En las fiestas de Elche, los trajes que se lucen son mucho más que una simple vestimenta. Representan símbolos de identidad, historia y orgullo colectivo.
Confeccionados con esmero, reflejan tradiciones centenarias que conectan a generaciones y barrios enteros, que se unen para celebrar en las calles los desfiles de Moros y Cristianos, las reinas de las fiestas o los Pobladores, como prueba viva de esta herencia de la historia que es también una herencia textil.
Cada detalle, desde los bordados hasta los tejidos y colores, transmite el legado cultural de una comunidad que vive sus fiestas con pasión. Participar luciendo uno de estos trajes es un privilegio que nace del compromiso con las raíces y la emoción compartida.
«Cada traje es una reproducción histórica adaptada a nuestros días» J. Fabuel
Jorge Fabuel y las reinas
Este año, el encargado de confeccionar los trajes de las reinas y damas ha sido Jorge Fabuel, un reconocido modisto valenciano, especializado en indumentaria tradicional de las falleras. El Ayuntamiento quiso darle empaque con un acto de presentación oficial en La Calahorra con el fin de destacar la figura del modisto. Su experiencia en vestir a falleras se ha trasladado al diseño festero ilicitano con una propuesta exclusiva y cuidada.
“Los trajes, tanto de las damas como de las reinas, llevan tejidos con dibujos desarrollados por nosotros. Son exclusivos de nuestra tienda y no se encuentran en ningún otro lugar”, explica Jorge. Entre los colores destacados, el azul y el verde de los trajes infantiles brillan con especial protagonismo”.
Inspirados en el siglo XVIII, cada traje incorpora ilustraciones textiles únicas, tanto en la primera como en la segunda falda. Las damas y las reinas lucen diseños distintos, todos desarrollados a partir de documentación histórica, como tejidos originales o patrones técnicos antiguos.
“Cada traje es una auténtica reproducción histórica adaptada a nuestra firma”, añade el diseñador. “Todo el proceso está minuciosamente controlado para que, año tras año, se mantenga la esencia y la calidad, conservando una uniformidad estética sin renunciar a la exclusividad”.
Moros y Cristianos
En los desfiles de Moros y Cristianos, los trajes adoptan un lenguaje visual impactante. Los moros suelen lucir ropajes exuberantes, con colores intensos, telas ricas como el brocado y la seda, y detalles llamativos como turbantes, capas y pantalones amplios. Los cristianos, en cambio, apuestan por tonos más oscuros, terciopelo y accesorios como cascos, espadas y escudos.
Julián Fernández, presidente de la Asociación Festera de Moros y Cristianos de Elche, explica que los trajes oficiales suelen ser de propiedad, mientras que los de los desfiles se alquilan habitualmente en empresas especializadas de Alcoy, Elda o Villena. “Por regla general, los trajes moros son más vistosos, con telas más lujosas, y los cristianos más sobrios y con colores más oscuros”, afirma.
Los diseños son diferentes para cada comparsa, que cuida cada elemento con técnicas artesanales: bordados, apliques y otros detalles elaborados con mimo y precisión.
«Los trajes moros deslumbran, y los cristianos imponen con su sobriedad» J. Fernández
Pobladores de Elche
Por su parte, los Pobladores también han apostado por la excelencia este año. El traje de la Dama de Heliké ha sido diseñado por ‘Yusi’, un creador de moda originario de Elche, quien también se encargó de diseñar la clámide de la abanderada, símbolo de conexión con el estandarte festero. Su presidenta, Lucía Ortega, nos explica algunos de sus símbolos.
“Aunque existe margen para adaptar el traje al gusto de quien lo porta, hay elementos simbólicos obligatorios que deben respetarse: el báculo, como representación de autoridad; la clámide y la capa, que refuerzan el valor histórico y ceremonial del cargo” nos explica.
Añade que “tradición, identidad y artesanía se dan la mano en cada traje. Cada puntada cuenta una historia, y cada diseño transmite un legado que continúa vivo en las calles, año tras año, y lucir estas vestimentas es un honor que nace del arraigo y la emoción”.
Arte y tradición
La elección de un traje no es casual. Requiere meses de preparación, visitas a talleres, pruebas de color y coordinación con las agrupaciones festeras.
En el caso de las reinas, sus vestidos deben dialogar entre sí en paleta cromática y estilo, sin perder el sello personal que define a cada una. Ahí es donde la supervisión profesional, como la que realiza Jorge Fabuel, juega un papel clave: equilibra tradición y renovación sin romper con la identidad de la fiesta.
«Lucir estas vestimentas es un honor que nace del arraigo y la emoción» L. Ortega
Impulso económico
Además, estos procesos suponen un importante impulso económico para el sector textil tradicional y los talleres de confección artesanal, que encuentran en las fiestas un motor de trabajo estable y un espacio donde su labor es reconocida y valorada.
Desde Elche hasta València, pasando por Alcoy, Elda o Villena, la red de profesionales vinculados a la indumentaria festera mantiene vivo un saber hacer que sería difícil de recuperar si se perdiera.
Jóvenes diseñadores que se abren paso
En ese sentido, el papel del diseño cobra cada vez más relevancia, como lo demuestra la colaboración de modistos y creadores contemporáneos que se suman al reto de reinterpretar el pasado con respeto y creatividad. La propuesta del diseñador ilicitano Yusi para la Dama de Heliké es ejemplo de ello: un diseño que conecta historia, simbolismo y modernidad en una sola figura.
Al final, lo que se luce en las fiestas no es solo un traje, sino el alma de una ciudad como Elche, que celebra sus raíces con orgullo al ver desfilar estos trajes por sus calles, aunque no siempre sabemos apreciar todo el trabajo y el esfuerzo.
Detrás de cada traje, hay muchas personas anónimas que, con dedicación y amor por la tradición, hacen posible que todo brille. Su trabajo, muchas veces invisible, sostiene la esencia de la fiesta y merece ser reconocido como parte fundamental del patrimonio cultural compartido.