Entrevista > Elia Barceló / Escritora (Elda, 29-Enero-1957)
Nacida y criada en Elda, hace ya casi cuatro décadas que motivos sentimentales la llevaron hasta Innsbruck. En el Tirol austriaco ha sido profesora de Literatura Hispánica hasta que se jubilara hace apenas tres años.
Elia Barceló Estevan lleva ya sobre una treintena de novelas publicadas, que se han traducido a multitud de idiomas y vendido por todo el mundo. Hay quien incluso la considera parte de la llamada ‘Trinidad femenina de ciencia ficción en Hispanoamérica’, junto con la argentina Angélica Gorodischer y la cubana Daína Chavano. El pasado marzo el Ayuntamiento de Elda aprobó reconocer toda su gran trayectoria nombrándola Hija Predilecta de la ciudad, título que recibirá en una gala homenaje cuya fecha aún está por determinar.
Empezando por el principio, ¿cómo recuerdas la Elda de tu infancia en los años 60?
Ha pasado mucho tiempo, pero hay cosas que las recuerdo muy bien. Porque cuando se es pequeño tienes el cerebro muy virgen, y lo que aprecias se te queda muy grabado. Ahora al volver a Elda me doy cuenta de que por aquel entonces era un pueblo muy pequeño, pobre y triste que acababa de salir de la Posguerra. Prácticamente no había nada, lo más guay era el cine. Yo me pasaba el día viendo películas.
La verdad es que fue una época muy feliz para mí. Me sentía muy querida por mi familia y me encantaba la escuela. De hecho empecé yendo a las Escuelas Nacionales de enfrente de mi casa con solo cuatro años junto a niñas más grandes, porque mi madre ya me había enseñado a leer. Aún recuerdo mi primer libro, se llamaba ‘Paladín’.
¿A qué se dedicaban tus padres?
Mi padre tenía una pequeña fábrica donde hacía automatismos eléctricos para todo tipo de máquinas, y mi madre era ama de casa. Ambos tenían muchísimas inquietudes culturales, por ejemplo construyeron nuestro propio observatorio astronómico en casa. Este ambiente me estimulaba para querer aprender siempre nuevas cosas.
«Empecé a sentirme una lectora adulta con las novelas de Julio Verne»
¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
Yo leía de todo. En una Navidad me regalaron una analogía de cuentos orientales que disfruté muchísimo. De niña leía también muchos tebeos. A los 11 años mi padre me dio ‘Viaje al centro de la Tierra’ de Julio Verne, que fue mi primer libro sin dibujos. Quizás fue como una especie de bienvenida a la edad adulta, a partir de ahí me di cuenta que podía leer libros ‘de mayores’.
Me enganché muy pronto a la ciencia ficción; me encantaban las historias de cosas raras. En el instituto también me mandaron leer mucha literatura sudamericana. Lo cierto es que siempre me recuerdo leyendo.
¿Y por qué te dio por estudiar Filología Anglogermánica en la universidad?
Yo tenía un abuelo materno que se había criado en Francia y siendo muy pequeñita me enseñó francés. En principio yo quería estudiar Historia del Arte, pero me decían que con esa carrera no iba a encontrar ningún buen trabajo y que mejor sería alguna Filología porque las lenguas se me daban muy bien. Así que elegí el inglés porque le veía más futuro. Además es un idioma que me gusta mucho, cuando leo suele ser en inglés ya que es la lengua que más me relaja.
Tu primera novela ‘Sagrada’ fue publicada en 1989. ¿Por qué te dio por escribir?
En realidad yo publiqué mi primer cuento a los 22 años en una revista. Aquello me animó y durante varios años mandé cuentos infantiles, de ciencia ficción o fantásticos, a todas las revistas de España.
Resulta que al director de una de estas revistas le contrataron para llevar la colección Nova de ciencia ficción de Ediciones B. Entonces me propuso escribir un libro mío para dicha colección. Aquello me hizo una ilusión enorme. Reuní varios cuentos y también redacté una novela corta. Así nació ‘Sagrada’.
Siempre he pensado que los escritores de ciencia ficción sois los que tenéis más imaginación.
Hace falta bastante imaginación, sí. Aunque piensa que en realidad siempre escribimos sobre sentimientos o características humanos, pues no podemos saber a ciencia cierta cómo pueden ser los extraterrestres.
