Entrevista> Priscila Barrera Verdeguer / Psicóloga y Neuropsicóloga clínica (Torrevieja, 24-junio-1986)
Cada Navidad, un niño recibe de media más de diez regalos entre todos sus familiares, lo que puede provocar un trastorno en su desarrollo llamado el ‘síndrome del niño hiperregalado’.
Los expertos advierten que, aunque pensamos que los merecen y les hacemos felices, podemos provocar en ellos el efecto contrario. Priscila Barrera nos ayuda a entender este trastorno y sus efectos.
¿En qué consiste el síndrome del niño hiperregalado?
Este síndrome hace referencia a una situación en la que los niños reciben tantos regalos que pueden sentirse sobre estimulados, lo que dificulta que valoren cada obsequio y desarrollen una conexión auténtica con lo que tienen.
Cuando los regalos son excesivos, los niños pueden comenzar a asociar la felicidad con lo material, dejando de lado la importancia de las relaciones, las experiencias y los momentos compartidos. Además, este exceso puede generar expectativas irreales sobre lo que significa sentirse satisfecho, creando una sensación de insatisfacción constante.
Los regalos en estas fechas son inevitables y numerosos. ¿Debemos los padres racionar los regalos?
Racionar los regalos no significa restarles ilusión, sino enseñarles a disfrutar más de lo que reciben. Es importante recordar que menos es más. Al limitar la cantidad de regalos, les ayudamos a enfocarse en cada uno de ellos, apreciándolos más profundamente y desarrollando gratitud.
Esto también permite que las fiestas no se reduzcan únicamente a los regalos, sino que sean una oportunidad para compartir momentos especiales, reforzar vínculos y enseñarles que el valor de la Navidad está en la conexión y no en la acumulación.
«Recomiendo la regla de los cuatro regalos: algo que deseen, algo que necesiten, algo para leer y algo para usar»
¿Existe un número de regalos máximo que se debe dar a un niño?
Una buena práctica es la regla de los cuatro regalos: algo que deseen, algo que necesiten, algo para leer y algo para usar. Este enfoque ayuda a mantener el equilibrio, evitando la saturación de estímulos y fomentando una diversidad de intereses en los niños.
Lo importante no es tanto la cantidad, sino la calidad y el significado de lo que se regala. A veces un solo regalo, escogido con intención, puede marcar mucho más que una montaña de juguetes que se olvidan al día siguiente.
¿Qué opina de regalar experiencias y actividades en vez de objetos materiales?
Regalar experiencias es una excelente opción. Crean recuerdos duraderos y fortalecen los lazos emocionales, además permiten a los niños aprender y descubrir cosas nuevas. Un taller creativo, una tarde de teatro, una excursión o incluso tiempo de calidad en familia tienen un impacto mucho más profundo que cualquier objeto material.
Este tipo de regalos también ayuda a los niños a vivir el momento presente, disfrutarlo plenamente y conectar con las personas que les rodean. Es una manera hermosa de enseñarles que la felicidad no depende de lo que poseemos, sino de lo que compartimos.
«Regalar experiencias es una excelente opción»
¿Deberíamos los padres hablar con la familia sobre este tema?
Sí, es importante hablar con la familia, pero siempre desde el respeto y la empatía. Una forma sencilla de abordar el tema es compartir los valores que queremos transmitir a nuestros hijos durante las fiestas. Por ejemplo, explicar que queremos evitar la acumulación de regalos para que los niños puedan disfrutar más de lo que reciben.
También se puede sugerir alternativas, como contribuir a un regalo conjunto, regalar experiencias o incluso donativos en nombre del niño. Lo fundamental es expresar que lo más importante es el cariño y la intención detrás del regalo, más allá del objeto en sí.
¿Cuáles son las consecuencias que el síndrome del hiperregalado puede tener sobre nuestros hijos?
Puede afectarles en su desarrollo emocional y espiritual, ya que los aleja de lo esencial: el disfrute de las pequeñas cosas, la gratitud, el cuidado por lo que poseen y el aprendizaje de que el verdadero valor no está en el objeto, sino en el gesto y la intención detrás de él.
A largo plazo, esto puede influir en su forma de relacionarse con el mundo, priorizando lo material sobre lo emocional y espiritual. Por eso es tan importante enseñarles desde pequeños que la verdadera riqueza está en las relaciones, las experiencias y el amor compartido.
«Es importante hablar con los familiares para evitar el exceso de regalos»
¿Debemos hacer sitio con ellos para los nuevos juguetes?
Es una actividad muy enriquecedora. Les enseña a valorar lo que tienen, a desprenderse de lo que ya no usan y a ser conscientes de que todo tiene un ciclo.
Además, implica a los niños en un acto de generosidad, ya que pueden donar los juguetes que ya no utilizan para que otros niños puedan disfrutarlos.
Para que nuestros hijos tengan una Navidad feliz sin caer en este nivel de consumismo, ¿qué recomendaciones puede darnos?
La clave está en priorizar lo esencial. Algunas ideas son compartir momentos significativos o crear rituales familiares, como cocinar juntos, decorar, escribir deseos para año nuevo, leer cuentos o ver películas navideñas.
Debemos hablar con los niños fomentando la gratitud por los regalos, regalar con intención obsequios que estimulen su creatividad o que sirvan para disfrutar experiencias compartidas y, sobre todo, dar ejemplo. Si como adultos evitamos el consumismo y damos prioridad a lo que realmente importa, ellos aprenderán a hacer lo mismo.