La lectura de álbumes ilustrados en edades tempranas ayuda a los niños a aprender un idioma y es una herramienta «muy útil» para la enseñanza bilingüe, ha asegurado a Efe la especialista Mercedes Pérez.
Esta académica del Grupo de Investigación «Picturebooks» de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha explicado que estos álbumes ilustrados «permiten canalizar la capacidad de los niños de 3 a 10 años para contar historias, gracias a la atracción que despiertan las narraciones para aprender otra lengua».
«Esta es la etapa en la que comienzan a leer y siempre escriben en función de lo que ven en las imágenes, por lo que la lectura les puede ayudar a fomentar la imaginación, como hemos observado a través de los experimentos que hemos realizado», ha agregado.
Según esta académica, «leer les ayuda a madurar, a respetar otras culturas, a enriquecerse como personas y a hacer frente a situaciones complicadas en sus vidas».
Así, ha afirmado que un niño que lee en inglés es un niño que escribe mejor, tiene más curiosidad por aprender y posee un vocabulario más amplio.
«Un denominador común, no solo de los niños sino de toda la sociedad española en general, es que nos da vergüenza a hablar en inglés, y los cuentos ayudan a vencer ese miedo porque están tan motivados que se olvidan que están hablando en otra lengua», ha precisado Pérez.
Por ello, «los álbumes ilustrados consiguen vencer a la vergüenza y fomentan la autoestima y la motivación», ha señalado esta especialista, quien cree que «equivocarse es algo maravilloso».
El «storytelling» es la habilidad un cuento o un relato a través de libros físicos y herramientas digitales, y para Pérez, «la mejor manera de contar una historia es dándole vida a las imágenes frente a las palabras».
Ha asegurado que en Reino Unido es habitual trabajar con ellos y, al igual que lo hacen con los cómics, «ya que es otra forma de seguir el guion de una narrativa a través de imágenes donde el texto es bastante limitado».
También ha defendido algunos de los beneficios de las «storyboards», que son plataformas digitales donde los más pequeños pueden crear una historia en cualquier idioma e incluso venderla por internet con figuras creativas y su propia voz.
«Supone desarollar una narración con su voz; los niños escriben, ponen en práctica su imaginación y es realmente positivo», ha constatado Pérez, quien cree que Youtube es una buena herramienta para «ver y escuchar» historias en inglés.
Sin embargo, ha considerado «prioritario» que los más pequeños se acostumbren a tocar «la rugosidad y las texturas» de los libros en papel antes de descubrir narrativas en internet.
Por su parte, ha apostado por los audiolibros como «una buena forma de que los niños que están en primaria se acostumbren a los fonemas y a las palabras».
A su juicio, «es preferible que unos padres que no saben nada de inglés no lean con sus hijos porque se van a sentir inseguros».
«La enseñanza en inglés debe ser tarea de los profesores y en España todavía hace falta formar a los docentes en metodología bilingüe, porque hay muchos que, aunque saben hablar una lengua extranjera perfectamente, no adecúan sus sesiones de forma efectiva para sacar el máximo rendimiento a sus clases», ha añadido.
Pérez ha detallado que existen álbumes ilustrados para aprender diferentes temáticas; como, por ejemplo, el cuento «Un libro», del francés Hervé Tullet, que «ayuda a trabajar matemáticas, arte o física»; o «Las girafas no pueden bailar», de Giles Andreae, un pop-up de tres dimensiones que busca fomentar la inclusión social de los niños en la escuela.
EFE