Lo que cambiamos son los lugares, la imaginación es sobre todo para crear escenarios. Sin embargo todo esto ayuda mucho luego a escribir realismo, porque ya tienes gran facilidad para diseñar ambientes y situaciones.
«Mis novelas siempre suelen tener historias de amor porque es una de las fuerzas centrales que mueven a los seres humanos»
De hecho una de tus principales características es que siempre suele haber historias de amor en tus novelas.
Sí, yo considero que el amor es una de las fuerzas centrales que mueven a los seres humanos. Es tan importante como el magnetismo o la gravedad. Si te fijas casi todo lo que sucede en el mundo es por amor o bien por desamor.
Siempre hay amor en nuestras vidas, aunque no siempre es romántico de pareja y a veces no sale bien. En mis novelas también es así.
¿Cómo decides dar el salto al terror?
Yo es que nunca me he concebido como que soy una escritora de tal género y entonces todas mis ideas deben ir en la misma dirección. Al principio escribía ciencia ficción porque era lo que más me estimulaba, pero me di cuenta que las historias que se me estaban ocurriendo iban acercándose al terror. Así fue cómo hice ‘El contrincante’.
También he hecho novela histórica, realista, criminal… Muchas mezclas que es lo que más me gusta, porque la vida está mezclada. En el mismo día nos pueden pasar cosas románticas, terroríficas o incluso criminales.
«Gracias a la influencia del cine o los videojuegos el terror va dejando de estar considerado como un género de serie B»
¿Quizás existe cierta tendencia a considerar al terror como un género de serie b?
Pasa mucho con todos los géneros que no son realistas al 100%. Esto se lo debemos a muchos críticos literarios del siglo XIX y XX que pensaban que lo único que vale la pena es el realismo.
Aunque creo que en los últimos tiempos esto está mejorando. Con la influencia del cine, las series o los videojuegos, las nuevas generaciones se dan cuenta de que lo importante es la obra y no el género al que pertenece. Igual que hay cosas históricas que son absolutamente infumables por muy bien documentadas que estén, hay obras de terror que son magníficas porque hablan de nosotros mismos enfrentados a lo peor que nos puede pasar.
Me cuesta concebir como puedes ser tan polifacética y al mismo tiempo producir tanto. Prácticamente vas a libro por año.
Te lo explico, es muy fácil. Yo soy una persona muy trabajadora y disciplinada. Me siento a escribir y como cualquier otro trabajador hago mis jornadas de seis u ocho horas seguidas.
Y además tengo un secreto. Cuando llevo ya una novela más o menos encarrilada, en las pausas para desconectar procuro leer otras cosas que estén relacionadas con mi siguiente obra. Así ya me voy documentando. Es un perpetuum mobile, porque yo no puedo estar sin escribir.
«Nunca he entendido muy bien por qué algunos de mis libros triunfan más en unos países que en otros»
¿Cuál dirías que ha sido tu libro más exitoso?
Depende, hay algunos que han tenido más éxito en España y otros en distintos países. Nunca he entendido muy bien por qué.
Por ejemplo ‘El almacen de las palabras terribles’, que es un libro infantil aunque se puede leer hasta teniendo 100 años, en Rusia funcionó extraordinariamente bien. De ‘Cordeluna’ llevamos ya más de 100.000 ejemplares vendidos, y ‘El color del silencio’ también triunfó mucho en nuestro país.
La siguiente pregunta es más difícil. ¿Qué libro recomendarías a un lector que aún no te conozca?
Es difícil, sí. Dependerá mucho del lector. Si es más bien amante de lo realista le podría recomendar ‘El color del silencio’ o ‘Las largas sombras’, que guardan misterios y son marchosos de leer. Si prefiere el género fantástico, ‘El secreto del orfebre’. Si le gusta la historia ‘Cordeluna’ o ‘El efecto Frankenstein’. Tengo para todos los gustos (risas).
Hablemos también del último: ‘El eco de la piel’.
Yo siempre quise escribir un libro que ocurriera en nuestra región, que hablara de cómo una zona agrícola, pobre y más bien deprimida se convertía en una zona industrial, rica y abierta.
Durante mucho tiempo no me sentía capaz de escribir una novela tan complicada y con tantos personajes. Además quería explorar la idea de que cada uno es lo que narra de sí mismo, pero una vez que nos morimos ya solo somos lo que otros narran de nosotros.
