Por el camino ha quedado un rosario de problemas en forma de retrasos, aplazamientos, protestas, rifirrafes entre políticos, y otras dificultades de muy diverso pelaje, felizmente superadas.
Ahora, una década después, los obstáculos que han bloqueado la finalización del instituto Azorín han quedado en el baúl de los (malos) recuerdos y la comunidad educativa ha podido cruzar de nuevo las puertas con total normalidad, para dar comienzo al curso 2025-2026 en sus flamantes instalaciones de la avenida Reina Sofía.
Sin embargo, el recorrido que ha llevado hasta aquí no ha sido, lo que se dice, un camino de rosas precisamente, sino todo lo contrario. El proyecto de reforma original, a priori sin mayores complicaciones, ha tenido que cambiar varias veces de planteamiento sacudido por la tormenta de los acontecimientos.
De la simple (en apariencia) remodelación del histórico inmueble de más de cincuenta años de antigüedad, se ha terminado pasando a su demolición y construcción de uno totalmente nuevo.
Previsión de remodelación
Pero antes de todo esto, hay que remontarse al año 2007, cuando se empezó a hablar con insistencia de la remodelación y ampliación de un centro que, cuando se construyó a finales de los años sesenta del siglo pasado, se convirtió de inmediato en un referente educativo en la comarca.
En ese año, el presupuesto que se manejaba era de aproximadamente siete millones de euros. Hoy, dieciocho años y varios cambios de gobierno después, el coste final, incluyendo la construcción de un centro levantado prácticamente desde cero, se ha casi duplicado hasta llegar a los 13,3 millones.
El proyecto ha tenido una inversión de 13,3 millones de euros
Comienzan los problemas
Ya desde pronto llegaron los primeros retrasos con demoras en el plazo de licitación de las obras, que mantuvieron en un continuo compás de espera el arranque de las mismas.
Así, con los tiempos alargándose más de la cuenta, llegaríamos a 2015 en medio de un sinfín de protestas de la comunidad educativa, que se veían los grandes olvidados, mientras, por su parte, los responsables políticos, tanto locales como autonómicos, se dedicaban a anunciar recurrentemente el comienzo de los trabajos y aprovechar, de paso, la ocasión para tirarse los trastos a la cabeza los unos a los otros.
A mediados de ese año y con la tensión flotando en el ambiente, se anunció a bombo y platillo que “el proyecto más grande para Petrer”, tal y como se vendió por aquel entonces, se iba por fin a hacer realidad con la licitación de las obras. Con profesorado y alumnado trasladados a unas aulas prefabricadas en el parking del centro, comenzaría a finales de 2015 la remodelación integral del edificio, que mantendrían tan solo fachada y estructura.
Cuenta con mil plazas escolares
Decepción mayúscula
Pero un nuevo jarro de agua fría vino a rebajar la euforia inicial. El pésimo estado en el que se encontraba el viejo inmueble paró en seco el proyecto cuando ya se habían ejecutado 1,3 millones de euros. La única salida viable que dieron los técnicos era derribar el edificio y construir una nueva planta. Otro salto hacia ninguna parte que de nuevo parecía llevar a un callejón sin salida.
No sería hasta 2019 cuando, en un enésimo intento de llevar a buen puerto un asunto que parecía eternizarse, Conselleria anunciaría la buena nueva de la licitación de la redacción del proyecto básico y de ejecución del nuevo instituto.
De nuevo, manos a la obra para reubicar a toda la familia educativa en unas aulas prefabricadas instaladas en un solar municipal de la zona de Els Platans, mientras duraran los trabajos en el histórico edificio.
Tiene veinticuatro aulas de ESO y ocho de Bachillerato
El proyecto se encarrila
En julio de 2020 se presentó el proyecto básico del nuevo instituto con un presupuesto de licitación de 10,6 millones de euros y una superficie construida de casi 5.000 metros cuadrados, que lo convertiría en uno de los “más modernos de toda la provincia de Alicante” aseguró la alcaldesa, Irene Navarro.
Con la pandemia de por medio, que dilató aún más los tiempos, la firma en septiembre de 2022 del acta de inicio de obras dio por fin luz verde a las tareas de desmontaje y derribo del histórico edificio. Unos meses después se empezaría a levantar en el mismo lugar el nuevo centro, en el que durante este verano se han estado dando los últimos retoques.
Finalmente, y casi veinte años después, el pasado 11 de julio se firmó el acto de entrega de las obras por parte de Conselleria. Sin entrar a profundizar en el enganchón dialéctico que protagonizaron el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en su visita ese día a Petrer al acto institucional, y la alcaldesa de la localidad, Irene Navarro, se puso punto y final simbólico a un largo y accidentado recorrido que ha tenido su estreno con la entrada en las aulas.
A la última
El nuevo centro arranca el curso con mil plazas escolares y cuenta con un diseño adaptado a los tiempos actuales. Posee amplias zonas comunes y es un edificio puntero en la sostenibilidad, al contar con una calificación energética A gracias a una envolvente térmica mejorada y un sistema fotovoltaico con inversor de 100 kw.
Tiene accesibilidad universal, con itinerarios adaptados y espacios inclusivos con climatización integral, ventilación mecánica con Unidades de Tratamiento de Aire y control automatizado de iluminación.
La inversión que ha tenido el proyecto es de 13,3 millones de euros cofinanciados al 60% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunitat Valenciana 2021-2027. El edificio está ubicado en el solar del antiguo centro, en una parcela de 16.027 metros cuadrados, de los cuales 4.964 son de superficie construida.
Consta de un aulario principal, veinticuatro aulas de ESO, ocho de Bachillerato, laboratorios y aulas específicas, además de gimnasio y vestuarios, zonas comunes como cafetería, biblioteca, salón de actos y espacios administrativos y urbanización exterior con pistas deportivas, zonas verdes y aparcamientos accesibles.