Que sí, que hay mucho mañaco o ‘manyaco’ por ahí. Gente que parece que aún está en la ‘costura’ (no en la ropa, sino en una escuela de chiquillos o párvulos). Que cuando eran chavalería ‘feien fugina’ (se fugaban, hacían novillos). Y, sí, estamos hablando en santapolero. ¿Cómo, un idioma? No en realidad, si este es, según la Real Academia, una “lengua de un pueblo o nación, o común a varios”.
Tampoco dialecto, una “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua”, pero sí un conjunto de expresiones y giros propios, endémicos (particulares, que no se dan de origen en otro sitio). Necesitados, como idiomas y dialectos, de su rescate y protección. Como hizo, por ejemplo, el filólogo autóctono Antoni Mas i Miralles con su ‘Diccionari santapoler’, publicado en 2023 por el Ayuntamiento con patrocinio de la Diputación.
Sincretismos propios
Un total de cuatro mil definiciones (3.500 entradas más 500 acepciones) que se suman ya a otras iniciativas en la provincia, como el en su tiempo famoso ensayo con diccionario, publicado por la Diputación a través del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, ‘Aspe: isla lingüística’ (2002), escrito por los docentes José Antonio Galvañ Botella y Pedro Sala Trigueros. En el caso santapolero, tenemos las adaptaciones incluso de modismos valencianos y castellanos.
Como ya hemos señalado a propósito de la gastronomía, varios autores, Mas i Miralles entre ellos, como apunta en el artículo datado en 1993 ‘Aproximació a la parla de Santa Pola (estudi sociolingüístic d’un sainet santapoler del segle XIX)’, aluden al carácter sincretista del municipio, lo que le lleva a mezclar, mixturar, castellano y valenciano. Ahora bien, aparte del imprescindible glosario de Antoni Mas, ¿se han fijado más fuentes en ello?
Existe un conjunto de giros propios necesitados de rescate y protección
Estudio bibliotecario
Desde los reinos internautas, la Biblioteca Internacional Santa Pola tuvo en 2018 una iniciativa que, además de palabras, incluía expresiones y poemas. Así, ‘rebolica’ (conjunto de cosas desordenadas). O la canción ‘Serra, serra’ (sierra, sierra): “Serra, serra, serrador, / l’agüeleta està en el forn. / Serra, serra, violí. / i son pare en el molí. / Serra, serra, violí”. O sea, la abuelita está en el horno, y su padre en el molino.
No hay que buscarle más sentido. Y en valenciano, molino rima con violín. Se trataba de una canción para arrullar bebés, contenida en el libro de Antonio Valero ‘Canciones populares de Santa Pola’ (2008), y lógicamente lo que buscaba es esa cadencia que, como en la canción de cuna del vienés Johannes Brahms (1833-1897), la criatura se duerma.
Tenemos las adaptaciones incluso de modismos valencianos y castellanos
Trabajo de instituto
El lexicón de Mas i Miralles o las ‘llamadas’ de la Biblioteca Internacional Santa Pola, de todas formas, no son las únicas iniciativas a propósito de los localismos lingüísticos santapoleros. Por ejemplo, en diciembre de 2012 desde el alumnado de 4º B de ESO del instituto de educación secundaria (IES) Santa Pola, bajo la dirección de Ernesto Martín Martínez, profesor de lengua castellana y literatura, aparecía un pequeño diccionario en línea, ‘Santapolerismos’.
Importante trabajo el de aquel equipo inicial: Alba González, Álex Caralampio, Daniela Castro, Elisabeth Lorita Gandía, Ernesta Kerpyte, Félix Joaquín Cano Marín, Gerard Calvo Pérez, Humiel Martínez del Barco, José Carlos Torres Quiles, Juan Antonio Martínez Piedecausa, Juan Francisco Luchoro, Laura Sempere, Marga Luchoro, María del Mar Díez Garre, María Pilar Martínez Vicente, Rosa María García Candela, Víctor de Gea y Virginia Núñez.
Un ejemplo vino en diciembre de 2012 desde el alumnado del IES
Desde la capital
La página resultante nos ofrecía ya un buen pellizco de vocabulario, de la ‘a’ a la ‘g’, de la ‘l’ a la ‘p’, la ‘t’, la ‘v’, ¡y la ‘w’! Sí, porque siempre puedes ser un pedazo de ‘winstrol’ (pronunciado ‘guinstról’). O sea, “dícese de la persona que está excesivamente musculada, quizás por el uso de un potente esteroide o anabolizantes generadores de masa muscular muy populares entre los culturistas”.
Otro ejemplo, también en la red de redes, es la inclusión de palabras santapoleras, así como de especificidades lingüísticas de otros lugares de la provincia, en el breve ‘Léxico alicantino’ incluido por entregas en la página ‘Alicante Vivo’, creada por la asociación cultural fundada como el blog ‘Alicante en el Recuerdo y en la Actualidad’ el 8 de enero de 2007.
Palabras árabes
Sita en el Alicante capitalino, la asociación creada por Arturo Moreno, Jesús Sánchez y Juan José Amores incluye vocablos como ‘mamola’, que referencia así: “Necedad, tontería. Palabra endémica de la localidad de Santa Pola”. Según la ciberpágina, “quizá procedente del árabe hispánico ‘maḥmúla’, y este del árabe clásico ‘maḥmūlah’, cosa que se sufre a la fuerza”. Y pone una expresión como ejemplo: “primo, açò es una mamola” (tío, eso es una tontería).
Aunque nos aclara al respecto: “habitualmente en Santa Pola los hablantes suelen mezclar en el mismo registro dos idiomas indistintamente, combinando en un mismo texto oral el castellano con el valenciano (…), por tanto, nos encontramos ante el uso de un término castellano con distinto significado al que pueda incluirse en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE)”. No, si esto ya nos lo había advertido Antoni Mas i Miralles.