Entrevista > Ales Moreno / Director creativo (Elda, 27-julio-1982)
Ales Moreno, pura esencia creativa, es la auténtica representación del Ave Fénix, capaz de reinventarse hasta en cuatro ocasiones, siempre en busca del éxito. “A los dieciocho años casi me sentí forzado a decidir qué iba a ser el resto de mi vida”, lamenta, decisión que le causó vértigo, “tan diferente a si la hubiera tomado mucho después”.
Le apasionaba el trato con el público, ayudar y hacer más feliz al prójimo y quizás por ello optó por la Sanidad, estudiando Fisioterapia en Barcelona, ciudad en la que residió cinco años. “Deseaba ser un crack en la rehabilitación en agua, algo que conseguí, y ser profesor de universidad”, apunta.
Pero tras varios años, lograda ya la máxima satisfacción, se cansó, “no quiero dedicarme a lo mismo el resto de mi existencia”, se dijo, y en el verano de 2008 se trasladó a Madrid, para empezar de cero y estudiar Gestión de Eventos y Protocolo.
Regreso a Elda
Triunfó nuevamente en la capital, aunque una vez más la vida que llevaba no le acababa de encajar, “tan superficial”. Se mudó a Marruecos en un cambio drástico, abandonando la vanguardia de Madrid para instalarse en la nada turística Kasr al-Kabir y trabajar en el comercio textil.
“Residí allí hasta 2010, momento que unos amigos que salían de Capitanes en fiestas me solicitaron un traje con elementos marroquís”, expone. Un nuevo giro se aventuraba, ahora de vuelta en Elda y esos diseños fueron el germen de Milady, marca que comparte con su hermano mayor, Juanan.
El terremoto que provocó la pandemia fue el último cambio, “el definitivo, ahí salió el nuevo Ales”, remarca, sumamente orgulloso. Se convirtió en creador de eventos y fundó Miladyland, “su mundo”, amplificado recientemente a ‘Milady Adventures’, viajes a lugares que conoce de primera mano para proporcionar experiencias únicas, inolvidables.
«En Madrid me iba bien, pero no era feliz: me gusta la creatividad, no la moda y el postureo de las grandes urbes»
¿Tu vida no ha sido demasiado agitada?
Posiblemente. Me gustaba mi trabajo en Barcelona, tenía una buena estabilidad económica, pero no era feliz y necesitaba cambiar. Lo tuve muy claro -pese a los miedos-, como me ha sucedido otras veces.
¿Cómo creciste profesionalmente en Madrid?
Mientras cursaba mis estudios me incorporé a una tienda de ropa de referencia, para poder pagarme el alquiler. Este trabajo acabó siendo mucho más rentable, pasando primero a responsable del local y luego a escaparatista.
Subí hasta relaciones públicas de la marca en Madrid, estipulando los looks que les poníamos a muchos famosos de la ciudad, la imagen de las tiendas… Pero no era feliz: a mí me gusta la creatividad, no la moda y el postureo de las grandes urbes.
¿Qué es Milady?
La marca de vestidos de Moros y Cristianos que creamos Juanan, primero en 2008, y después yo, dos años más tarde. Ya desde un inicio les llamamos Disfraces de Lujo y en 2011 no nos reclamaron solo amigos, sino desconocidos, gente que había visto nuestro estilo y le maravillaba.
«Ahora nos quieren en Elda, pero al principio, rompiendo con todo, nos llamaban ¡los talibanes de la fiesta!»
Precisamente, ¿cuál es vuestro estilo?
Lo enfocamos al lujo, como avanzaba, porque tiene más de alta costura que de tradición. Priorizamos, en este sentido, que la gente se vea guapa y favorecida, siendo más ropa que no disfraz.
Ahora ya nos quieren mucho en Elda, pero al principio, cuando empezamos rompiendo con más moda, fuimos tremendamente criticados. ¡Nos llamaban talibanes de la fiesta!
¿Decidiste entonces quedarte en nuestro municipio?
Sí, infinitamente más barato que Madrid, donde sí sigue Juanan, llevando a cabo otras funciones (guionista, actor…). Él ahora solo forma parte de Milady en la parte de diseños, mientras soy yo el que a lo largo de todo el año festero gestiona y produce los trajes.
Por eso muchas veces dice que Milady soy yo, cuando en realidad somos ambos. No paramos de enviarnos fotos, vídeos, mensajes de voz…, aunque ha aprendido a confiar en mí, que soy el que toma las decisiones.
¿Los trajes son caros?
Son a medida, exclusivos y en propiedad, cuando en otras localidades (Alcoy o Villena, por ejemplo) se suelen alquilar. Hablamos de trajes de unos 8.000 o 9.000 euros, que se gastan porque la pasión por Moros y Cristianos en Elda, como sabemos, es muy alta.
«Muchas veces mi hermano Juanan dice que yo soy Milady, pero somos ambos, ha aprendido a confiar en mí»
¿El mundo de la moda no es demasiado competitivo?
Muchísimo, por eso me siento afortunado de trabajar para Moros y Cristianos, donde tú no pones una prenda a la venta, sino que ya la han comprado antes de confeccionarla. Trabajas con un cliente y un presupuesto, un punto muy a favor.
¿Cuándo apareció el nuevo Ales?
El boom de Moros concluyó en la pandemia, que es cuando me reinventé del todo, por enésima vez. No obstante, lo pasé mal, porque se dejaron de celebrar fiestas dos años seguidos, no tenía ingresos e incluso Borja, mi otro hermano, me tuvo que ayudar.
Ese primer verano, el de 2020, fue horrible, porque una cabeza creativa es buena para lo bueno, pero muy mala para lo malo. Además, había mucha incertidumbre sobre qué iba a pasar.