Por eso busqué de protagonista a una mujer fuerte y valiente, aunque con muchos problemas y secretos que ocultar. Así el lector siempre se lleva sorpresas, cree que sabe una cosa pero luego a lo mejor no es verdad. Me gusta crear personajes que logran superar obstáculos.
«Mi último libro ‘El eco de la piel’ es una vuelta a Elda que tenía pendiente desde hacía mucho tiempo»
Además ‘El eco de la piel’ también ha sido un regreso a tus orígenes eldenses, ¿no?
Sí, desde luego. Ya en ‘Las largas sombras’ use muchas referencias de mi adolescencia, pero ‘El eco de la piel’ es una vuelta a Elda muy clara. Hace ya 38 años me fui a vivir fuera y al principio solo me atrevía a escribir sobre escenarios de planetas lejanos, porque sentía que aún no conocía Austria lo suficiente y que tampoco estaba tan conectada con España. Tenía miedo de que me dijeran que lo que estaba contando en realidad no ocurría así (risas).
¿Hay algún momento en el que ya dejas de ser ‘española en Austria’ y ‘austriaca en España’?
No, eso va a ser siempre así. Es inevitable encontrarte de tanto en cuando a algún simpático que ante un comentario o una opinión política mía te suelte aquello de “¿y tú que sabes si no eres de aquí?” (risas).
Esto me pasa tanto en España como en Austria. Por eso yo prefiero quedarme con el término medio y autodefinirme siempre como europea. Yo de verdad que me encuentro igual de a gusto en el Mediterráneo que en Centroeuropa. Y me encanta vivir en una UE unida sin fronteras ni aduanas.
«Recomiendo leer los cuentos de Cortázar a todo aquel que quiera lanzarse a escribir»
Entre todos los cientos o miles escritores que has leído. ¿Por qué elegiste a Julio Cortázar como protagonista de tu tesis doctoral?
Porque sus cuentos son magia. Para mí es lo mejor que puede leer una persona que quiere escribir. Tienen unos trucos y unas formas narrativas espectaculares. Yo quería hacer una tesis pero era muy difícil teniendo dos hijos, el trabajo y la escritura. Así que necesitaba un tema que de verdad me fascinara.
Curiosamente se me ocurrió al explicarles unos cuentos de Cortázar a unos estudiantes míos. Creo que soy de las pocas personas en el mundo que disfruté mucho escribiendo la tesis (risas).
¿Vienes mucho por Elda?
Antes venía solo en verano, pero desde hace tres años, como ya he dejado mi antiguo trabajo en la universidad, estoy allí la mitad del año. Ahora ya hago más vida normal española, porque antes básicamente me pasaba esas pocas semanas atendiendo compromisos.
Imagino que te habrá hecho especial ilusión ser la primera mujer en recibir el título de Hija Predilecta de Elda.
Por supuesto que me hizo muchísima ilusión. Cuando me llamó el Alcalde no me lo podía creer, aún lo estoy asimilando. Me alegra muchísimo, especialmente que esto haya pasado aún en vida de mi madre, que reside todavía en Elda con sus 88 años y para ella es un gran orgullo.
Lo de ser la primera mujer me pareció rarísimo, porque Elda es un pueblo muy moderno en general y trata de estar a la última, pero es cierto que en este tipo de cosas la inercia siempre lleva a premiar a un señor. En cualquier ciudad del mundo las estatuas, los bustos, los nombres de las calles o de los teatros casi siempre son de hombres.
Ya está bien, nosotras somos la mitad de la población y muchas mujeres han hecho grandes cosas en muchos campos. Espero que a partir de ahora sea más normal.
¿Todavía hay quien considera que las mujeres tenéis que escribir de amor o similares y que la ciencia ficción o el terror son géneros masculinos?
Vamos mejorando, pero aún existe quien piensa que ciertas cosas no son propias de ser escritas por una señora. Yo hace algunos años que escribí un cuento que pasaba en los bajos fondos de Alicante, y evidentemente se decían muchas palabrotas y exabruptos.
Recuerdo que algunos se quedaron alucinados. Me decían que cómo una chica tan elegante y simpática podía escribir semejantes barbaridades. Se ve que pensaban que si yo escribía sobre un traficante iba a decir “jolines” o “corcho” (risas).