El Ayuntamiento de Petrer aprobó en pleno el pasado mes de diciembre tramitar ante la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana, la solicitud para que las fallas de la noche de Reyes, una de las tradiciones más antiguas de la localidad, sean elevadas a la categoría de Bien Inmaterial de Relevancia Local (BIRL).
La administración autonómica, a través de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano, reconoce en su artículo 55, incluir en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano, con la calificación de Bienes Inmateriales de Relevancia Local, “aquellas prácticas, técnicas, usos y actividades más representativas y valiosas de la cultura y las formas de vida tradicionales valencianas, al igual que los bienes inmateriales que sean expresiones de las tradiciones del pueblo valenciano, y en especial aquellas que han sido objeto de transmisión oral y las que mantienen y potencian el uso del valenciano”.
Una conferencia y una rodada centrarán la jornada sobre las fallas
Encuentro de fallas en Petrer
Precisamente, al calor de esta solicitud, el consistorio va a organizar el próximo 8 de febrero el primer encuentro entre las poblaciones alicantinas que tienen en los fuegos festivos de Nochebuena y Reyes la tradición común de rodar antorchas en estos días de fiestas, con el objetivo de establecer sinergias para que esta costumbre sea apreciada y valorada.
El encuentro durará todo el día y se realizarán diversos actos, todos ellos con las fallas como eje principal. Por la mañana está prevista una conferencia en el Centro Cultural, a cargo de la directora de la cátedra de Educación y Patrimonio Inmaterial de los Pirineos de la Universidad de Lleida, Sofía Isus, impulsora de la declaración de las fiestas del fuego del Pirineo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, que hablará sobre la importancia de salvaguardar y mantener la esencia de este bien cultural.
Habrá además un coloquio entre todas las poblaciones invitadas, donde explicarán las particularidades de sus respectivas fiestas y qué metodología emplean para elaborar sus fallas. Por la tarde, tras una visita al Museo Dámaso Navarro, se finalizará la jornada con una rodada de fallas.
La fiesta del fuego tiene sus orígenes en el culto al sol de los antiguos pueblos
Fuego como elemento purificador
Las fallas, como elemento tradicional, son unas antorchas elaboradas con esparto y avell (esparto seco), de forma alargada, flexible y más o menos cónica, que suelen terminar en una trenza para poder ser agarradas. Una vez encendidas por la punta, se voltean enérgicamente hasta que se consumen, dibujando en el aire vistosos círculos de fuego. Según el tamaño pueden ser ‘falles’, de tamaño medio, y ‘fallons’, de gran tamaño y utilizadas para alumbrar.
Tradición ancestral de origen pagano que va pasando de padres a hijos, tiene sus orígenes remotos en el culto al Sol, entroncando con la llegada del solsticio de invierno y el renacimiento de la luz solar, y procede de tradiciones de pueblos antiguos vinculados al fuego que adoraban al astro rey mediante grandes hogueras, alrededor de las cuales se reunían los habitantes del poblado para expresar su alegría mediante cánticos y bailes.
Orígenes inciertos
La costumbre de hacer rodar una antorcha de esparto encendida, explica el director del Museo Dámaso Navarro, Fernando Tendero, se viene celebrando en Petrer al menos desde finales del siglo XIX o principios del siglo XX, aunque “no se puede establecer con exactitud cuándo comenzó en Petrer a celebrarse esta tradición, porque no existe constancia por escrito que recoja esta información”.
Lo que sí es más probable, continúa Tendero, “es que fuera traída por las familias que vinieron desde la Foia de Castalla y de algunos pueblos próximos a la montaña alicantina, a repoblar Petrer después de la expulsión de los moriscos, a partir de 1611, según la hipótesis del investigador local Vicent Navarro”.
Una tradición, por tanto, anterior a la de la cabalgata de la noche de Reyes, pero estrechamente vinculada a ella porque es la que ilumina el camino a Melchor, Gaspar y Baltasar. A la caída de la tarde del 5 de enero, los niños y niñas de Petrer se servían de ollas, sartenes, tapaderas, y todo tipo de utensilios de cocina, que hacían sonar estridentemente por las calles de la localidad para llamar la atención de los tres reyes de Oriente y que no pasaran de largo sin dejar los regalos.
Caracolas y fallas
También se utilizaban caracolas marinas con las que llamar a sus majestades los Reyes soplando en ellas y, sobre todo, las fallas, recogidas unos días antes en el monte, que se prendían y rodaban formando círculos de fuego, a modo de reclamo para los Magos de Oriente.
“Con el paso del tiempo y la evolución de una sociedad agrícola a una industrial y de servicios, ha llevado a las tradiciones a sufrir cambios y transformaciones, haciendo incluso peligrar su continuidad a pesar de ser una tradición secular”, relata Fernando Tendero. Tan solo el empeño de grupos de personas, colectivos locales y del propio Ayuntamiento, han conseguido mantener una tradición que a punto estuvo de desaparecer a mediados del siglo pasado.
Dependiendo de la localidad, el nombre de las fallas recibe una denominación diferente
Fallas en otras poblaciones
Si bien es cierto que no se puede asegurar con total certeza los orígenes de ‘les falles de la nit de Reis de Petrer’, sí lo es que esta antigua tradición se celebra también en otras localidades de nuestro entorno, además de en algunas comarcas de Cataluña, Aragón, Andorra y Valencia, pero con una fecha y un nombre distinto al nuestro.
Así, en algunas poblaciones se celebran el día 24 de diciembre, antes de la cena de Nochebuena, como es el caso de Onil, con la denominación de ‘fatxos’; en Jijona, Tibi y Relleu bajo el nombre de ‘aixames’; en Gayanes, al norte de la provincia de Alicante, se llaman ‘xameles’; y en Elche, donde se elaboran con palma seca, reciben el nombre de ‘atxes’, y, al igual que en Petrer, se queman la noche del 5 de enero.