Las fiestas de Santa Pola 2025 ya son una realidad después de que María Dolores Gadea Montiel protagonizara el pregón oficial protegida por la muralla del Castillo Fortaleza y ante una plaza de la Glorieta abarrotada de público, el año que la villa marinera estrena la calificación de Fiestas de Interés Turístico Autonómico de la Comunitat Valenciana.
La comitiva formada por la corporación municipal, fuerzas vivas, cargos festeros y acompañada por música tradicional de la Colla El Freu llegó a través de la calle del Muelle hasta la plaza poco antes de las diez y media de la noche, momento en el que se inició el acto presentado por la periodista Mayte Vilaseca, con la subida al escenario, ante los aplausos del público, de los cargos del Bando Moro, del Bando Cristiano y de las Comparsas Festeras, así como de las Reinas y Damas de las fiestas.
A continuación, la alcaldesa Loreto Serrano presentó a la pregonera destacando que “este año seremos en el escenario cuatro mujeres, la Concejal de Fiestas, la presidenta de Moros y Cristianos, la pregonera y yo misma”, y la definió como una luchadora que no se conformó con el destino que la sociedad de su época le marcaba y que supo conseguir todos los objetivos que se marcó en su vida.
Un pregón con mucha suerte
Lola Gadea subió al escenario entre aplausos y comenzó a leer su pregón, cuyo denominador común fue la expresión “¡qué suerte!”, repetida una y otra vez mientras contaba las vicisitudes de su vida, que comenzó en la humilde calle del Codo a finales de los años 50.
Comenzó recordando sus primeros años “en la última calle del pueblo y vi construir el barrio de El Calvario, que tenía unos vecinos de lo más variopinto”, y destacó a su “iaia” pescadera como “el primer referente de mi vida, a la que siempre he admirado, la llamábamos la iaia de la risa, siempre dispuesta, trabajadora, con actitud positiva, mujer respetada y autosuficiente. Ejemplo de mujer santapolera”.
“En este barrio tan peculiar empecé a vivir las fiestas” con niños a todas horas y de todas las edades “para jugar a les boletes, a la goma, a la corda, al tranco, a trencar el canteret o sacar la moneda de la paella con tizne con las manos atadas detrás, imaginar cómo quedaban nuestras caras”.
Aquella Santa Pola de los años sesenta
Ensalzó aquella Santa Pola de la gymkana de camareros, las carreras de cintas de Paquito el de les bicicletes y contemplar a los valientes correr la vaca sentada en la muralla del castillo “con las piernas colgando por fuera”.
También quiso nombrar a su padre, Antonio Gadea, quien “me enseñó la cultura del esfuerzo, era sensible y humanitario, lo he visto llorar en muchas ocasiones”, a su madre “que siempre dice a todos lo que tienen que hacer”, a su maestra Mariló Martorell del colegio Virgen de Loreto, “ella fue decisiva para mi formación futura, me informó que en Santa Pola se iba a realizar un examen para conceder becas, yo gané una y así pude ir al instituto de Elche”, a Emma la farmacéutica que le dio su primer trabajo…
Mención especial tuvo su amor de toda la vida, Andrés, al que conoció con 15 años y que “me enseñó la cultura del amor”. “Un año antes de casarnos nace mi hermana, en casa, en mi presencia, ese día decido que seré comadrona”, y comienza entonces una lucha por compaginar su vida de esposa y madre con los estudios en la universidad, hasta que “en 1992 obtuve la plaza fija de enfermera en la UCI del Hospital de Elche” y posteriormente consiguió ser matrona.
Hablando sobre su carácter, enumeró las muchas experiencias que “he tenido por no saber decir que no a nada de lo que se me pide”, entre otras presentar la gala de elección de las Reinas en el Castillo, ser socorrista de Cruz Roja en la playa, Supervisora General en el Hospital de Elche o concejala y teniente de alcalde.
La vida es una fiesta
Se definió a sí misma como “disfrutona”, no dejando pasar oportunidad alguna: obras de teatro, fiestas deportivas, gastronómicas o religiosas, “si hay algo a lo que no puedo faltar ningún año son las misas, ofrendas y procesiones en honor a nuestra Virgen del Carmen y nuestra patrona la Mare de Déu de Loreto”.
“De no ser enfermera, todos lo sabéis, sería payasa”, toda una declaración de intenciones, “hoy más que nunca estoy convencida de los beneficios que tiene la fiesta y la risa sobre la salud. La fiesta es el alimento del alma, reunirse, en un ambiente agradable con música, hablar, comer o bailar, va a liberar dopamina, que es la molécula de la felicidad”.
El colofón de su pregón lo dedicó a la mujer santapolera: “Santa Pola siempre ha sido un matriarcado, los hombres se iban al mar y las mujeres criaban, educaban, decidían y cuidaban del hogar” y lo finalizó aludiendo a un tópico de fin de fiestas: “los castillos de fuegos artificiales en la playa, con su tradicional bomba que nos indica el final de las fiestas, el reto de preparar, mejor si cabe, las del próximo año, la vuelta a la rutina y posar-se una rebeca, que ja ha arribat la frescor, vos desitge que disfruteu intensament”.
Detalle de la Comparsa Pescadores
Tras las posteriores intervenciones por parte de la alcaldesa Loreto Serrano y la concejala de Fiestas Nely Baile, la pregonera recibió los pertinentes regalos y llegó entonces uno de los momentos emotivos de la noche cuando su marido subió al escenario, con la compañía de miembros de la Comparsa Pescadores al ritmo de “El Barrilito”, formando el tradicional arco de remos para despedirlos del escenario.
El gran momento musical del acto de apertura de las fiestas llegó de la mano del tenor crevillentino José Manuel Más, acompañado por la Associació Musical Mare de Déu de Loreto bajo la dirección de Jorge Baeza Blasco, finalizando con la interpretación del himno de Santa Pola y del himno regional de València.