El Archivo Municipal “Clara Campoamor” ha publicado el segundo número correspondiente a la serie titulada “Edificios Históricos de Crevillent”, en esta ocasión dedicado al Lavadero Público.
Esta nueva actividad tiene como objetivo dar a conocer la evolución urbanística en Crevillent, mostrando edificios o lugares emblemáticos, en algunos casos aún existentes, otros ya desaparecidos o que han cambiado de uso, utilizando para ello los proyectos originales conservados en el Archivo, además de otras series documentales con información relativa a estos inmuebles.
Este segundo número del Lavadero Público, cuyo origen se remonta al siglo XVIII, concretamente a 1789, cuando se construye el primer lavadero aprovechando el cauce de la acequia de la Fuente Antigua, si bien no era un edificio como tal, ya que estaba al aire libre, de ahí que durante casi un siglo, las actas municipales insistan en la necesidad de construir un edificio destinado a este uso, con el fin de evitar que las mujeres lavanderas tuvieran que sufrir las inclemencias del tiempo.
El primer proyecto conservado en el Archivo Municipal data de 1884, en la calle Abrevadero (hoy Llavador), la misma que ya tenía desde el siglo XVIII, con el fin de aprovechar los terrenos y el paso del agua, cuyo coste fue de 18.998,45 pesetas, a favor del contratista crevillentino Agustín López Santacruz.
Este proyecto fue obra también del arquitecto municipal de Alicante y de la diócesis de Orihuela, José Guardiola Picó, de ahí que se haya realizado a modo de desplegable, dada la belleza de los planos, como la fachada del mismo.
La epidemia de cólera de 1885 determinó que la obra fuera recepcionada provisionalmente, a falta de la cubierta y las casitas de venta de jabón, cuya construcción se dedicó al alcalde Francisco Lledó Quesada.
Este lavadero funcionó durante cuarenta años y se trasladó al final de la calle Virgen del Carmen, ampliado a una superficie de 446 metros cuadrados y con 350 pilas en total, 300 para lavar y 50 para fregar.
Cabe destacar que la mina de agua de la Fuente Antigua o Mina del Poble, cuyas primeras referencias se remontan al siglo XI, ha determinado en gran medida la evolución histórica de Crevillent. De hecho, su presidente, Lorenzo Laustalet, realizó un donativo de 15.000 pesetas destinadas al nuevo lavadero, que estuvo en funcionamiento hasta la década de los sesenta del siglo pasado y del que aún hoy, muchos crevillentinos tienen su recuerdo, además de las fotografías de Agustín que ayudan a su ilustración.
El lavadero público fue una de las obras públicas realizadas en el último tercio del siglo XIX, al tiempo que se levantaron el Cementerio Actual, la Plaza de Abastos o el Hospital, el cual, a pesar de las dificultades financieras del momento, constituyó un servicio higienista para el lavado de ropas, menaje de hogar y abrevadero de animales, así como lugar de encuentro social de las mujeres dedicadas a esta labor.
La concejal de Cultura, Loreto Mallol, explica que este nuevo ejemplar elaborado por la archivera municipal, Bibiana Candela, se encuentra a disposición de los crevillentinos en el Archivo Municipal y otras dependencias municipales.