos experimentar, ir probando y no nos dejaba.
En el conservatorio me apunté a la asignatura (optativa) de dirección. Empecé a ver un mundo que no conocía y nació la idea de que, si algún día llegaba a ser director de una banda importante, estaría a la altura de lo que la gente necesita: ser más empático, menos rígido, adaptarme a las nuevas realidades…
¿Desde cuándo estás en el Ateneu de Villajoyosa?
Es mi segundo curso, aunque anteriormente he dirigido en Busot, mi primera experiencia, Cocentaina y Ontinyent. De igual forma, he sido director invitado en diferentes bandas de Alicante, Granada e incluso Gran Canaria.
¿Qué tipo de director eres?
Muy volátil, es decir, no tengo miedo a dirigir el repertorio que sea. Algunos prefieren especializarse en una corriente u otra, mientras a mí me ha tocado hacer conciertos de todo tipo: didácticos, complicados o extraordinarios, como en las Cuevas de Canelobre.
Por mi casuística me considero muy adaptable, con ambición de crear nuevas puestas en escena, como el proyecto ‘Tears of Silence’ para reivindicar a Lusa Montllor, mujer compositora de mi pueblo. También confeccionar mis propios conciertos didácticos con el ensemble Lumine, para trabajarlos en las aulas.
«Me considero un director muy volátil, adaptable, sin miedo a afrontar cualquier repertorio»
La tuya es una vida exigente, estresante.
En mis primeros años sufría mucho, pero cambié la mentalidad y, sobre todo, el enfoque de cómo tomarte las cosas. He ido aprendiendo a saber gestionar mi tiempo, que es lo más valioso que tenemos.
Intento prevenir el trabajo con varios meses de antelación, los conciertos, mi labor en Villajoyosa e igualmente mi trabajo como profesor del colegio Madre Felicidad Bernabéu de Ibi.
¿Qué sueños te quedan por cumplir?
Querría continuar dirigiendo durante muchas décadas más, conocer excelentes músicos y afrontar nuevos retos, con el deseo de seguir dignificando la música. En La Vila, al contar con una banda de primerísimo nivel, se pueden hacer proyectos de índole profesional.
¿En qué estás focalizado?
Como avanzaba, debo anticiparme, y hoy en día estoy estudiando el repertorio que ofreceremos en abril. Es posible que en febrero haga lo propio con el de octubre, y así sucesivamente.
Todo ello es por mi perfil educativo, que no es habitual, porque un director normalmente no da clases. Estoy en el mejor momento de mi carrera, consolidando el director que anhelaba ser.