Entrevista > Luis Fabra / Cómico y presentador (Castellón, 20-junio-1980)
Luis Fabra se ha convertido, por méritos propios, en uno de los rostros más populares de Mediaset, gracias a sus colaboraciones en el programa vespertino ‘Todo es mentira’ y a la nueva edición del popular ‘Caiga Quien Caiga’ (CQC), donde muchos le hemos descubierto.
Llama mucho la atención las miradas que pone, “consejos de los productores, que son los originales”, apunta, y lo descarado que a veces es. Sin ir más lejos, se atrevió a cortarle unos pelos del bigote a Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, “a quien no se lo toca ni su mujer” (ríe).
Ha trabajado igualmente en la productora ‘El Terrat’, desarrollando formatos, y triunfado con ‘Sicericidio’ y ‘Mochila al pasado’, actualmente en cartel, aunque reconvertido asimismo en un show de monólogos. “Paseamos por los momentos más divertidos de la historia, para aprender riéndonos”, expone.
La comedia, ¿cuándo entra en tu vida?
De siempre, curiosamente las buenas notas me libraron de ser el graciosillo y la comedia de ser el empollón. Pero, más allá de la gracia que provocaba en familia y amigos, no me di cuenta hasta subir a un escenario, un concurso de monólogos, en 2013.
Cómico es aquel que no se rinde a la hora de hacer chistes, y eso se produce en el día a día, cambiando matices. Tras darte muchas ‘hostias’ finalmente llegas a lo que funciona.
«No supe si valía para el humor hasta que me subí a un escenario en un concurso de monólogos»
¿Marchaste a Madrid para tener más oportunidades?
Después de licenciarme me mudé primero a Barcelona, para estudiar cine. En 2011 me trasladé a la capital para trabajar como guionista, descubriendo pronto dos cosas: lo frágil que es el mundo de la televisión -cancelando numerosas series- y que un camino viable era convertirme en monologuista.
Háblanos precisamente de tus shows.
En el primero, ‘Sicericidio’, a través de una aplicación los espectadores contestaban -anónimamente- cuestiones que les da vergüenza, como con qué político tendrían una noche desenfrenada. Los resultados aparecían en la pantalla y daban mucho juego porque ofrecían verdades muy llamativas.
Funcionó muy bien, igual que ahora ‘Mochila al pasado’, un podcast de humor e historia en el que intentamos explicar cómo eran épocas pasadas, como el Egipto de Cleopatra. Cogemos un famoso y lo llevamos atrás en el tiempo para comprobar si es capaz de sobrevivir llevándose un objeto del presente.
¿Cuáles son tus funciones en ‘Todo es mentira’?
Se trata de un programa en directo en el que comentamos la actualidad con toques de comedia. En mesa están los dos presentadores, Risto Mejide y Marta Flich, dos tertulianos de ideologías dispares y dos cómicos.
Nosotros arrojamos un humor mordaz que evidencia el tipo de problemas en los que estamos inmersos o las incongruencias de los que nos dirigen. En una sociedad tan polarizada, le damos voz a todos, se reparte golpe a unos y otros y nos lo pasamos bien.
«De todas las desgracias se puede hacer bromas si se enfoca desde el punto de vista apropiado»
¿La DANA fue entonces un filón para vosotros?
En temas tan tristes el programa saca su lado más serio. En esos momentos los cómicos nos quedamos a un lado y el tema se trata con la sobriedad que se merece.
De todas las desgracias se pueden hacer bromas… con el tiempo. Ya va saliendo algún chiste, focalizados en las responsabilidades y torpezas que provocaron aquel desastre. El humor está muchas veces para eso, denunciar desde un punto menos agresivo.
¿Cómo te introduces en el ‘CQC’?
Estrenamos hace unas semanas, pero trabajamos desde junio. Contactaron conmigo, porque regresaba el programa y querían hacerme una prueba, que finalmente fueron dos. Salieron bien y ¡adelante!
Una de tus cualidades es el morro que le echas.
¡Claro!, pero sin ser grosero ni incomodar al otro. Me gusta, de hecho, ser cómplice de los que estoy entrevistando, siendo sincero, porque les pregunto lo que todos pensamos. También estoy descubriendo el formato, aprendiendo en cada programa.
«En el ‘Caiga’ estoy en eventos, un formato más generoso, donde la gente se acerca encantada, no huye»
¿Se pacta con la persona o les cogéis al vuelo?
Los suelo coger por banda, siempre que haya tiempo, el mayor de los problemas. Apenas estoy en política, sino en eventos, donde me encuentro con gente más dispuesta a hablar y es más generoso.
Estás conociendo a gente muy top.
¡Si!, como el Mago Pop, que es majísimo, un genio de los más grandes, ¡quién lo diría con esa cara de niño! O Miguel Ángel Revilla, muy cercano y transparente, con el que me aposté el bigote (ríe); fue idea del equipo de guion.
¿Qué pasó con Sara Carbonero?
Insinuó que le gustaría trabajar con nosotros, recogí el reto y ahora es una colaboradora más. ¡Me debe un trabajo!