Para reducir el impacto del desperdicio de alimentos y contribuir a un sistema más sostenible, investigadores del grupo de Química (bio) Analítica y Circular (bioCir), del Departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Alicante (UA), han desarrollado un método para extraer más del 80 % de la lignina presente en la cáscara de coco.
La lignina es un compuesto natural que abunda en partes estructurales de plantas y frutas como cáscaras, hojas, huesos o tallos. Sus excelentes propiedades antioxidantes y antimicrobianas la convierten en una sustancia biodegradable con potenciales aplicaciones para la conservación de alimentos, en cosméticos y en medicamentos.
La obtención de esta sustancia es un proceso bastante común, pero el método diseñado por la UA acaba con algunas barreras y limitaciones como el uso de productos químicos, la necesidad de altas temperaturas o tiempos prolongados.
“Los procedimientos convencionales actuales no consiguen un tiempo y un rendimiento de extracción tan alto, que puede alcanzar hasta el 100 % en un tiempo muy corto”, explica el catedrático y director del grupo de Química (bio) Analítica y Circular (bioCir) de la UA, José Luis Todolí. Al tratarse de un procesamiento más rápido y de menor consumo energético, se traduce en un ahorro de energía y recursos.
Además, esta tecnología, ya patentada, “combina ultrasonidos con disolventes eutécticos profundos (DES), unos líquidos naturales y seguros que son biodegradables y no contaminantes”, añade el investigador de la UA.
El sistema propuesto implica una serie de pasos que incluyen la preparación del residuo, la mezcla con una solución específica que incluye los disolventes naturales, el ajuste del pH, la aplicación de ultrasonidos y la recuperación final de la lignina. En definitiva, este método no solo es más respetuoso con el medio ambiente, sino que también transforma los residuos de coco, que a menudo se desechan, en un recurso útil para la industria.
A pesar de su potencial para fabricar fibras naturales, biocombustibles y materiales de construcción sostenibles, grandes cantidades de cáscaras de coco se desechan anualmente. De hecho, se generan 300 millones de toneladas de residuos a nivel mundial y solamente se aprovecha el 35 % del total de esta fruta.
“La extracción de lignina de esta cáscara representa una estrategia para revalorizar este residuo y transformarlo en un producto de alto valor añadido, contribuyendo a la sostenibilidad”, insisten desde la UA.
Una vez extraída, la lignina confiere rigidez y, acoplado a materiales, puede mejorar las propiedades de barrera de oxígeno. En este sentido, apunta la profesora Ana Beltrán, miembro de bioCIR, “se puede incorporar a matrices polímericas para su posterior aplicación en materiales de envase, ya que ofrece resistencia a los embalajes y aumenta la vida útil del alimento por su capacidad antioxidante. Por otro lado, la transformación de esta sustancia y sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas son de gran interés para sectores como el cosmético y el farmacéutico”.
La metodología es adaptable a distintos tipos de residuos lignocelulósicos, de hecho, los investigadores de la UA han conseguido obtener la misma eficiencia y rendimiento de extracción con otros residuos agroalimentarios como la cáscara de la piña, el melón o de los restos de poda del olivo.