Entrevista > Eva Hernández Ramos / Modelo y abogada (Alicante, 3-julio-1981)
“Solo sé que no sé nada” es una frase que durante siglos se le ha atribuido al filósofo griego Sócrates. Es también uno de los principales leitmotiv de la modelo y abogada Eva Hernández, quien opta muchas veces por valorarse como una mujer normal.
Desde aquí les anunciamos que no lo es. Ampliamente valiente, empleó un periodo complicado de su vida -que incluyó el fallecimiento de su padre, en 2016- para “apretar el acelerador y comerme el mundo”, como le gusta indicar. Desde entonces son una infinidad los logros que ha conseguido, todos por méritos propios.
El último fue el nombramiento, el pasado 14 de agosto, como Miss Belleza España Sénior, “un certamen para mujeres mayores de 32 años y hombres de más de 40”. Sin duda, “era necesario romper con el estereotipo de la edad y del concepto de belleza física” dice Eva, toda una superviviente.
¿Qué es una miss?
Saber cuál es tu propósito y utilizarlo con conciencia. Muchos hablan de la superficialidad de este tipo de concursos, pero se equivocan, porque ser miss no es deslumbrar, es inspirar.
¿Cuándo se produjo el cambio de ‘chip’?
Hace unos diez años, con el resurgimiento de la moda. Gradualmente fuimos escuchando eso de sénior, algo necesario, pues antes no podían participar mujeres casadas, divorciadas o con hijos. Se tuvieron que reprogramar las normas: ¿por qué una mujer de cuarenta años, en la flor de la vida, no puede demostrar que no solamente es bella, sino que tiene otros muchos valores?
¿En esos aspectos se fija el jurado?
Son un cúmulo de cosas, comenzando por la belleza, que siempre es relativa. Sin embargo, tienen en cuenta otros muchos valores, los que brinda la belleza integral, como la oratoria, saber estar o protocolo, con clases de cómo llegar a los demás, cómo comunicar.
Cuando ganas un certamen así no es solo la foto: te van a escuchar, entrevistar y debes transmitir los valores del concurso, que son responsabilidad, autenticidad, puntualidad, compromiso…
¿Fue la oratoria tu punto fuerte?
Debo confesar que sí (ríe). Tuvimos una entrevista con el jurado, para la que nos prepararon, y mientras antes apenas se valoraba, ahora se hace mucho.
«¿Por qué una mujer de cuarenta años no puede demostrar que además de bella tiene otros muchos valores?»
¿Sufriste nervios durante esa semana y las anteriores?
Muchos piensan que estos eventos se centran en la imagen y el postureo; erran, no es así. Durante esa semana, que la disfruté muchísimo, pude mostrarme tal cuál soy, una mujer empresaria, con un alto compromiso social… Fueron momentos muy bonitos.
Entre nosotras hablamos de algo que me encantó, porque todas teníamos una historia personal detrás que nos había llevado hasta ahí. No pasé nervios, había llegado la gala, no nos lo creíamos y nos sentíamos ganadoras.
¿Cómo te preparaste?
A conciencia, ya los meses previos. Obviamente a nivel físico, no porque me lo exigieran, sino porque quería sentirme segura. También estuve yendo a Madrid para formarme en pasarela, tanto de moda como de miss.
Del mismo modo, protocolo y outfits, que son tu presentación. Parece frívolo, pero no, se trata de una herramienta para tu día a día.
¿En qué momento supiste que eras la ganadora?
Me ilusioné con esa idea en la prueba de oratoria, aunque después ya no lo tenía tan claro. Intuí que podría ganar cuando enumeraban a las finalistas y no decían mi nombre, pero podíamos ser cualquiera.
Gritaron ¡Miss Alicante!, sin yo escucharlo. Pensaba que había vencido otra, hasta que Miss Andalucía -que era mi favorita, ahora amiga- me dijo ¡eres tú!
«Durante la semana del concurso mostré cómo soy, una mujer empresaria, con un gran compromiso social…»
Es decir, también ganaste una amiga.
Amigas, en plural. Ella (Miss Andalucía) me indicó que deseaba que ganara yo. Fue un instante muy bonito, nos pusimos a llorar y así recogí la corona.
¿Este certamen está entre tus momentos top?
Sin duda, se sitúa en el top-3, por tres razones. Primero debido a los momentos emocionales que experimenté, fueron fuertísimos: el que viví con Miss Andalucía me lo llevo para toda la vida. Segundo, me presenté por un reto personal. Y tercero, es una experiencia que se da muy pocas veces en la vida y es digno de recordar.
¿Te han surgido nuevos proyectos?
Me ha aportado trabajos en el mundo del espectáculo, la comunicación y la interpretación. Estoy ya dentro del equipo organizador de un evento de relevancia que tendrá lugar el próximo año en Alicante.
Otro reto es ser actriz de audiovisual y para ello estoy realizando un Máster de Interpretación.
«Me ilusioné con la posibilidad de ganar tras la prueba de oratoria, aunque luego no lo tenía tan claro»
Destacas por tu autenticidad, cultura y compromiso.
Agradezco tus palabras, así me siento. Soy auténtica porque no necesito encajar en ningún molde o estereotipo para sentirme bien. De hecho, con este hito pretendo ser un altavoz, un espejo, para muchos otros (hombres y mujeres).
¡Nos debemos olvidar de tonterías, de complejos! Todas las personas albergamos algo único y especial que no tenemos que cambiar para encajar. Así lo he hecho toda mi vida.
