Entrevista > Fernando Navarro / Arqueólogo (Villena, 8-septiembre-1986)
El arqueólogo local Fernando Navarro ha trabajado en los trabajos de supervisión de unas obras de reurbanización en la calle José Zapater, durante las cuales se descubrieron tramos ocultos de la muralla del Castillo de la Atalaya. Un descubrimiento que, tras su análisis, arroja importantes novedades, como la construcción en cremallera del trazado para dificultar el ataque enemigo y ahorrar en su construcción.
Un estilo de defensa ‘en zigzag’ sobre el que el gran José María Soler ya realizaba hipótesis en una de sus publicaciones en los años ochenta, y que gracias a este apasionado de la prehistoria podemos conocer en profundidad.
Siete siglos después de su construcción han aparecido restos de una muralla desconocida del Castillo de la Atalaya, ¿cómo se produjo el hallazgo?
Fue en la calle José Zapater, antigua calle del Muro, tenía todos los puntos para mostrar restos de la muralla medieval. Hace un par de años, un sondeo arqueológico realizado en una vivienda en construcción documentó la presencia de otro pequeño tramo.
La sorpresa vino cuando la excavación de una zanja a la altura del número 33, donde la calle genera una curva para dirigirse hacia el castillo, se topó con una estructura de mampostería. Tenía más de un metro de altura y sólo podía corresponder con el zócalo de la muralla. Su trazado no se correspondía con el de la línea de fachada de una casa donde se vieron restos de la muralla, y fue necesaria una excavación arqueológica.
¿Qué importancia tiene la aparición de esta nueva muralla?
Hasta ahora se tenía constancia de la presencia de la muralla a partir de pequeños tramos conservados o documentados en trabajos anteriores.
Ahora hemos tenido la oportunidad de llevar a cabo una excavación en extensión, documentando más de setenta metros longitudinales de muralla con un trazado en cremallera, que no se había hecho hasta ahora. En ella los tramos de muralla se adosan formando esquinas, que ponen de manifiesto la magnitud de un hito arquitectónico de máxima relevancia como elemento defensivo.
«Hemos realizado una excavación documentando más de setenta metros de trazado de muralla en cremallera»
¿Cuál creéis que sería su recorrido completo en la ciudad?
Sería un recorrido completo de la muralla que es como un puzle del que, aunque se han conseguido muchas piezas, todavía faltan otras tantas.
El tramo de muralla documentado se corresponde con su trazado septentrional, que, desde un punto cercano a la puerta del Castillo, discurre por la calle José Zapater en dirección a la Puerta de Almansa. Desde allí seguiría hasta Corredera y Maestro Caravaca, donde Soler hablaba de restos de muralla documentados durante el derribo del bar de Pere El Cafetero.
En estas obras del casco antiguo, ¿cuál ha sido tu trabajo?
El casco histórico de Villena es un Bien de Interés Cultural, por lo que las actividades que se realicen en él están sujetas a unas medidas de protección, y además hemos vigilado los movimientos de tierra realizados. Cuando se documenta la presencia de elementos arqueológicos, se procede a su excavación, con el objetivo de evitar que el patrimonio cultural se vea afectado.
«Soler es un gran referente en arqueología, y muchos años después sus trabajos siguen siendo de obligada consulta»
Hace años el gran José María Soler ya intuyó esta muralla, ¿verdad?
Soler es un gran referente en arqueología y muchos años después, sus trabajos siguen siendo de obligada consulta para cualquier trabajo de documentación previo. En una publicación de los años ochenta plasmaba un hipotético recorrido de la muralla. Hablaba también de restos de muralla en zigzag en la parte trasera de la plaza de Santa María, la disposición en cremallera documentada en esta última excavación.
¿Consideras importante proteger y poner en valor nuestro patrimonio?
Por supuesto, debemos velar siempre por evitar su destrucción y no privar a generaciones futuras de su derecho a disfrutar de ese patrimonio cultural. Mucha gente no valora en absoluto los restos arqueológicos, suelen ser piedras que la mayoría de veces molestan. Sin embargo, la destrucción de estos restos está eliminando para siempre conocimiento y memoria de sociedades pasadas.
Como arqueólogo has excavado en el yacimiento del Cabezo Redondo. ¿Qué hace especial este enclave?
Es un yacimiento excepcional, se trata de uno de los poblados de mayor relevancia de la Prehistoria de la Comunidad Valenciana. Un asentamiento que en un momento de la Edad del Bronce se erige como núcleo de control en las tierras del Vinalopó. Cuenta con un grado de conservación difícil de comparar, documentando estancias que a modo de pequeñas ‘Pompeyas’ han permanecido como cápsulas en el tiempo.
«Mucha gente no valora en absoluto los restos arqueológicos, suelen ser piedras que la mayoría de veces molestan»
Y como amante de la historia que eres, ¿cuál es tu época favorita? ¿Por qué?
Me decanto por la Prehistoria, aunque es un poco trampa porque es un periodo muy largo. Es una etapa que solo conocemos a través de los restos materiales que podemos encontrar, y es fascinante la cantidad de información y conocimiento que se puede generar para acercarnos a estas sociedades.
Un álbum que nos alumbra un mundo totalmente distinto…
Realmente es el campo en el que estudiar unas transformaciones sociales, aparentemente básicas o simples, pero de gran calado, que nos llevan desde los grupos nómadas de cazadores o recolectores. Narran su encuentro con los primeros agricultores neolíticos hasta la formación de las primeras estructuras estatales en la Edad de los Metales; apasionante.