El Archivo Municipal Clara Campoamor edita el séptimo número de la serie denominada Edificios Históricos de Crevillent, en esta ocasión dedicado al espacio conocido como Paseo del Calvario, lugar emblemático en el urbanismo y la tradición crevillentina.
La historia del Calvario (sinónimo de Vía Crucis) se remonta al siglo XVIII, cuando por el deterioro del Vía Crucis antiguo, el párroco de Nuestra Señora de Belén, D. Ambrosio Guillén, consigue que el duque de Arcos conceda en 1753 la loma llamada Camposanto.
La loma fue allanada con el trabajo voluntario de todo el pueblo en general, siendo inaugurado el 8 de febrero de 1769, Miércoles de Ceniza. Los gastos de ejecución de los trabajos ascendieron a 8.360 reales y 12 dineros y fueron sufragados por los propios fieles con sus limosnas.
Las Estaciones que se erigieron eran capillas de argamasa y tenían forma cuadrada, terminando con una bóveda sencilla y una cruz de hierro, quedando este lugar como patrimonio de la Iglesia, con la condición de celebrar las procesiones de Semana Santa y el Encuentro entre la Dolorosa y el Santísimo Cristo, así como los fuegos artificiales con motivo de las fiestas en honor a San Cayetano.
La imagen de este amplio espacio fue bastante desoladora hasta finales del siglo XIX, cuando el Ayuntamiento decide renovar los bancos y el arbolado, precisamente con motivo de la celebración de las procesiones de Semana Santa.
Junto con la Semana Mayor, el Calvario fue el lugar escogido para la celebración con gran pompa por parte del Ayuntamiento de la fiesta de San Cayetano, cuya feria perduró hasta bien entrado el siglo XX.
También en el Calvario se construyeron unas escuelas para niñas, así como era habitual la instalación de quioscos para la venta de refrescos y licores, por lo que durante la época estival, el Calvario era un lugar de ocio para todos, para pasear, conversar, jugar y escuchar la música que deleitaba las noches de verano.
Este espacio ha sufrido varias remodelaciones a lo largo del tiempo, la última en 1999, de la mano del proyecto de los arquitectos Enrique Manchón y José Antonio Maciá, y también ha tenido varios nombres, como en la época de la República cuando pasó a llamarse Paseo de Rodolfo Llopis, natural de Callosa d’en Sarrià, nombrado Director General de Primera Enseñanza.
Hoy día, la función inicial que tuvo este lugar, la celebración del Vía Crucis, continúa celebrándose el Jueves Santo por parte de la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Regina Pacis, con gran asistencia de público. Es parte esencial en las celebraciones de la Semana Santa, ya que aquí se sigue celebrando, desde hace más de 250 años, el Encuentro entre el Nazareno y la Dolorosa el Viernes Santo por la mañana, quedando en exposición los pasos en su correspondiente lugar asignado, hasta la procesión de Bajada del Calvario.
Para este número hemos contado con fotografías cedidas por Agustín y Ramón Hurtado, que nos ayudan a ilustrar y conocer mejor la evolución histórica y los cambios sufridos por el Calvario.
El Archivo Municipal continúa con su función de difusión del patrimonio documental, en esta ocasión, a través de los edificios y espacios públicos que tiene nuestra población, con la edición de estos folletos que son gratuitos y pueden recogerse en cualquier oficina municipal.
Esta iniciativa ha tenido muy buena acogida y hasta el momento se han repartido 7.000 folletos entre los ciudadanos, colegios, institutos e instituciones en general.