En 1957 un sacerdote de la Compañía de Jesús que se hacía conocer como “el padre Fontova” fundó una nueva escuela solidaria llamada Nazaret, con comedor e internado en el barrio alicantino de San Agustín. Dicha institución estaba orientada a atender a los hijos de las familias más vulnerables que todavía padecían los últimos coletazos de la Posguerra.
Han pasado casi siete décadas, y hoy ya hay más de doscientos profesionales implicados en este proyecto entre profesores, asistentes sociales, psicólogos, cocineros, etc. Entre todos ellos se encargan tanto de seguir regentando el colegio concertado, como de impulsar diversos programas dirigidos a mejorar las vidas de infantes que no tuvieron la suerte de nacer en hogares privilegiados.
Atención personalizada
El 8 de septiembre se retomarán las clases en Nazaret, igual que en todos los demás centros educativos de la Comunitat Valenciana. La diferencia es que para entrar aquí tienen prioridad aquellos chavales de Primaria y la ESO que están en situaciones muy vulnerables.
“Este colegio tiene un entorno muy complicado. La gente que llevamos años aquí es porque realmente tenemos mucha vocación. Si te crees y vives este trabajo te acaba enganchando, pero si no te pueden dar ganas de irte corriendo” nos señala Felipe Hernández, profesor de Educación Física desde 2008 y actualmente director del centro.
La mayoría de los niños que hoy acuden a esta escuela no son de San Agustín, sino más bien de otros barrios más desfavorecidos como la Zona Norte o el Cementerio donde abunda la población inmigrante y gitana. Aun residiendo lejos, son muchos los que quieren matricularse en Nazaret.
“Atendemos a los chavales de principio a fin. Para nosotros cada alumno no es un digito más, sino un caso particular con su historia y ámbito familiar detrás. Les creamos un itinerario personalizado con el que se sienten muy acompañados y seguros. Por eso no les importa coger el bus escolar para venir aquí, aunque vivan lejos” nos señala Hernández.
«Nuestros alumnos se sienten acogidos al no tratarlos como un digito» F. Hernández (director del colegio)
Prepararlos para el mundo exterior
El colegio tiene también clases de refuerzo para enseñar español a alumnos extranjeros recién llegados. Actualmente incluso están desarrollando un nuevo programa de inserción sociolaboral dirigido a aquellos alumnos que terminan la ESO y quieren trabajar. En ese sentido se van a impartir clases de hostelería, mantenimiento de edificios, limpieza, deportes u otros oficios.
“Queremos que los chavales con pocos recursos también puedan acceder a este tipo de títulos oficiales. De hecho, pensamos crear también una empresa propia para que puedan recibir prácticas remuneradas de seis o doce meses con sus primeros contratos laborales, y que de ahí den el salto al sector laboral. Nuestra misión es prepararlos para el mundo exterior” nos señalan.
Vertiente social
No obstante, Nazaret Alicante no es ni mucho menos solo un colegio, sino que adicionalmente acomete varios programas sociales para asistir tanto a niños como a sus propias familias.
“Antes de entrar aquí ya había trabajado con menores, pero esto fue distinto. Desde el principio me resultó una experiencia muy impactante. Con los años nos hemos ido dado cuenta de que tratar al chaval sirve de poco si luego acaba regresando a su mismo contexto familiar complicado. Por eso ahora intentamos ayudar a todo su entorno a través de diversas iniciativas” nos señala Itxaso Mondragón, quien empezó como voluntaria hace treinta años en el comedor de Nazaret y actualmente coordina sus iniciativas sociales.
«Intentamos ayudar tanto a los niños como a todo su entorno familiar» I. Mondragón (directora social)
Centros y hogares de acogida
En esta línea la entidad regenta también un centro de día, donde veinticuatro niños alicantinos dictaminados por los servicios sociales autonómicos se quedan durante tres horas al terminar la jornada escolar. Estos infantes -de entre seis a dieciocho años- realizan actividades varias para mejorar su rendimiento académico, nutrición, higiene, estado de ánimo, etc.
A ello se suma la gestión de seis hogares de acogida, denominados como “centros de vida”, donde residen 38 menores desamparados en compañía de educadores sociales.
Igualmente, Nazaret colabora con el Ayuntamiento de San Vicente realizando dos programas de crianza acompañada para atender a jóvenes embarazadas y de educación familiar para prevenir desarraigos. Hasta el pasado marzo ambas iniciativas también se realizaban en el Ayuntamiento de Alicante, pero desde entonces la concesión no ha sido renovada.
La vida adulta
En los últimos tiempos el colectivo ha dado incluso un paso más en su labor, con el fin de seguir acompañando a esos chavales… una vez han cumplido ya la mayoría de edad.
“A los dieciocho ya eres adulto y no puedes estar en protección, pero eso no significa necesariamente que hayan desaparecido tus dificultades familiares. Nosotros pasamos muchos años conviviendo con ellos, y nos resultaba un poco inhumano dejarlos solos de repente. Por eso reivindicamos a la Conselleria que nos posibilitara seguir atendiéndoles en sus primeras etapas de la vida adulta” nos comenta Mondragón.
En este sentido desde 2019 Nazaret gestiona, financiados por la Generalitat Valenciana y la Fundación La Caixa, cuatro hogares de emancipación para jóvenes en Alicante y Elche.
Actualmente Nazaret atiende a 364 personas, la mayoría menores
Cómo ayudar a Nazaret
Contando todos los servicios relatados, actualmente Nazaret atiende a un total de 364 personas de entre cero y veinticinco años procedentes de 179 familias vulnerables.
Quien quiera ayudarlos a continuar con esta impagable labor, puede hacerse socio a nivel particular o bien colaborar a través de su empresa.
“En épocas de crisis la necesidad siempre aumenta. La mayoría de estas familias no tienen trabajo, y no saben si van a comer al día siguiente lo cual evidentemente les genera mucho estrés. Al mismo tiempo se producen más recortes de la Generalitat, y lo que recibimos no es suficiente para financiar todos nuestros programas” nos señalan desde la organización jesuita.