El Colegio de Enfermería de Alicante CECOVA ha realizado en el Hospital General Universitario de Elche una de las entregas de las “Almohadas del corazón” que se están llevando a cabo en los diferentes departamentos de Salud de la provincia. La entrega en su primera fase ha sido de 100 unidades.
La entrega ha sido realizada por el presidente de CECOVA José Antonio Ávila y por Ricardo Martín, miembro de CECOVA.
Por parte del Hospital General Universitario de Elche los encargados de recibir la donación han sido Justo González y Marisa Cerdán, Director y Subdirectora de Enfermería del departamento respectivamente, junto con Manuela Ibarra, Adjunta de Enfermería de Atención Primaria y Vanesa Pavía, Supervisora de Enfermería de la planta de Oncología del hospital.
En ese sentido, Justo González ha manifestado que “Es una iniciativa cargada de sensibilidad, emotividad, a la vez, práctica y cómoda para momentos tan complejos en las pacientes de cirugía mamaría. Estamos encantados de participar en esta sencilla pero importante campaña”.
Almohadas del Corazón
Estas almohadas están confeccionadas por la Associació Dones de Biar. Se trata de unos cojines que se adaptan perfectamente bajo del brazo permitiendo paliar el dolor y el malestar postoperatorio de las pacientes de cirugía mamaria.
Dichas almohadas fueron donadas al Colegio de Enfermería para que desde la entidad se hiciesen llegar a los distintos departamentos de salud de la provincia para que puedan llegar a todas las mujeres que las puedan necesitar. Una labor que están llevando a cabo a lo largo del mes.
Origen del proyecto
Desde el Colegio de Enfermería explican que “el origen de este proyecto se encuentra en la enfermera americana Janet Kramer-Mai, que en el año 2002 tuvo que someterse a una cirugía mamaria, tras lo cual unas tías suyas le confeccionaron una almohada que se ajustaba confortablemente a su brazo y le reducía el dolor en la zona de incisión, disminuyendo la tensión de los músculos del hombro”.
Tras su recuperación, Janet introdujo estas almohadas en su servicio del hospital en el que trabajaba gracias al beneficio que le habían producido las mismas durante su proceso postoperatorio. Tras ello, y a raíz de un congreso en EEUU, la enfermera danesa Nancy Frii Jensen las introdujo en Europa.