Entrevista > Lluís Serra / Doctor en biología botánica (Alcoi, 8-agosto-1966)
Para dedicarse a la botánica en cuerpo y alma hay que ser un enamorado de la naturaleza y Lluís Serra sin duda lo es. Un amor que le inculcaron sus padres desde muy pequeño, y que le ha servido para descubrir e investigar una flora para la mayoría desconocida en zonas áridas y de aparente poca vegetación de sierras del Medio Vinalopó, donde ha encontrado plantas únicas en el planeta.
Ha publicado varios libros, como los del Montgó, Font Rotja, Árboles y Arbustos de la Comunidad Valenciana y, en 2016, el Ayuntamiento y la Consellería le encargaron un libro sobre el patrimonio vegetal de Elda con el título ‘Entre saladares y estepas del Vinalopó’, con la intención de que sus gentes empezaran a amar el paisaje con el que conviven.
En la actualidad es agente técnico medioambiental en el Medio Vinalopó, y su misión es la conservación de nuestros parajes, difundir el valor de la naturaleza y hacer cumplir la ley medioambiental.
¿Qué características tiene la flora en la sierra del Medio Vinalopó?
Son plantas de ambiente árido que soportan mucho calor en verano y bastante frío en invierno, muy distintas a las que encontramos en el litoral. Algunas provienen de migraciones de hace millones años de zonas como el este de Europa que se establecieron, y que nos indican los viajes que han hecho las plantas a lo largo del tiempo y los cambios climáticos que han tenido que soportar.
¿Cómo habría que inculcar el respeto a la naturaleza?
Es fundamental que el respeto hacia la naturaleza comience en tu casa desde muy pequeño para crecer con ese sentimiento. Yo tuve la suerte de tener unos padres que me enseñaron a disfrutar del campo y de todo lo que me rodeaba y a despertar mi curiosidad, que es imprescindible para poder observar lo que ves. Me lo enseñaron tan bien hasta el punto que mi vida y mi profesión giran en torno al medio ambiente.
Me gusta mucho dar charlas y conferencias, pero lo que prefiero es despertar la sensibilidad emocional para crear conciencia con ejemplos prácticos sobre el terreno, que es donde se aprende a valorar nuestro entorno.
¿Tenemos especies únicas?
Hay especies en nuestra provincia, por ejemplo como el tejo, que vive varios miles de años, originaria del norte de Europa y que llegó hasta aquí como muchas otras plantas por glaciaciones que las desplazan hacia el sur y algunas logran colonizar.
Los podemos encontrar en la sierra de Mariola y tienen más de mil años. Es solo un ejemplo de la importancia de los seres vivos que tenemos en nuestro patrimonio natural, que debemos saber valorar y que llevan en el planeta mucho más tiempo que nosotros. En mis libros describo muchas de esas plantas o árboles únicos.
«Al contrario que para los humanos, la pandemia en principio fue muy beneficiosa para la naturaleza»
¿La pandemia ha beneficiado a la naturaleza?
Al contrario que para los humanos la pandemia en un principio fue muy beneficiosa para la naturaleza porque el ser humano prácticamente desapareció, ya que suele ser su principal enemigo. Pero ahora, con la recomendación de que estemos al aire libre, de nuevo hemos salido en tromba mucho más que antes y otra vez hay zonas en las que ya se nota el paso de gente que no valora nuestro patrimonio natural.
Esa falta de conocimiento es lo que hace que haya tanta gente que va a la sierra sin ningún cuidado, pisando por donde no tienen que pisar o arrancando plantas protegidas.
¿Qué rutas nos recomendarías?
Por ejemplo, en el valle del Medio Vinalopó encuentras el paisaje del espacio protegido del Maigmo y del Cid, que aparte de que es emblemático tiene una serie de zonas transitables bien señalizadas y se puede caminar sin problema.
Si nos vamos hacia Monóvar o Pinoso tenemos la sierra del Reclot donde se puede hacer itinerarios maravillosos, y si nos vamos hacia Villena cualquier paraje al que vayamos es sumamente interesante. Hay muchos sitios para elegir en nuestra provincia que pueden ser atractivos siempre que vayamos con ojos de aprendiz para observar, y con respeto.
«La investigación base, que es salir al campo a recoger muestras y observar el terreno, se está perdiendo»
¿Hacia dónde va la investigación en botánica?
La investigación ha ido cambiando a lo largo de los años y se ha especializado tanto que ahora se dedican más a la biología molecular. Es decir, se investiga más en el laboratorio que sobre el terreno, y la investigación base, que es salir al campo a recoger muestras y observar el terreno, se está perdiendo.
En este momento hay una investigación puntera que está muy bien, pero de alguna manera se pierden los conocimientos básicos del territorio y eso se traduce en que en la actualidad faltan biólogos de campo que sepan reconocer diferentes especies, porque eso es algo que no se aprende en un laboratorio.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Aparte de mi trabajo estoy preparando un libro sobre la sierra de Mariola. El trabajo de campo ya está hecho, pero me falta sentarme y ponerme a escribir y a maquetar, y por otro lado el ayuntamiento de Monóvar me ha encargado otro libro sobre la flora del municipio.
«Como biólogo me duele que gobiernen el mundo individuos que en su mayoría solo piensan en ellos»
¿Cuál es su filosofía de vida?
Pues en este momento mi principal filosofía es mantenernos sanos y salvos en esta pandemia, pero en general intentar no dejar una huella negativa en el planeta, e intentar influir en las esferas a las que puedo llegar hacia un cambio de responsabilidad.
Los impactos que producimos hacen mella en él, y estamos acabando con muchas especies necesarias. Podríamos vivir perfectamente de forma fácil en armonía con el planeta, con un desarrollo sostenible, pero no lo hacemos. Como biólogo me duele que gobiernen el mundo una serie de individuos que en su mayoría solo piensan en ellos.