Ser clave en el germen y posterior desarrollo del teatro valenciano conlleva un honor y una responsabilidad que Carles Alberola (Alzira, 21-enero-1964) asume con naturalidad. Y aunque su humildad le impida reconocerlo es un referente para varias generaciones, por su talento y número de funciones estrenadas.
Comenzó pronto, en un grupo amateur, del que surgió su eterna amistad con Toni Benavent, compañero inseparable. Ambos fundaron en 1994 Albena Teatre, responsables entre otras de ‘Besos’, “el espectáculo que nos permitió crecer, con récords de representaciones, ¡1.018!”.
Supo asimismo rodearse de grandes plumas (Ferran Torrent, Pasqual Alapont o Roberto García). “Fue un placer encontrarnos y crear universos para seguidamente llevarlos a escena”, sostiene, pues “el teatro es un trabajo colectivo y es determinante saber confeccionar equipos”.
Faceta audiovisual
Alberola considera fundamental su faceta audiovisual, “una experiencia fantástica que desgraciadamente se interrumpió por el cierre de Canal 9”. Lamenta también que “en À Punt no se ha vuelto a recuperar el recorrido deseable, una pena porque la televisión forma parte de la vida de todos”.
Pese a sus críticas, se mantiene con tres espectáculos simultáneos (‘Waterloo’, ‘Regala’m esta nit’ con su compañía y ‘L’Últim ball’ con L’Horta Teatre), y ya piensa en su próximo proyecto, ‘L’aneguet lleig’, musical que ganó el Premio Max.
¿Qué te atrajo de la interpretación?
De joven era, y sigo siéndolo, un gran aficionado al cine, veía muchísimo: ‘El apartamento’ (1960), ‘Grupo Salvaje’ (1969), ‘Érase una vez en América’ (1984)… Además, leía sobre el tema -me entusiasmaba la poética de John Ford- y estudié en la Universidad Laboral de Cheste, que albergaba un cine-club muy potente, donde comencé a escribir guiones.
Poco después contactamos, para hacer un cortometraje, con estudiantes de la Escuela de Arte Dramático y eso me condujo a estudiar interpretación, el paso necesario hacia la profesionalización. Lo que realmente me atraía era la escritura y la dirección, junto a la posibilidad de vivir otras vidas.
Eres un pionero…
Bueno, no sé si es así. Cuando llegamos, a mediados de los ochenta, estaba todo por hacer. De la generación anterior muy pocos pudieron consolidarse. Había algunas compañías de teatro independiente y tuve la suerte de entrar en una de ellas, Pluja Teatre.
Hacer teatro en valenciano no era una realidad y sí, fuimos de los primeros en asentarnos, no solo a nivel de producción, sino de generar una autoría propia. Son varias las compañías que nos mantenemos tres décadas después: Arden, Micalet, L’Om, L’Horta…
«Lo que realmente me atraía era la escritura y la dirección, junto a la posibilidad de vivir otras vidas»
¿Esos inicios fueron tan complicados?
Decir “¡lo dejamos!” era y sigue siendo una frase recurrente, porque nuestro sector es muy precario. Los inicios, pese a las complicaciones, los recuerdo como un momento de mucha ilusión: nos sentíamos fuertes y capaces de luchar contra todo por un sueño.
Se trata de una etapa maravillosa -con descubrimientos constantes- que hay que vivirla en ese frágil equilibrio, porque siempre es complicado. Ahora igualmente lo es, muchísimo. En nuestra profesión te formas gracias a la experiencia que te otorgan los proyectos.
¿Cuán importante fue fundar Albena Teatre?
Decisivo. Toni y yo nos conocíamos desde 1984, habíamos hecho muchas funciones amateurs, que nos dieron muchas satisfacciones, y hablamos ya entonces de poner en marcha un proyecto en común, que tardó diez años en formalizarse.
Es una de las decisiones que más me satisfacen y hoy seguimos trabajando con ganas e ilusión, pues es nuestro proyecto de vida profesional.
«Fundar ‘Albena Teatre’ fue una de las decisiones más satisfactorias de mi vida: seguimos trabajando con ilusión»
Más allá de ‘Besos’, ¿cuáles han sido tus obras más relevantes?
La trilogía de monólogos que escribí junto a Alapont, ‘Waterloo’, que seguimos representando; ‘Mandíbula afilada’, cuya segunda parte ahora lleva por nombre ‘Regala’m esta nit’ (con los mismos personajes, veinticinco años más tarde) y muchas más.
Todos los espectáculos son importantes en una trayectoria, debido a que unos -con más o menos éxito- te conducen a otros. Por otro lado, te sientes identificado con lo que haces en el momento actual, pues traduce lo que eres, tus inquietudes hoy por hoy. ‘Quinze minuts amb tu’, a la que tengo mucha estima, es la única que he escrito y no se ha podido escenificar.
¿‘Per què moren els pares?’ está entre tus favoritas?
Durante mucho tiempo fue la que más, ¡la sigo queriendo! Fue una obra que no recibió el reconocimiento que creo merecía y no rodó suficiente. A veces funciones para ti importantes no tienen el mismo calado en el público o los programadores.
En Albena nos sentimos sumamente afortunados de contar con un público fiel durante toda nuestra trayectoria.