Entrevista > Diego Braguinsky / Actor, director y guionista (Buenos Aires, Argentina, 7-mayo-1959)
Nacido en Argentina, la dictadura de Jorge Rafael Videla (1976-1983) nos trajo a un adolescente Diego Braguinsky a España, “justo cuando aquí comenzaba la democracia”. Llegó a València un poco de casualidad, pero no tardó en adaptarse, aprender el idioma y realizar sus primeros pinitos en el teatro.
Se casó con la también actriz Lola Moltó, formó una saga y fue uno de los rostros más populares de Canal 9, presentando numerosos programas y concursos. Poco después fundó su propia compañía teatral, escribió guiones para destacadas series y le hemos visto en infinidad de obras de teatro.
En plena forma, tiene en marcha ‘La dona de negre’, ‘La ratonera’ y ‘El método Grönholm’ -que regresa en septiembre-, además de bolos de ‘Burundanga’ y ‘El Plan’. “Los textos no se me mezclan”, asegura, “porque los repasamos previamente y una vez estás vestido, maquillado y arreglado, cambias automáticamente el chip”.
¿El teatro se vive con tanta intensidad en Argentina?
Allí los actores se preparan muchísimo, porque la interpretación es una profesión muy seria, que gusta mucho. Son varios los que han llegado aquí, todos buenísimos, como Héctor Alterio, Federico Luppi, Darío Grandinetti o Ricardo Darín, entre muchos otros.
La gente paga por hacer teatro. Los argentinos solo viven dos cosas con más pasión, el fútbol -inigualable- y la política.
¿Cómo fueron tus inicios teatrales, ya en València?
Comencé en el grupo amateur ‘La Mandrágora’, al tiempo que me formaba en la escuela Teatro A Banda. Después me incorporé al grupo ‘Gestos’, de ahí al Instituto Shakespeare -Teatre Jove- y ya no paré.
«Fundas una compañía para tener trabajo y por nuestro deseo de crear, que es muy grande»
¿Fichando por Canal 9, por ejemplo?
A principios de los 90 desempeñé lo que denominábamos la Presentación de la Continuidad, anunciando por la mañana, tarde y noche la programación que venía acto seguido. Estaba igualmente de guardia por si había de informar sobre alguna noticia de actualidad.
Esa sección desapareció y me pidieron que presentara diversos programas, como fueron ‘Festiu 90’, de variedades, ‘A la babalà’, ‘Amor a primera vista’, ‘Enamorats’…
Un momento clave debió ser fundar tu propia compañía.
Sin duda, ‘Ornitorincs’, en 2004, junto a otros compañeros. Fundar una compañía de teatro habitualmente presenta dos vertientes: la primera es nuestro deseo de crear, muy fuerte, y la segunda tener trabajo, claro.
Ese anhelo creativo, precisamente, nos hace que no podamos estar esperando que nos llamen para trabajar. Queremos estar creando cosas, en todo momento, y como yo sobre todo soy actor lo normal es que cree una compañía de teatro.
«Me encanta ser guionista de mis obras de teatro o programas de televisión elaborados por mí»
¿No fue muy arriesgado?
Lo es también ahora, aunque en aquel instante era peor, al apenas disponer de recursos. Unos años antes, cuando empecé, sí que no había nada y eran poquísimos los que vivían del teatro.
En 2004 ya existía el doblaje, las series, etc. Seguía siendo, no obstante, arriesgado, pero en esta profesión si quieres hacerte millonario, estás equivocado. Es una cuestión muy vocacional y si te mantienes, ya es un logro.
Hacíamos funciones relativamente baratas, que gustaban bastante, cobrábamos poco -solo cuando actuábamos-, había mucha ilusión por avanzar, con mucho compromiso, dejándonos el alma en el escenario. ¡Cumplíamos un sueño como artistas!
Más allá de actor, ¿qué más te sientes?
Guionista (escritor) y director, que es lo más creativo, pero todo depende. Durante muchos años elaboré los guiones de ‘L’Alqueria Blanca’ y no era lo mismo preparar capítulos semanales que a diario, una auténtica locura.
Por otro lado, me encanta ser guionista de mis obras de teatro o programas de televisión diseñados por mí. Lo que menos me entusiasma, sin duda, es ser productor: lo hago solo en obras en las que actúo, interviniendo igualmente en el diseño de los espectáculos.
«Mi hija, Paula Braguinsky, dudaba si ser o no actriz, pero en casa el ser actor es algo natural»
¿Cuáles han sido tus obras más relevantes?
Por lo que significaron para mí, ‘Infinities’, con Lucca Romponi como director, del Piccolo Teatro de Milán; ‘Un enemic del poble’, de Carme Portaceli; ‘Trio’, de Rodolf Sirera, y ‘La dona de negre’, que la estoy interpretando ahora, bajo las órdenes de Rebeca Valls.
Otro de tus orgullos son tus hijos.
¡Claro! Que Lola y yo acabáramos siendo pareja tiene su normalidad, pues nos conocimos muy jóvenes, trabajábamos en lo mismo y los intereses eran parecidos. Paula al principio no sabía si dedicarse o no a la actuación, pero después, acabó cambiando porque en casa ser actor es algo natural… Le explicamos las partes buenas y malas de la profesión, eso sí.
Marc, más joven, es muy bueno también, aunque ha actuado mucho menos. Ha hecho algún corto y apareció en diversos capítulos de ‘L’Alquería Blanca’.