Entrevista > Marc Pallarés / Escritor (Barcelona, 1977)
A mediados del pasado mes de abril Palau Altea se vistió de gala para acoger la ceremonia de entrega de los Premis Altea de literatura, una velada en la que el barcelonés afincado en Castellón Marc Pallarés se convirtió en uno de los protagonistas de la noche al alzarse con el Premi Carmelina Sánchez-Cutillas de Novel·la i Prosa Creativa por su obra, ‘Totes les llums del temps’.
Tras un larguísimo parón creativo de más de una década, Pallarés ha retomado la creación literaria allí donde la dejó: ganando premios. De hecho, con sus dos primeras (y hasta ahora únicas) obras, ya se había alzado con sendos premios literarios y con esta tercera intentona ha vuelto a dar en la diana, al menos, de los gustos del jurado.
‘Totes les llums del temps’ arranca ahora su propio camino, el de enfrentarse, más allá de los gustos de un jurado profesional, a las apetencias del público. Pero mientras eso sucede, explica su autor, el escritor ya ha cerrado ese capítulo mental y ha abierto uno nuevo: el de terminar la que será su cuarta novela, que en su día dejó en barbecho cuando sólo había escrito doce páginas de la misma. En su debido momento habrá que ver si sigue con su racha de reconocimientos.
«Cuando empecé tuve mucha suerte: dos novelas, dos premios. Luego, vino un silencio muy largo, de unos quince años»
Comencemos por lo más reciente y eso no es otra cosa que ‘Totes les llums del temps’, la novela con la que has ganado el Premi Altea. ¿Qué nos vamos a encontrar en las páginas de esta obra?
Quiero en primer lugar, como no puede ser de otra manera, daros las gracias por ocuparos de la cultura, que creo que tiene también mucha más relevancia social de la que muchas veces le queremos otorgar. Tenemos que recordar que la cultura, y en este caso la literatura, sirven muchas veces para extender puentes.
En cuanto a la temática de la obra, es muy difícil resumir en pocas palabras de qué va una novela, pero si tuviera que resumir un poco las temáticas principales que aborda. diría que son dos, aunque hablar de la primera es complicado porque podría caer en el ‘spoiler’…
Intentemos que no sea así.
Es difícil porque aparece un personaje muy famoso, conocido por el 100% de la población y el lector va descubriendo a pinceladas quién es, y eso es un giro argumental interesante y sorprendente.
Pero la novela, como decía tiene dos temas principales. En primer lugar, quería abordar lo que es el valor de la amistad, ya que es muy importante y, habitualmente, siempre hablamos más de amor. Hago un llamamiento a los lectores preguntándoles “¿cómo sería su vida sin ese amigo al que pueden llamar un día a las diez de la noche porque tienes un problema?”.
La segunda temática que quiero abordar es cómo queremos y debemos vivir el presente y cómo gestionamos este, teniendo en cuenta que siempre hay un pasado, esa mochila, esa carga de emociones, a veces de frustraciones y a veces de animadversiones.
«En la novela abordo la temática de la amistad y cómo tenemos que afrontar el presente»
Creo que en Altea y, seguramente, en toda la Marina Baixa ese concepto de amistad al que te refieres puede ser muy bien entendido. Al fin y al cabo, son muchos los vecinos los que han ido llegando a esta zona habiendo dejado a la familia lejos y que, por lo tanto, han tenido que crear una ‘familia’ con sus amigos. ¿Pueden ir por ahí los tiros de la novela?
Efectivamente. Lo que pasa es que, como decía, ampliar esto haría que cayeran en el ‘spoiler’, pero a ver si soy capaz de hacerlo. El protagonista deberá gestionar cómo puede abrir las puertas de la amistad, pero, al mismo tiempo, tendrá que canalizar a veces el odio. Parece un poco contradictorio, pero también es algo que nos pasa con el amor. Pasamos del amor al odio muy muy rápido.
Sin ser pretencioso, me atrevería a decir que es una temática sorprendente que va a gustar al lector, porque los miembros del jurado en Altea me lo dijeron: ‘no esperábamos ese giro argumental’.
En este mismo número de AQUÍ en Altea hablamos con Nina Busquet, ganadora del premio de literatura infantil, y nos decía que para ella era su primera novela. ¿También en tu caso hablamos de una ópera prima?
No. Mi caso es un caso es curioso, porque escribí dos novelas cuando era bastante joven, llegando a los treinta. Gané dos premios de los más importantes, el premio Ciutat de Mallorca y otro que da el Gobierno de Andorra.
Tuve mucha suerte: dos novelas, dos premios. Ahora había tenido un silencio muy largo, de unos quince años. Mucha gente me preguntaba que por qué no escribía, pero creo que para escribir necesitas tener una historia que querer contar y, sobre todo, necesitas, tener el alma en las manos.
Durante esos quince años me he dedicado a otras cosas, pero ahora tenía ganas de escribir esta historia. La he escrito y tercera novela, tercer premio, con lo cual me imagino que debo tener alguna estrella o alguna cosa extraña sucede (ríe).
«Para escribir necesitas tener una historia que querer contar y, sobre todo, necesitas, tener el alma en las manos»
Cuando dices eso de poner el alma en las manos, ¿puede llegar un momento en el que antes de entregar el manuscrito a un editor o a un jurado de premios, te plantees si no estás enseñando en exceso tu yo interior? ¿No te ruboriza eso en algún momento?
