El Ajedrez Viviente de Xàbia, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, celebrará este año una nueva edición cargada de ilusiones renovadas. La iniciativa nació en 1996, un año especial para la localidad al coincidir con el centenario de las fiestas en honor a la Mare de Déu de Loreto.
Desde entonces, se decidió dar forma a algo único. Álvaro Monfort, presidente de la Comisión de Fiestas Mare de Déu de Loreto, explica que “en aquel momento fue tan solo la humanización de una partida histórica, con música y un gran tablero, pero enseguida se convirtió en un atractivo de dimensiones inesperadas”.
Evolución progresiva
Tras esas primeras representaciones, la repercusión animó a darle una vuelta de tuerca, introduciendo escenas teatrales. De esa manera, la partida de ajedrez dejó de ser algo estrictamente deportivo y pasó a convertirse en la base de una verdadera obra escénica.
“En lugar de limitarse a reproducir los movimientos, las fichas empezaron a interactuar entre ellas, y se añadieron vestuario y música en directo, así como escenas vinculadas a la historia que se contaba cada año”, explica Monfort.
Con el paso del tiempo, esta humanización se transformó en un espectáculo multidisciplinar. Se ha incorporado a la Orquesta Sinfónica de Xàbia, cantos, bailes y múltiples recursos escénicos para contar historias.
“La partida se mantiene como elemento central, pero alrededor de ella convergen el teatro, la música y las coreografías, en función de la narrativa elegida para cada edición. Así ha ido creciendo hasta convertirse en un evento de gran formato, capaz de sorprender tanto a vecinos como a visitantes”, señala Raquel Violero, concejala de Juventud, quien además ha formado parte de la organización desde 2018.
La iniciativa nació en 1996 coincidiendo con el centenario de las fiestas en honor a la Mare de Déu de Loreto
Historias sobre el tablero
Para seleccionar el guion el proceso puede ir en dos direcciones. A veces, se parte de la partida elegida, siempre histórica o de relevancia en el mundo del ajedrez, y a partir de ahí se teje la trama.
Otras veces, los organizadores tienen una historia clara en mente y buscan, con ayuda de entendidos locales, un enfrentamiento que encaje con las necesidades teatrales. “Es un juego de equilibrios. Queremos reflejar partidas reales que aporten valor, pero adaptarlas para que se entiendan aun sin saber ajedrez”, señala Violero.
Uno de los pilares de esta fiesta es la implicación de los más pequeños. Niños de entre seis y catorce años dan vida a las fichas del tablero y participan como actores en la representación. Según cuenta la edil, “afrontan cada escena con naturalidad. Son muy receptivos y se implican al máximo. Pierden el pudor que tal vez tendría un adulto y, además, cuentan con el apoyo de sus familias. Incluso nos hacen propuestas creativas y nos piden añadir coreografías o escenas de combate para darle más emoción”.
Niños de entre seis y catorce años dan vida a las fichas del tablero
Personalidades y trasfondo
Junto a los escolares, el Ajedrez Viviente suele invitar a alguna figura relevante, el llamado invitado de honor. “Buscamos personas relacionadas de alguna manera con el tema que tratamos ese año, o que encajen en la historia que vamos a narrar. Queremos que ellos mismos se integren en la dinámica y ensayen con nosotros para que fluya de forma natural”, afirma Álvaro Monfort.
No se trata únicamente de una puesta en escena: hay un trasfondo cultural y social muy marcado. En cada edición, el Ajedrez Viviente aborda un tema que el colectivo organizador considera relevante. “Hemos tratado la migración, la contaminación marina, la salud mental o el acoso escolar. Es una forma de educar a los niños que participan y también de sensibilizar al público sobre problemas actuales”, recalca Monfort.
«Queremos reflejar partidas reales que aporten valor» R. Violero
Turismo cultural
Esta proyección más allá del tablero sirvió para que, en 2002, la representación fuera declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Tal reconocimiento supuso un empuje para la comisión y la localidad.
“El Ajedrez Viviente es la única fiesta de interés turístico nacional que tenemos, lo que nos enorgullece. Aporta renombre a nivel cultural y se valora mucho en la provincia de Alicante”. Y es que desde el Ayuntamiento se subraya que Xàbia no es solo un destino de calas preciosas, sino también un enclave con una sólida agenda cultural.
Por ello, el evento ha terminado por asumir un papel vertebrador: participan alumnos de todos los centros, voluntarios, asociaciones, músicos y escuelas de danza, formando un tejido comunitario extraordinario.
“Más de cien personas se involucran de forma directa, sumando fuerzas para crear algo que, a fin de cuentas, es muy nuestro”, recuerda Raquel Violero. El resultado es una muestra de lo que la cultura puede lograr, combinando valores sociales, arte y turismo sostenible, en una velada que cada año atrae la atención de vecinos y visitantes.
Último sábado de julio
Aunque la organización prefiere guardar algunos secretos sobre la próxima edición, adelantan que se recuperará el componente más divulgativo. “Habrá un clásico, pero no diremos cuál. Es una apuesta por retomar ciertos elementos que Rafael Andarias impulsó desde el principio”, adelanta Violero.
Eso sí, todo aquel que desee conocerlo de primera mano deberá acudir a la gran cita, prevista para el último sábado de julio en Duanes de la Mar. “Para entenderlo, hay que vivirlo en persona. Las fotos son sugerentes, pero la experiencia completa solo se capta en directo”, recalcan los organizadores.