Entrevista > Lluís Ruiz / Modisto (Crevillent, 6-diciembre-1978)
De un modo accidental, como nos contará, Lluís Ruiz se introdujo en el sector de la moda. Sus estudios se encaminaban hacia la docencia -es igualmente profesor de inglés-, y se encontraba, de hecho, de Erasmus en Cardiff (Gales).
“Era 2004 y recibí una llamada de mi hermana María, que ese año era Sultana de la comparsa Omeyas”, recuerda. Los trajes los iba a coser su madre, aunque fue finalmente Lluís el que acabó realizando los diseños.
Lo que empezó como algo pequeño, familiar, se fue convirtiendo en una firma plenamente consolidada, durante años en València y ahora en Madrid, “sin perder de vista Crevillent, donde crecí y están mis orígenes”.
Poco a poco fuiste introduciéndote en las fiestas.
Es curioso, porque se transformó lo que durante años fue una especie de juego para mí y mi hermana. Representábamos que ella era Sultana y cualquier prenda nos servía, fuera un pañuelo o una funda antigua.
¿Hacerle el vestido a María te cambió la vida?
Se puede decir que sí, aunque lo hizo más unos años después, cuando una prima (Pilar Estela) fue proclamada Bellea Astur. Me propuso que le hiciera los diseños de los vestidos, le dije que encantado y a partir de ahí empezaron a buscarme.
«Poco antes de la pandemia comencé a estudiar patronaje, abriéndoseme a continuación un nuevo mundo»
¿Ya estabas ubicado en València?
Sí, marché de Crevillent con apenas veinte años. En aquel periodo hacía los diseños, buscaba los materiales y otra persona los ejecutaba, fórmula que, residiendo fuera, resultaba complicada, pues debía realizar exactamente cómo lo había plasmado en el diseño.
Decidí parar y poco antes de la pandemia comencé a estudiar patronaje, formándome como modisto. Se abrió a continuación un mundo nuevo, historia de la moda, sombrerería… Ahora el proceso lo hago desde cero, disfrutándolo.
¿Te atreves a definir tu estilo?
Sobre la indumentaria de Moros y Cristianos, es historicista. No es histórico al 100%, porque nadie querría llevarlo en fiestas, pero necesito que haya una base histórica detrás: es lo que me gusta e identifica.
¿Estás especialmente orgulloso de alguna colección?
En el fondo todas son ‘hijas’ mías, teniendo en cuenta que trabajo para una persona en concreto. Siempre que esté contenta con el vestido que lleva, el resultado será satisfactorio, redondo.
«Busco que un traje esté bien, porque la perfección en la costura no existe, ni siquiera en la alta costura»
¿Intentas adaptarte a la idea del cliente u optas por aportar?
Es una mezcla, sin duda. Si quiere algo en concreto hay que hacérselo, pero hay muchas formas de llevarlo a cabo, de acuerdo a tu estilo o la morfología de la persona. Busco cómo resaltar su figura, factor clave a la hora de hacer un diseño.
¿En qué te inspiras después?
Si es un vestido cristiano, por ejemplo, me documento muchísimo, en libros de indumentaria o consultando museos de moda, para conocer el tipo de patronaje que se empleaba. Intento seguidamente reproducir esas formas, tejidos y volúmenes.
En el caso de moro sigo un proceso similar, para saber cómo estaban construidas esas piezas, inéditas en nuestra época. Es decir, invento, pero siempre desde una base histórica.
¿Buscando la excelencia?
Sobre todo que esté bien, porque la perfección en la costura no existe, ni siquiera en la alta costura. Sí es verdad que, en el proceso, la experiencia te ayuda a hacer las cosas cada vez un poco mejor. Es un error obsesionarse con la perfección, porque acabas por no disfrutar.
«Son muchos los que no acaban de entender por qué me sacrifico tanto, pero forma parte del proceso»
¿Tus jornadas deben ser sumamente intensas?
Se dividen en dos facetas bien diferenciadas. Sacrifico muchas horas de ocio y vida social, especialmente en periodos de muchos encargos. Hay quien no acaba de entender por qué sacrifico tanto, pero es un proceso necesario.
¿Por qué escoger entre un trabajo y otro? Ambos me satisfacen. Como modisto estoy en el taller a solas, siendo consciente hasta dónde puedo llegar. Es importante a veces saber decir no, conociendo mis tiempos de trabajo y siendo consciente que el ocio es preciso.
Mañanas de docente, tardes de modisto.
Burdamente dicho, sí, pero en muchas ocasiones en casa debo corregir exámenes o preparar clases. Ya en el plano de modisto, puedo pensar que un trabajo me va a suponer dos horas, pero se complica y son más, al ser siempre formas, materiales y patrones distintos. Además, no todos los tejidos combinan igual.
Finalmente, ¿qué representa para ti Moros y Cristianos?
Son el punto de partida de mi vida actual, han marcado toda mi trayectoria. Por eso me baso mucho en cómo era la fiesta en sus inicios, con esa indumentaria y aspectos medievales que tanto me llamaban la atención.
Es cierto que no vivo en Crevillent, pero mis raíces las tengo muy presentes: te crean un bagaje que te lleva a un lugar u otro.