Bueno, es una de las cosas que hay que aprender a gestionar cuando escribes. Lo mismo sucede con la soledad. Tienes el alma en las manos, con lo cual, como muy bien dices, al final te abres mucho. También es cierto que cuando escribes una novela y hay varios personajes, todos los personajes no pueden ser tú.
Supongo que es inevitable que algunas de las cosas de los personajes sean mías, pero siempre pongo el mismo ejemplo: alguien que escriba una novela en la que hay un asesino en serie o hay un pederasta, seguramente no tiene nada de lo que tiene su autor.
Al final, el acto de creación literaria es un acto sobre todo de mucha empatía o de ponerse muchas veces, y eso también es un reto, en la piel de un personaje que no tiene nada que ver contigo.
Pero sí, en cierta manera, respondiendo a la pregunta, a veces sí te ruboriza un poco porque la gente que te conoce siempre intenta buscar algo tuyo en alguno de los personajes.
¿Por qué decide Marc Pallarés meter ese manuscrito en un sobre y presentarlo a los Premis Altea y no a cualquier otro?
Eso es una pregunta difícil de responder, pero al mismo tiempo podría pasar a ser lo contrario, sería sencillo, porque simplemente llega un momento en el que tú has hecho el último repaso de la novela y siempre puedes tener en mente algún premio u otro, pero al final terminas la novela y dices ‘ya está, ahora sí que es la definitiva’.
Entonces, miras convocatorias de premios y a veces todo puede ser, por llamarlo así, tan azaroso como que estás viendo fechas y resulta que faltan dos semanas para que acabe el plazo.
«Sin ser pretencioso, me atrevería a decir que es una temática sorprendente que va a gustar al lector»
¿Eso fue lo que ocurrió?
Más o menos fue así y vi que era el Premi Altea que, además es un premio que está creciendo ya va por la novena edición, lo había oído nombrar varias veces, había leído un par de novelas premiadas y todo eso se junta. Creo que el Premi Altea puede pasar a ser uno de los grandes.
¿Cuál es el motivo de la apuesta de escribir en valenciano?
Como te decía, con mis dos primeras novelas tuve la inmensa suerte de ganar dos premios muy gordos. En aquellos momentos ya escribía en valenciano. Los que hablamos este idioma somos todos, como mínimo, bilingües y en aquel momento, cuando empecé a escribir, me di cuenta de que como mejor me expresaba y podía hacer todo esto que hemos ido viendo de empatizar, era en valenciano.
Creo que el debate sobre la protección de las lenguas minoritarias, de las lenguas cooficiales, se ha prostituido en exceso desde el mundo político. Apelo, por lo tanto, a tu faceta como profesor universitario y como autor, desde el ámbito académico y creativo, ¿cuán importante es que existan galardones como los Premis Altea en términos de protección de la lengua valenciana?
Te voy a contestar primero como académico: ahora mismo en el mundo se hablan casi 5.000 idiomas y un 60% o 70% tienen menos de un millón de hablantes. Son idiomas que, en veinte, treinta años pueden desaparecer.
Al final, un idioma es un patrimonio de la humanidad. Benedetti decía que los idiomas no se traducen, se interpretan. Y cuando alguien dice ‘farem comboi’, por mucho que lo quieras traducir, puedes decir ‘haremos una fiesta’, ‘tendremos un momento de alegría’… pero no es lo mismo. Sólo te puedes aproximar.
Además, lo decía en la entrega de premios, y también lo he dicho aquí al inicio, que la cultura sirve para tender puentes.
«Las lenguas minoritarias necesitan un poquito de apoyo»
Algo que no sucede sólo con la literatura.
Así es. Ha habido un grupo que cantaba en valenciano y que hace poco se ha retirado de los escenarios y en su gira de despedida llenó el WiZink Center con 16.000 personas en Madrid cantando en valenciano.
Las lenguas minoritarias necesitan un poquito de apoyo. Cortázar decía que una lengua implica una manera de ver el mundo. Entonces, son patrimonio. Vivo en Castellón y aquí el valenciano está socialmente arraigado, no necesitaría gran cosa. Pero sabemos que, como te decía, si un idioma no tiene muchos millones de hablantes a corto o medio plazo puede desaparecer.
Con tres obras y tres premios… a partir de ahora, ¿qué?
Bueno, pues esa es una buena pregunta, porque… mira, te voy a dar una exclusiva, que siempre os gusta. Hace poco empecé a escribir otra novela, pero como tengo muchas cosas entre manos, algo un poco triste para un escritor, la terminé dejando en la página doce y dije ‘bueno, ahora no tengo tiempo, me tengo que ocupar de otras cosas’.
Pero al haber recibido el Premi Altea, me he dado cuenta de que, en realidad, cuando te dicen que vas a editar tu novela, como escritor cierras rápidamente la puerta mental. Sin embargo, desde hace ya días no dejo de pensar en esa otra que se quedó en la página doce y creo que tiene una historia incluso más potente. Estoy en la fase en la que uno empieza a animarse. Además, también es más fácil cuando has escrito tres novelas y has ganado tres premios.