Entrevista > Raúl Escribano Sánchez / Escalador (Alicante, 13-noviembre-2006)
Raúl Escribano Sánchez supo desde niño que su futuro estaba vinculado al deporte profesional. Comenzó como nadador, llegando a disputar triatlones, pero descubrió la montaña -de la mano de su padre, gran aficionado- y todo cambió, “me enganchó al momento”, confiesa.
De las tres modalidades de escalada, realiza dos, bloque y dificultad. Miembro de la Federación de Deportes de Montaña y Escalada de la Comunitat Valenciana, su nivel es tan alto que desde septiembre de 2024 entrena en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat.
Nos contará cómo es su día a día en Cataluña, porque además algunas jornadas -siempre que el entrenamiento se lo permite- estudia Ciencias del Deporte en la Universidad de Barcelona. Tanto esfuerzo tiene un claro objetivo, ser olímpico, en Los Ángeles’2028 o Brisbane’2032.
¿Cómo comenzaste en la escalada?
A los siete años, acompañado de mi padre: nos encantaba ir a la montaña, a dormir y hacer acampada. Acudíamos a una cima cerca de Alicante, donde había un pequeño rocódromo, exterior y gratuito. Disfrutaba mucho subiéndolo, decía que quería volver a escalar las ‘piedras de colores’ y decidieron llevarme a uno de verdad, ubicado en Mutxamel.
«Para escalar debes ser muy completo y aprender a hacer un sinfín de gestos y movimientos»
Y te enganchaste…
¡Desde el primer momento! Antes hacía natación -compaginé incluso ambos deportes dos años-, pero el ambiente de la escalada me gustó mucho más. Soy muy inquieto y cada vez que entrenaba probaba aspectos nuevos, porque para escalar debes ser muy completo y aprender a hacer un sinfín de gestos y movimientos.
En natación el entrenamiento era muy repetitivo, casi siempre ir y volver, y el reto era contra ti mismo, bajar la marca básicamente. En escalada encontraba cada día una cosa distinta, además de hacerlo con amigos, comentándolo.
¿En qué consiste tu modalidad?
Hago dos, bloque y dificultad. El primero se centra en un muro de unos cuatro o cinco metros, en el que se presentan varios problemas -que no has visto previamente- y un tiempo limitado para resolverlo (entre cuatro y cinco minutos). Es similar a un puzle, en el que tienes que averiguar con qué técnica y método lo vas a hacer. Se trabaja coordinación, fuerza, equilibrios…
Dificultad, por su parte, es un muro mucho más grande, de unos quince o veinte metros (exterior), con un recorrido superior, que debemos subir, siempre con cuerdas y arnés. Gana el que llega más alto, que normalmente es el que ha completado más movimientos.
¿Puede ser peligroso?
En absoluto, hay muchísima seguridad, siendo muy extraño hacerte daño. Pero obviamente debemos estar concentrados, porque un despiste se puede pagar caro.
Se precisa, no obstante, tener mucha confianza en sí mismo, ser valiente y no tener vértigo, o aprender a superarlo. En ese caso, lo mejor es la modalidad de bloque, pues no subes tan alto y te acostumbras a la altura.
«Escalando hay muchísima seguridad, aunque debes ir concentrado: cualquier fallo se paga»
¿Has vivido algún momento complicado?
Una vez, escalando en dificultad, la cuerda estaba muy desgastada. La atamos al arnés y cuando llegué arriba me di cuenta que la llamada ‘camisa de fuera’ -el color de la cuerda- estaba cerca de finalizar, por el roce, y me había quedado colgando de los hilos blancos del interior. Aguantan muchísimo, pero también impresiona, porque empieza a ser peligroso.
¿Qué sientes cuando escalas en roca?
Muchísima tranquilidad. La montaña me transmite eso, paz, desconectar del resto. Voy con mis amigos, a hacer deporte, conocer la montaña un poco más y mejorar mi forma física.
Cuando estoy allí no pienso más que en disfrutar con ellos y escalar lo mejor que sepa y pueda.
¿Has ganado alguna competición?
El pasado año conquisté, en dificultad, la Copa de España absoluta, una liga de tres pruebas, y fui segundo en el campeonato de dificultad, celebrado en la localidad madrileña de Arroyomolinos.
«En Sant Cugat dispongo de una mejor estructura, la que necesitaba para seguir progresando»
¿Estos méritos te llevaron al CAR de Sant Cugat?
Fue a través de David Macia, en aquel momento seleccionador nacional. Gracias a él y mis resultados me ofrecieron esa oportunidad, donde hay una estructura muchísimo mejor.
Esos medios eran los que precisaba para seguir avanzando, sobre todo acompañado de un gran entrenador como es David.
¿De qué modo compaginas entrenos y universidad?
Los entrenos son martes, miércoles y jueves, además del fin de semana. Lunes y viernes tengo libre para ir a la universidad, en Barcelona, a hora y media en transporte público. Estudio por las tardes o entre las prácticas.
Mis semanas son muy estresantes, pero me compensa, estoy haciendo lo que realmente quiero y me gusta.
¿Con el sueño de ser olímpico?
¡Ojalá!, a ser posible los próximos, en Los Ángeles. Cada vez es un objetivo más posible, siendo muy complicado. Recientemente participé en el campeonato nacional de bloque, en el Metropolitano de Madrid.