A mediados del mes de mayo los arenales de Benidorm tendrían que ser ya un hervidero de personas ávidas de un buen bronceado y de un refrescante baño en las cristalinas aguas del Mediterráneo que bañan las playas de la ciudad. Sin embargo, y por los motivos que todos conocemos, las vistas que nos ofrecen las ‘joyas de la corona’ del gigante turístico se asemejan más a las de un desierto que al dorado objeto de deseo de media Europa.
Desde que el pasado mes de marzo España decretara el confinamiento de toda su población y ciudades como Benidorm desalojaran a todos sus turistas –en el caso del buque insignia de la Costa Blanca, de forma modélica, eficaz y rápida–, nadie ha pisado la arena de Levante, Poniente, Mal Pas o el resto de calas del municipio.
El verano está a la vuelta de la esquina, y nadie sabe qué sucederá en los meses en los que colocar la toalla puede ser una tarea incluso más complicada que la de poner de acuerdo a casi 50 millones de españoles sobre la forma más adecuada de afrontar esta crisis ‘coronavírica’. Las ‘joyas de la corona’, el símbolo del poder absoluto de Benidorm como referente turístico mundial, están en jaque. Eso es lo único seguro.
Primera actividad en Mal Pas
La entrada en la llamada Fase 0 de la desescalada supuso los primeros atisbos de actividad para los arenales de la ciudad. El Ayuntamiento decidió, dentro del marco legal que permite la práctica de actividad física a la población en distintas franjas horarias, abrir la Cala del Mal Pas a nadadores federados entre las 6 y las 10 horas.
Los nadadores en aguas abiertas que han hecho uso del Mediterráneo, para retomar su actividad tras el confinamiento, lo han tenido que hacer, como el resto de deportistas que han regresado a su actividad tras el parón, respetando todas las normas de distanciamiento social que rigen esta actividad.
Además, como si de una instalación deportiva más se tratase, los usuarios han tenido que comunicar previamente a la concejalía de Playas de Benidorm su intención de retomar los entrenamientos en las aguas de Mal Pas, lo que ha permitido al Consistorio mantener alejados del arenal a todos aquellos que pudieran haber visto en esta medida una oportunidad para retozar en la playa.
El imposible distanciamiento playero
Pero esta decisión, que por el momento sólo afecta a la Playa del Mal Pas, no es más que un espejismo. Una gota de normalidad en un inmenso océano que permanece seco y sin que nadie, a día de hoy, sepa todavía qué, cuándo o cómo tendrán que hacer las autoridades locales para permitir el uso y disfrute de los distintos arenales benidormenses.
Lo único que parece seguro a estas alturas –dicho esto con todas las reservas necesarias en una situación tan cambiante como la que vivimos desde hace ya más de dos meses– es que, al menos en el verano de 2020, las playas de Benidorm no presentarán su habitual imagen de lleno absoluto estival.
Si los primeros pasos del desconfinamiento ya demostraron que las ansias de libertad de los españoles iban a provocar aglomeraciones indeseadas, nada hace presagiar que nuestros arenales, teniendo en cuenta que su momento de reapertura llegará en plena canícula, vayan a provocar una reacción distinta, por lo que el gran reto de ciudades como Benidorm está, precisamente, en regular su uso.
«Nuestras playas son el mayor espacio de ocio y convivencia que tenemos» T. Pérez
Playas con una nueva ordenación
Toni Pérez, alcalde de Benidorm, reconoce que esa tarea de control no será sencilla y que, a día de hoy, todavía no se ha decidido por completo cómo se afrontará su puesta en marcha. “Son el mayor espacio de ocio y convivencia que tiene Benidorm. Son la base de nuestro turismo”, explica. “Si el estado de alarma decretado por el Gobierno de España avanza en las fases que se han decidido, cuando se permita el baño en las playas de Benidorm tendremos una nueva ordenación de las mismas, de los arenales, de las orillas y de las aguas”.
En ese sentido, Pérez avanza que “llevamos varias semanas captando mucha información, desechando la mayor parte, sobre un producto que es muy de Benidorm y que, por cierto, es donde van confluyendo muchos destinos días después. La decisión que tomemos, para la que no tenemos ninguna prisa, será muy replicable en otras playas”.
«Va a haber un control de acceso y un aforo para que podamos disfrutar de nuestras playas con la máxima garantías» T. Pérez
En cualquier caso, el primer edil ya avanza que “va a haber un control de acceso, va a haber un aforo y vamos a provocar que podamos disfrutar de todo lo que ofrecen las playas con las máximas garantías. Habrá un distanciamiento físico que será muy complicado y que se basará en la responsabilidad de las personas”.
«Vamos a tener que cambiar muchos conceptos porque la realidad de Benidorm era muy singular en su uso» T. Pérez
Abrir con las máximas garantías
Por todo ello, Pérez avisa de que “vamos a tener que cambiar muchos conceptos porque la realidad de Benidorm era muy singular en su uso. Cuando abramos las playas lo vamos a hacer ofreciendo las máximas garantías para que, dentro del civismo, haya una ordenación que permita ese distanciamiento físico que es obligado porque es lo único que tenemos ahora mismo contra la pandemia”.