Un trabajo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado varios cuchillos y otras herramientas líticas de la cueva de Nahal Hemar, actual Israel. Las marcas encontradas apuntan a su uso en el proceso de desmembramiento de cuerpos humanos y ofrece nuevas pistas arqueológicas sobre su utilización durante los rituales funerarios que se llevaron a cabo en la cueva durante el Neolítico, hace unos 10.000 años. La investigación se publica en la revista Quarternary International.
La cueva de Nahal Hemar, excavada en 1983, es un yacimiento del Neolítico de Oriente Próximo en cuyo interior se encontraron los restos craneales de 23 individuos, así como máscaras, collares, figuritas humanas y esculturas. Gracias a la extrema aridez del entorno, también se hallaron en ella restos bien preservados de tejidos y objetos madera. En el lugar, además, se recuperaron más de 600 útiles líticos, incluyendo la mayor concentración de cuchillos Nahal Hemar (caracterizados por tener dos muescas en la base) de Oriente Próximo. La presencia de estas piezas llevó a los científicos a pensar en un uso ritual de la cueva, si bien en su momento no era posible determinar su función.
Ahora, un equipo del CSIC ha participado en un nuevo análisis de la colección. “Nos propusimos llevar a cabo un estudio actualizado de los útiles en piedra encontrados en la cueva, combinando un enfoque tecno-tipológico con las técnicas más avanzadas para el estudio de huellas de uso, lo que nos permitiría descubrir cómo se produjeron y qué función tuvieron esas herramientas”, explica Ferran Borrell, investigador de la Institución Milá y Fontanals de investigación en Humanidades (IMF-CSIC).
Prácticas funerarias en las comunidades del Neolítico
Entre los más de 600 útiles líticos recuperados en Nahal Hemar, hay más de 200 láminas de sílex enteras, casi la mitad de ellas transformadas en cuchillos del tipo Nahal Hemar. El análisis microscópico de los filos de estas láminas y cuchillos ha permitido determinar que buena parte de ellos fueron utilizados para actividades de carnicería. Juan José Ibáñez, de la IMF-CSIC y coautor del estudio, señala que “teniendo en cuenta el contexto tan especial en el que aparecen los útiles estudiados y el conjunto de objetos y restos del que forman parte, podemos interpretar que los cuchillos de Nahal Hemar están relacionados con los restos humanos y que se pudieron utilizar para actividades de desmembramiento de los mismos”.
Se sabe que en Oriente Próximo, durante el Neolítico Precerámico B (Neolítico Medio y Reciente, hace unos 10.000 años), había diferentes prácticas rituales. En algunas zonas y yacimientos era habitual enterrar a los difuntos en el interior de las viviendas, mientras que en otras regiones era habitual la extracción, manipulación y reubicación de los restos esqueléticos. Por ejemplo, es conocida la praxis de extraer el cráneo para luego recubrirlo con mortero de cal reproduciendo los rasgos humanos (nariz, orejas, ojos y boca). Estas prácticas a menudo dejaban marcas de corte en los propios huesos, siendo su identificación cada vez más frecuente en los estudios antropológicos.
“Es la primera vez que se plantea con qué útiles pudieron llevarse a cabo tales actividades y, en lo que concierne a Nahal Hemar, permite afirmar que los útiles encontrados no eran ofrendas o ajuares, sino objetos que participaron en los rituales llevados a cabo”, indica Ferran Borrell.
Las incógnitas que permanecen en Nahal Hemar
“Un yacimiento así aporta mucha información, al tiempo que deja muchas preguntas por responder”, explica Juan José Ibáñez. “¿En qué consistían esos rituales?, ¿quién participaba?, ¿qué significado tenían? Son preguntas que nos quedan por resolver, aunque quizás algunas de ellas se respondan cuando se reestudie la totalidad de los objetos que se recuperaron”, apunta el arqueólogo.
El equipo del CSIC también ha podido determinar quién produjo el utillaje lítico, ya que se dudaba de si fueron grupos de cazadores-recolectores al sur de Nahal Hemar o las comunidades de agricultores que habitaban al norte. “En base a la tecnología, consideramos que los materiales tuvieron que ser producidos por los poblados agrícolas y que, por tanto, la cueva fue utilizada por estas comunidades”, agrega Ferran Borrell.
El estudio arroja luz sobre la riqueza y variedad de las prácticas funerarias y el uso ritual de cuevas en los albores de la agricultura en Oriente Próximo, aspectos siempre escurridizos en arqueología.
Sabela Rey / CSIC Comunicación