La palabra en sí llama la atención: colémbolos. Parece el título de alguna cinta fantástica española, de esas donde todo el mundo tiene traumas y parrafadas. Pero no, el palabro en cuestión define a un grupo de diminutos artrópodos (de ‘arthron’, articulación, y ‘podos’, pie o pata; vamos, bicherío con patas) emparentados con insectos o crustáceos, según, abarcando a más de 9.200 especies.
¿Son importantes? Gracias a ellos, nuestras tierras son fértiles: descomponen las materias orgánicas del suelo, liberando los nutrientes necesarios para que crezcan las plantas. Y pensemos que por los terruños europeos se han censado, hasta ahora, más de 2.200 especies de colémbolos (de ‘embolon’, proyección, y ‘kolla’, que se adhiere) europeas (115 españolas, según catálogo de Javier Ignacio Arbea y Jorge Almeida de 2022). ¿Y pueden ayudarnos para controlar plagas?
La ayuda biológica
Respondamos a lo anterior: sí. Aunque se han reportado algunos colémbolos como plagas en potencia, tal que la conocida como pulga de la alfalfa (‘Sminthurus viridis’), que en algunos cultivos se ha dejado lo del potencial aparte, arremetiendo contra ellos, lo cierto es que, sobre todo en el control de hongos dañinos para las cosechas, mucha de esta bichería ha demostrado una notable efectividad.
Después de todo, algas, bacterias, hongos y el polen constituyen, en general, su principal alimento. Y esto nos lleva a otro tema, que amplía el del anterior reportaje sobre estos temas, el dedicado a las denominadas ‘iniciativas paliativas’. ¿Pueden ayudarnos los ‘bichos’ en nuestra lucha contra otros ‘bichos’? Aparte de los colémbolos (de los que una media docena de especies, según Arbea y Almeida, se pasean especialmente por la Comunitat Valenciana), hay otros bichos.
Algunos liberan los nutrientes necesarios para que crezcan las plantas
Hongos temibles
Bueno, si el asunto va solo de insectos (de ‘insectum’, a su vez derivado del palabro dado por Aristóteles, 384-322 a.C.: ‘éntoma’, cortado en el medio). Y sí, en un territorio tan rico en agricultura como el nuestro, el recurso a unos insectos para frenar el avance de otros, o incluso recurrir a otro reino, el Fungi o de los hongos, está operativo, eliminando, o reduciendo, así el uso de recursos artificiales, como insecticidas químicos.
Un hongo en concreto, la ‘Beauveria bassiana’, a veces detectable como un moho blanquecino o amarillento conocido antes en el mundo científico con el nombre de ‘Botrytis bassiana’, y que parasita normalmente a los gusanos de seda, ha sido el ‘arma’ utilizada desde Elche (Vinalopó Medio) para plantarle cara al temible gorgojo o escarabajo picudo rojo (‘Rhynchophorus ferrugineus’). Nuestra pesadilla biológica desde sus primeras apariciones documentadas, en 1993.
Nuestra pesadilla biológica: el picudo rojo desde 1993
Inyecciones para palmeras
Llegó con palmeras exóticas traídas para ornamentar plazas y parques, y se extendió hasta infectar casi el noventa por ciento de las nuestras, especialmente las datileras (‘Phoenix dactylifera’). Vive, el bichejo en cuestión, entre 130 y 200 días, de ellos la mayor parte como larva (su estado picudo rojo solo es operativo entre cincuenta o noventa días), cuando más peligroso resulta para la palmera.
Dotado de un voraz apetito en su modo, digamos, infantil-juvenil, literalmente devora el vegetal desde dentro, desde el tronco. La opción fúngica, la del hongo, se usa como una alternativa bastante efectiva a la más usada, la endoterapia (de ‘endo’, en el interior, y ‘therapeia’, tratamiento; o sea, inyecciones en el tronco). Pero no es el único. Lógico, si tenemos en cuenta que la agricultura lleva más de diez mil años con nosotros.
Una plaga olivar, la ‘Xylella fastidiosa’, llegaba en 2017 a Alicante
Carbón en el trigo
Prueba y error fue buen sistema, aunque prácticamente tuvimos que esperar al siglo XVIII, cuando el botánico y agrónomo francés Mathieu Tillet (1714-1791) confirmaba la relación entre la ‘Tilletia caries’, un hongo, y la enfermedad cerealística bautizada como carbón cubierto o apestoso, tizón o caries del trigo. Que también afecta al arroz.
Aquí se utilizan algas en polvo mezcladas con agua, o leche desnatada también en polvo, química o la bacteria ‘Pseudomonas chlororaphis’. Las soluciones ecológicas han de sumar siempre, y no abocarnos al desastre, creando un mal mayor. ¿Y tenemos uso de otros seres vivos? Arañas. Para salvar uno de nuestros milenarios cultivos: el olivo.
Arañas contra cigarras
Esta plaga, la ‘Xylella fastidiosa’, es una bacteria transportada sobre todo por las pequeñas cigarras ‘Neophilaenus campestris’ y ‘Philaenus spumarius’, que fue detectada por vez primera en California, Estados Unidos, en 1891, para propagarse por el continente, saltar el charco, aterrizar en 2013 en la región italiana de Apulia, extenderse, pasar a Francia y llegar aquí. En 2017 arribaba a Alicante.
¿Cómo solucionarlo? De momento, contamos con estudios realizados en España, sobre todo desde la Unidad Docente de Genética de la Universidad Complutense, analizando el ADN del contenido gástrico de los depredadores potenciales de las cigarrillas donde se observaba infectación. Y son las diversas arañas del contorno las que se dan el festín. Ahora, se trata de aplicarlo con cuidado. No tengamos que solventar después lo de los arácnidos.