Nuestra provincia, tan vinculada a las playas, esconde un infinito abanico de recursos naturales, visitables la mayor parte del año. Hoy les mostramos la cascada de Bercolón, en el término municipal de Tuéjar (Los Serranos) un tobogán de cascadas, pozas y aguas turquesas que tanto agrada a los amantes del barranquismo.
Su acceso, sin embargo, no es para nada sencillo, aunque el rincón es tan especial y único que bien merece el esfuerzo. Para llegar hay que completar un recorrido -ida y vuelta- de unos cinco kilómetros de dificultad alta, no en su desnivel, sino en la necesidad de utilizar las manos en algunos tramos.
Todo ello hace que debamos extremar las precauciones, especialmente si vamos acompañados de menores (no recomendado). Dependiendo del ritmo, se suele emplear poco menos de una hora, debido a que el camino no está señalizado y hay que dedicarle un tiempo extra para orientarse.
La ruta
Primero nos dirigimos en coche hacia el Área Recreativa de Zagra, donde aparcamos. Cruzamos el puente que salva el cauce del río Turia, para seguidamente girar a la derecha y atravesar una puerta metálica, cuyos marcos están literalmente vestidos de naturaleza.
Poco después, una higuera marca el inicio de la senda, encontrándonos entonces una bifurcación. No tomamos ninguna de las dos vías, optando por una que aparece -semi escondida entre la frondosa vegetación- en el lado izquierdo.
Continuamos avanzando y nos topamos con un par de pozas, preámbulo de la gran obra natural que pronto nos sorprenderá.
Microclima
Conforme vamos acercándonos a nuestro destino, ya en la segunda poza, comprobamos que estamos en un microclima. Si lo visitamos en pleno verano, las altísimas temperaturas propias del periodo estival se quedan a un lado, dejando paso a un agradable frescor que invita al descanso. Otoño e invierno nos recibe con aún más frescor y humedad.
La cascada de Bercolón está próxima, se siente, y proseguimos atravesando el río, abandonando la poza a la izquierda. Se trata de la primera zona por la que tenemos que trepar por las rocas, hasta una explanada, en la que seguimos recto.
Casi inmediatamente un segundo tramo de rocas aparece ante nosotros, haciendo que nuevamente debamos poner a prueba nuestras habilidades como rapelistas, pues son nueve metros de descenso. La cascada mayor ya se oye.
Su acceso no es para nada sencillo, aunque el rincón es tan especial y único que bien merece el esfuerzo
La cascada principal
Finalizada la primera complejidad -en absoluto fácil-, justo detrás tenemos la opción de maravillarnos con el siguiente salto de agua, de veinte metros. Entre las rocas aparece una ventana con vistas a la cascada de Bercolón, majestuosa tras las lluvias primaverales.
Descendemos con sumo cuidado, porque resbala muchísimo, y alcanzamos la idílica poza de aguas verde turquesa. Los sentidos, sobre todo el de la vista, se alegran de apreciar un lugar tan bello, ¡y tan secreto!
El agua está fresca, mucho, incluso en verano, pero el escenario es idóneo para pegarnos un baño, envueltos de un hábitat puro. Un neopreno, otra recomendación, nos permitirá mantener la temperatura corporal adecuada.
El agua está fresca, mucho, incluso en verano, pero el escenario es idóneo para pegarnos un baño
Ahora menos masificada
La ruta hacia el barranco, ampliamente renombrada por los lugareños, consta de partes complicadas, insistimos, por lo que es aconsejable realizarla con un equipo adecuado y, a ser posible, con personas expertas en esta disciplina.
Hay puntos en los que es necesario descolgarse o ingeniárselas para llega a ciertas cascadas o pozas. Esa peligrosidad exige ir con material adecuado, el que nos puede ayudar a superar las dificultades.
Durante años desconocida, la ruta del barranco de Bercolón gozaba de la singularidad de no aglutinar multitudes, pero la influencia de las redes sociales provocó que llegase a masificarse. La DANA sufrida a finales de octubre complicó más el acceso, obligando a la acción del barranquismo: la zona recuperaba así toda su magia, quedando un cauce más limpio.
Tuéjar
Enclavado en el Alto Turia, el municipio de Tuéjar ha adquirido popularidad en las últimas décadas y son muchos los que se desplazan para descubrir tanto la propia localidad como los paisajes de su entorno.
Tuéjar, sobre un cerro, destaca por sus estrechas y empinadas calles. De obligada visita son la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en la Plaza Mayor, la Ermita de la Purísima Concepción -en honor de la patrona-, y la Ermita de San Cristóbal.
Del casco histórico también conoceremos el Portal de los Santos, antaño la única entrada del pueblo amurallado. En la actualidad la estructura está amagada e integrada en las casas de alrededor.
Por último, dentro del recinto se puede ver la Torre musulmana, restaurada en 2003 y denominada ‘El Cubo’ por su figura cuadrada.