Las fiestas invernales, en nuestro mundo la Navidad, antaño la celebración del solsticio de invierno, el 21 de diciembre, con la noche más extensa, finalizan plantándole un broche dorado el 6 de este mismo mes, pleno en cabalgatas de Reyes Magos, los mismos que, surgidos de los ‘Evangelios apócrifos’, fueron recogidos luego en los belenes milaneses, italianos, posteriormente los españoles.
Pero el invierno no se va. Salvo excepciones, aún queda frío, posiblemente mucho más del ya hecho, del que desde hace décadas la Natividad fue solo avance. Los días aún duran unas ocho horas, frente a las 16 nocturnas. Eso sí, los campos, aunque ateridos, escarchados, por los húmedos y fríos vientos del oeste, aún son generosos, más que las aguas levantinas.
Agrarias y pescadoras
Por aquí se cosechan acelgas, alcachofas, coles y coliflores, endivias, espinacas, judías, lechugas, rabanitos, salsifís (antes despreciados y hoy ensalzados por la alta cocina) o zanahorias. Se recolectan setas varias y también valeriana, para calmar los ánimos. Aunque las aguas, que presentan su temperatura más baja, tranquilizan con lubinas o róbalos (‘Dicentrarchus labrax’) salvajes (no procedentes de piscifactoría), doradas (‘Sparus aurata’) o peces de San Pedro (‘Zeus faber’).
De nuevo, las sociedades agrarias y pescadoras daban gracias, por lo obtenido, y pedían, por lo sembrado este mes, porque el mar continuara siendo generoso. De los Reyes Magos, con sus cabalgatas, autos (obras musicales) sacramentales y hasta danzas antiquísimas, como las Danses de Reis, en Tibi (Foia u Hoya de Castalla), se ha hablado en extenso desde estas páginas. Pasemos las páginas navideñas y veamos nuestro mundo a partir del día después.
Porrate procede de la expresión ‘prorata parte’, a proporción del gasto
Bendiciendo animales
Porque sin duda enero es el mes de San Antonio o Antón Abad. Época de ‘porrats’ o porrates, ferias al aire libre donde se ofrecen productos diversos, pero sobre todo dulces, frutos secos y productos tradicionales desde tenderetes. El palabro, de etimología hoy escondida, apuntan los estudiosos que viene, igual que prorratear, de la expresión latina ‘prorata parte’ (a proporción del gasto).
Pero sobre todo es la época de la bendición de los animales, sobre todo las mascotas. Se venera con ello al santo egipcio (251-356) conocido también como Antonio Magno, de quien se cuenta que poseía, además de poderes taumatúrgicos (capacidad de hacer milagros), un especial don para domeñar naturaleza. Aparte de resucitar a un cerdito o jabato, lo que le llevó a ser representado con ese ‘porquet de Sant Antoni’ (cerdito de San Antonio).
La fe en San Antón arraigó con especial fuerza tras arribar en 1276
Patrón de alpargateros
Intentar reflejar en cuántas localidades de la provincia se celebra, siempre en torno al 17 de enero, cuando, según los registros, fallecía, nos haría necesitar de mucho más espacio. La fiesta abarca toda la provincia, desde la Marina Alta o El Comtat hasta la Vega Baja. Se trata de una devoción que arraigó con especial fuerza en el Levante, tras arribar hasta estas tierras en 1276, con la apertura de un hospital en Fortaleny (Ribera Baixa).
A partir de ahí se abrirían instituciones en Alicante, Carcaixent (Ribera Alta), Lucena del Cid (l’Alcalatén), Morella (Els Ports), Orihuela (Vega Baja) y València. La feria alicantina, por ejemplo, es de 1510. En Elche (Vinalopó Bajo), por su parte, ya en el siglo XVII era nombrado el santo patrón de los alpargateros, y la figura quedaba siempre protegida en la fábrica manufacturera más antigua.
Para que no pare la música, las semifinales del ‘Benidorm Fest’
Proclamaciones y música
También toca en Benidorm (Marina Baixa), que se apunta a todo, pero que, entre exaltaciones falleras, abrirá el 12 las puertas del Benidorm Palace para la elección y coronación de las reinas de las Fiestas Mayores Patronales (recordemos que en noviembre) de este 2025 y sus cortes de honor. Y para que no pare la música, a últimos de mes (28 y 30), la mayor parte de las semifinales del ‘Benidorm Fest’.
Además, enero es la época de venerar al presumible legionario romano San Sebastián (supuestamente, ya que se tienen dudas sobre su real existencia, entre el 256 y el 288), de la occitana y francesa Narbona, en plena división del Imperio Romano. Su supuesta fecha de fallecimiento, el 20 de enero, es la que marca sus festejos, que arraigaron allí donde llegó el occitano Jaume I (1208-1276).
Final con Jesuset
Por la provincia alicantina, triunfó especialmente en la Marina Alta (Murla y Xàbia), la Vega Baja (Orihuela), el Alto Vinalopó (Sax) y l’Alacantí (Xixona), donde es patrón. San Sebastián era representado con el cuerpo lleno de llagas: fue presumiblemente ejecutado a flechazos, por lo que se le adjudicó la cura de la peste. Las sucesivas epidemias y pandemias del siglo XIV, que se llevaron consigo a más de 56 millones de vidas, hicieron de cuña para la devoción.
Despidamos el año con más antiquísimos prodigios. Como, en Alcoy, el del Jesuset del Miracle, el 31, cuando localizaron al ladrón (al que ajusticiaron) que robó, en 1568, una cajita de plata con cuarenta hostias, la custodia del viático y un relicario. El Niño Jesús se agachó para señalar el botín, y desde entonces la conmemoración marca el fin de un mes realmente muy pródigo en fiestas de trasfondo sacro.