Pero supiste revertir la situación.
Con el tiempo veo que aquellos meses fueron una oportunidad. Estaba en casa y decidí hacer algo nuevo: me puse en contacto con los proveedores de flor de tejido y preservada -que tanto empleaba en los complementos de mis vestidos- y les propuse crear minicolecciones, para vender bolsos o accesorios de flores.
Todos me dijeron que sí y preparé unas colecciones para que se vieran online. Me adentré en el mundo de Instagram, tan dominado por las influencers, enviándoles todo gratuitamente, para que comenzara a visualizarse la marca.
«Me instalé en diciembre de 2020 en el Mercado Central, una apuesta que salió bien y fue mi resurgir económico»
¿Fue el nacimiento de Miladyland?
Una ampliación de Milady, abarcando mucho más terreno. Determinante en el crecimiento fueron las redes sociales: 5.000 seguidores no eran suficientes, necesitaba muchos más, y fui creciendo, gracias insisto a enviarle nuestras colecciones o tocados de flores, con todo el esfuerzo que suponía. ¡Acababa de arrancar, seguía sin ingresos!
Tampoco podía permitirme, por supuesto, una tienda en el centro de Elda u otra población porque el alquiler era carísimo, así que me instalé en diciembre de 2020 -tras cientos de permisos- en el Mercado Central de mi pueblo, allí donde se venden frutas, verduras y carne (ríe).
¿Una nueva apuesta arriesgada?
Me lo jugué todo, los ahorros que me quedaban, para hacer una colección inspirada en la Navidad, con flores preservadas, verdes, centros, roscos para ponerlos en las puertas… Fue un éxito y significó mi resurrección económica.
¿Se puede decir, a día de hoy, que estás en tu mejor momento?
Ahora mismo sí, sin duda, tras sufrir muchísimo, lo que no está escrito. El mercado tiene sus partes buenas y malas, y afortunadamente Instagram ha hecho que sea quien soy hoy, cuatro años después. Vivo de mis ideas, de mi cabeza.
Recuerdo que en mayo de 2021 me pidieron decorar una mesa para una comunión. Gustó tanto que colaboré en una boda y de ahí inauguré una pequeña tienda en Elda.
«Desde 2023 estoy presente en todos los eventos que organiza el Circo del Sol en España, como su ¡director creativo!»
¿Cuándo contactó contigo el Circo del Sol?
Durante el verano de 2023 venían a Alicante para mostrar el espectáculo ‘Luzia’ y necesitaban un proveedor que se hiciera cargo de la decoración exterior el día de la premiere (estreno). Me pasaron el dossier y acudí con grúas, plantas de cinco metros, tropicales.
¡Directamente se quedaron fascinados!, fue algo que no habían visto jamás, en ninguno de los veinticinco estrenos que habían completado por todo el mundo.
Fue un enorme salto de calidad para ti.
Me gané el respeto de muchas otras marcas, ya sea de Elda, Alicante o provincia, para llevar a cabo eventos de todo tipo: cenas de empresa, ferias, bodas…
Asimismo, desde ese instante estoy presente, colaboro, en todos los estrenos que hace el Circo de Sol en España, y ya no soy su proveedor de plantas, sino ¡el director creativo del estreno!, encargándome de vestuario, plantas, azafatas, iluminación, sonido y efectos especiales.
¿Ahora en qué estás focalizado?
El Circo del Sol no viene este año, así que me he centrado en otros eventos, a través de las redes -que son mi escaparate-, sin olvidarme de los trajes para Moros y Cristianos, ahora dos Capitanías en lugar de las seis de antaño.
Otra de mis pasiones son los viajes, intento hacer uno al año largo, de tres semanas, a lugares maravillosos como Nueva York, México, Egipto, Uganda o Tanzania.
«Con Milady Adventures organizo viajes únicos a lugares que conozco, para brindar experiencias increíbles»
¿El origen de Milady Adventures?
Mi última locura, nació sin pensarlo: Uganda me marcó especialmente, viviendo las cosas más intensamente al viajar solo. Tuve un guía local, James, y hablé mucho con él a lo largo de siete preciosas jornadas.
Me relató que Kenia y Tanzania llevaban ya muchísimos años cuidando más a sus animales y paisajes, para atraer un mayor número de turistas. En la actualidad, de hecho, el ochenta por ciento de los safaris que se hacen en África son en alguno de estos dos países.
¿Te propusiste ayudar a Uganda?
País que se denomina la Perla de África, calificativo que considero se queda corto, porque es el collar entero. La mejor manera de ayudarles es dando a conocer la zona y hacer que venga más gente, que se enamoren de Uganda.
Es igual de bonito que Kenia y Tanzania a nivel animales, siendo su turismo mucho más fresco, persona a persona. Eso me cautivó y regresé con la misión de hablar maravillas del lugar.
¿Has podido llevar allí a gente?
Será el siguiente paso. Les voy a acompañar, para aportar ese extra de una persona que ya ha conocido el terreno y sabe cómo es el país. Deseo que sea un viaje diferente, no el típico de marcar con una cruz he visto este monumento o animal.
Van a ser experiencias realmente increíbles, disfrutando de un amanecer o atardecer en la sabana, pero de un modo distinto, tapados con un antifaz, con una música adecuada. En ese momento les digo que se lo quiten. Cuando regresen en avión se preguntarán ¿qué he vivido?, mientras les tiemblan las piernas de solo recordarlo.
Uganda todavía no va a ser posible hacerlo, porque es carísimo, pero sí Egipto, en el puente de diciembre, sensiblemente más económico e igual de mágico.