De la misma forma soy una persona inquieta, me encanta conocer y saber cosas nuevas… No puedo estar quieta, también por todo lo que superé. Ahora muy pocas cosas me afectan.
¿Qué precisas saber nuevo?
Cultura y aspiración de conocer siempre tenemos, porque cuánto más sé, más descubro lo que me falta por conocer. Me ilusiona terminar el Doctorado de Derecho Administrativo, tras cursar el Máster en Derecho Ambiental en la Universidad de Alicante.
Y, aunque ya estoy en universidades privadas, me encantaría ser docente en la mía, la UA.
Una de tus frases preferidas es…
Que no vine a deslumbrar, sino a inspirar, tanto en el certamen de Miss como en la vida en general. No creo en la belleza que deslumbra, porque un líder no destaca, y sí inspira a otros a que le sigan, a que también sean líderes.
Una mujer, una belleza integral, hace que otras quieran ser como ella, es un espejo para las demás. En absoluto me considero la mejor, ni la más bella, pero sí quiero ser un referente.
«Gritaron ¡Miss Alicante!, sin que lo escuchara; fue Miss Andalucía, mi amiga, la que me dijo ¡eres tú!»
¿Cómo piensas y sientes?
Mi mente es compleja, porque me agrada la complejidad, también en mi trabajo. No obstante, lo que realmente me inspira y me hace feliz es poder dejar una huella en los demás.
Todo ello está impregnado en mi labor profesional, obra social, en cómo me relaciono… Por otro lado, no me atraen los aspectos mundanos ni estoy apegada a lo material. Lo más importante es cómo haces sentir a los demás.
¿En qué consiste la verdadera belleza?
Salgo en muchas fotos con la corona en la mano o en la mesa, porque la belleza más importante reside en la autoestima. Todos los que me conocen saben que no soy Miss Alicante o Miss España, sino una mujer completa. La corona no deja de ser un complemento, y debería de ser así para todo.
Hablemos de los derechos humanos, cada vez menos valorados.
La mayor maldad del mundo no es quien hace el mal, es la de quien escucha sin hacer nada. Piensa la gente que se es neutral y a día de hoy todo nos vincula.
Por supuesto que no son neutrales: son cómplices, porque sin esa complicidad no pasarían los abusos que se producen en todos los sentidos y órdenes.
«Soy auténtica porque no necesito encajar en ningún molde o estereotipo para sentirme bien»
¿Notas una mayor igualdad entre hombres y mujeres?
Sí hay igualdad en la Ley, pero en lo cotidiano persisten sesgos, desde quién toma la palabra en una reunión hasta cómo se mide el mérito. No lo digo desde la queja, más desde la evidencia diaria.
Sin embargo, erramos en el nuevo rol de la mujer. Si sumáramos a los hombres como aliados y fueran verdaderamente nuestro complemento, el cambio se aceleraría. Queda camino, pero de todos.
¿Has sentido críticas en ese sentido?
Al principio sí, hoy pocas. El trabajo sostenido, el esfuerzo y los resultados han hablado por mí. He aprendido que la preparación y la disciplina pesan más que la apariencia. Ahora me siento valorada y respetada.
¿Llegando incluso a intimidar?
Alguna vez. Lo interpreto como la reacción que genera ser exigente y segura. En ocasiones me dicen “qué suerte” o “cuántas cosas haces”. Respondo que no es suerte, es trabajo.
Y sobre el tópico que las mujeres independientes lo tienen difícil en el amor, no compro esa etiqueta; la vida profesional y personal no son excluyentes; se trata de equilibrio y elegir bien los entornos que suman.
«Si las mujeres hiciéramos piña y pensáramos en nuestro rol, muchos de los comportamientos actuales acabarían»
Abogada especializada en transporte y estiba, ¿qué es tu método ‘Smarthing’?
Debido a que el tema de logística y derecho es muy farragoso, he preferido contar historias, a través de una sentencia real cualquiera. Seguidamente le doy un toque de serie, para que el lector sepa qué debe y qué no debe hacer.
Se denomina ‘Smarthing’, que podríamos traducir como “algo inteligente”, porque en la empresa utilizamos Inteligencia Artificial.
¿Cuáles de tus libros destacarías?
‘Normativa de estiba en carretera’ (2018), ‘La guía vasca de estiba’ (2019) y, más reciente, el capítulo de Derecho Marítimo de ‘Estratègia Blava de la Comunitat Valenciana’ (2024).
De cara a 2026 lanzaré junto a otros autores uno centrado en sostenibilidad y medio ambiente en logística.
¿Tu día a día es tan estresante?
Principalmente es ilusionante y apasionante, pues lo que te apasiona no te estresa. Hago abogacía, consultoría, el proyecto de IA, conferencias y formación a cuerpos de seguridad. Además, practico deporte (cross fit) y cuido mi mente.
Por último, ¿qué representó ser la primera mujer Maestra de Cargas en España?
Una experiencia inolvidable. Si ganar el certamen de belleza ha resultado un puente, vencer en mi profesión fue la meta a tanto sacrificio. Es el top-1 de mi vida.
Mientras, el top-3, el concurso de Miss, me ha permitido demostrar que una mujer no es guapa o lista, es todo, que la belleza es integral y no depende del físico. He podido, como decía, romper un estereotipo, una lanza en favor de las féminas que hemos recibido ataques porque supuestamente si eres coqueta, eres directamente tonta.
Curiosamente he tenido que demostrar por diez que no soy tonta y también por diez que no soy fea. Todo por culpa de cómo es la sociedad.