Sevilla cuenta con institutos punteros en investigación del aceite, el Instituto de la Grasa (del CSIC), y en biología del desarrollo, el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (mixto del CSIC con la Universidad Pablo de Olavide y la Junta de Andalucía), centro pionero en España que el pasado mayo cumplió 15 años. Por su parte, el Instituto de la Grasa centra sus investigaciones en los sectores del aceite de oliva y la aceituna de mesa mediante el desarrollo de tecnología de la elaboración del aceite de Menéndez se ha desplazado al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), donde ha mantenido una reunión con el director del centro, Plácido Navas, y su gerente, Pedro Cantalejo, un encuentro al que han asistido además el rector de la Universidad Pablo de Olavide, Vicente Guzmán, y la secretaria general de Universidades, Investigación y Tecnología, Rosa María Ríos.
A continuación, todas las autoridades han recorrido el Laboratorio de Bioinformática, la Unidad Técnica de Genómica, el Laboratorio Springboard, el Animalario de Acuáticos y la Unidad Técnica de Microscopía Avanzada. Finalmente, la presidenta ha mantenido un encuentro con el personal del centro en el salón de actos.
Dos institutos de trayectorias excelentes
El Instituto de la Grasa fue creado en 1947 para contribuir a la mejora y desarrollo de los sectores industriales relacionados con las materias grasas. Su objetivo es la caracterización y obtención de alimentos de calidad, saludables y seguros, utilizando nuevas tecnologías respetuosas con el medio ambiente.
El centro está organizado en cinco departamentos: Alimentación y salud, Bioquímica y Biología Molecular de productos vegetales, Biotecnología de Alimentos, Caracterización y Calidad de Lípidos y Fitoquímica de los Alimentos. En 2017, estrenó nueva sede en el Campus Olavide con una superficie total de 22.000 m2, que alberga los laboratorios de los diferentes grupos de investigación, antes repartidos en cinco centros diferentes, y un edificio de 3.600 m2, en el que se encuentran varias plantas piloto: una almazara experimental, una planta de extracción y refinación de aceites, una planta de elaboración de aceituna de mesa, una planta de proteínas y una planta de tratamiento de residuos agroalimentarios.
El Centro Andaluz de Biología del Desarrollo se fundó en 2003 como el primer instituto español especializado en el estudio de la biología del desarrollo. En sus 16 años de trayectoria, ha pasado de tener 9 grupos de investigación a 22 y se ha consolidado como un centro de referencia en su campo.
En estos años, el centro ha completado el espacio disponible para laboratorios de investigación y ha creado una potente infraestructura de microscopía (ALMI). Asimismo, se han establecido los servicios de Proteómica y de Genómica Funcional y modernos animalarios para la investigación con roedores y peces. Este esfuerzo, ha explicado el director, ha dado lugar a un alto número de trabajos de investigación publicados en revistas internacionales.
Algunos de los científicos del centro han recibido además diversas ayudas del European Research Council. Es el caso de José Luis Gómez Skarmeta, que recibió en 2016 una Advanced Grant para el estudio de paisajes de regulación génica a lo largo de la evolución y Marta Artal, reconocida con una Starting Grant para un proyecto que tiene como objetivo entender los procesos celulares del envejecimiento. Artal dispone además de una ayuda Proof of Concept para la investigación del proceso de envejecimiento centrada en la señalización del factor de crecimiento insulínico IGF-1 (IIS) y su interacción con el metabolismo mitocondrial.
Además, el Departamento de Regulación Génica y Morfogénesis del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo ha sido reconocido con la distinción de excelencia María de Maeztu (2017-2021).
Erika López / CSIC Comunicación