Pilar Martínez (València, 16-abril-1961) es una mujer de retos, aunque no se decantó por la interpretación hasta tarde, “comencé cuatro carreras universitarias, únicamente finalizando la de Arte Dramático”, apunta. Fue casi por casualidad, reconoce, y desde ese momento la fortuna o el destino le sonrió, también a nosotros, que la podemos disfrutar en numerosas funciones, películas y series.
Destacan sus papeles en ‘Ay, Carmela’, representada dos temporadas en Barcelona, llegando después a estrenarse en París y acudir al Festival Iberoamericano, celebrado en Montevideo (Uruguay); la comedia ‘Perquè t’estime que si no…’; y proyectos personales, como ‘Las madres presas’ o ‘En la Luna’, donde integra los poemas de Federico García Lorca y otras autoras.
Galardonada en múltiples ocasiones, nos hablará de sus últimos trabajos, entre ellos el inquietante film ‘Tú no eres yo’ y el corto ‘180 graus’, “al que no me pude negar tras leer el guion, por cómo es”. De hecho, esta ficción de reducida duración -dirigida por Dani Reina- optó a los Premios Lola Gaos de la Academia Valenciana del Audiovisual.
¿Cuándo entra el teatro en tu vida?
Al principio como amateur, en el instituto, formando incluso un grupo de teatro fórum, sin ninguna pretensión de ser actriz profesional. Todo cambió en mi primer año de carrera, me entró el gusanillo por la actuación y quise dedicarme a ello, pese a que en València no había todavía infraestructura de teatro público.
Pero hallasteis una solución.
Nos fuimos con ‘Teatro Alaire’ a las plazas de los pueblos, a hacer una obra griega, ¡fue maravilloso! Recuerdo ser Casandra en ‘Vuelve Agamenón’, una adaptación de Esquilo, dirigida por Aurelio Delgado, persona clave en mi trayectoria.
En esos años se inauguró el Centro Dramático de la Generalitat Valenciana, me presenté a las primeras pruebas y me cogieron para ‘La Marquesa Rosalinda’, de Ramón María del Valle-Inclán. Fue un antes y un después, porque ya no he dejado de trabajar, alternando tareas.
«Tras la apertura de Canal 9 (1989), los actores que había entonces tuvimos que aprender a hacer doblaje»
¿Ser actriz y directora de doblaje, por ejemplo?
A raíz de la apertura de Canal 9 (1989) aprendimos -los actores que estábamos- a hacer doblaje, siendo pioneros. Fueron unos años de mucha actividad, que me fascinaron, porque no me gusta estar quieta.
Estaba en mi mejor momento y en 1992 decidí marcharme a Barcelona, entonces uno de los centros teatrales de España. Tuve el placer de trabajar en las numerosas salas de la ciudad (‘Teatre Nacional’, ‘Tívoli’, ‘Club Capitol’, ‘Muntaner’…).
Sin embargo, decidiste volver.
Sí, y tuve la suerte que Carmen Portafeli me ofreció dos montajes seguidos, ‘El enemigo del pueblo’, de Henrik Ibsen, y ‘Sopa de pollo con cebada’, con el que obtuve el premio de las Artes Escénicas.
Me incorporé asimismo a varias teleseries de Canal 9, como ‘Negocis de familia’, ‘Les Moreres’, ‘Bon dia, bonica’ o ‘Socarrats’.
¿Hasta qué punto te afectó el cierre de la cadena?
Mucho, a mí y todos los actores valencianos, que además hacíamos doblaje. Pero nuestra profesión siempre ha consistido en reinventarse, y, como he dicho, soy inquieta: he podido alternar otros aspectos, como la dirección (de doblaje y teatral), la docencia…
«La mejor crítica es que alguien que me conozca bien, como mis amigos, se olviden que soy yo al verme actuar»
¿Qué es el teatro para ti?
Todos los medios tienen su encanto, pero el teatro es… apasionante. ¡Que el sudor del actor le llegue al público no se puede dar en otro! Escuchar cómo el espectador llora, ríe contigo, se emociona, no tiene precio.
La mejor crítica es que alguien que me conozca bien, como mis amigos, se olviden que soy yo al verme actuar. Eso me pasó, por ejemplo, en la obra ‘Jar’, escrita en caló y donde interpretaba a una gitana. ¡Algunas mujeres de esa etnia pensaban que yo también lo era!
Hablemos de ‘Tú no eres yo’.
Uf, una película de suspense, un género en el que me estreno. ¡Me ha encantado! Se rodó hace dos años, pero continúa girando por varios festivales con éxito.
Ya había trabajado en dos ocasiones con los directores, Marisa Crespo y Moisés Romera, y su propuesta -complicada- plantea dilemas morales muy interesantes.
¿’180 graus’ ha sido un regalo?
¡Y tanto! Me gustó tanto el guion que no me pude negar, pese a que comenzaban los ensayos de la obra ‘Perquè t’estime que si no…’ Es relevante cómo trata un problema como la violencia machista.
Somos tres actrices, Carmen Asecas, Violeta Carbonell y yo, que representamos diferentes generaciones, capaces de unirse y perdonarse en los instantes complicados. Porque somos una tribu, ¡y si tocan a una, tocan a todas! Está contado de un modo tan sensible, pero tan contundente… ¡La recomiendo encarecidamente!