Entrevista > Rohm Robinson / Artista tatuadora
Desde ese momento indeterminado en el que el ser humano se convirtió en un ser con pensamiento abstracto, ha sentido la necesidad de plasmar la realidad que le rodea y los sentimientos que le provoca a través de distintos métodos que, con el tiempo y la evolución, se han convertido en lo que hoy conocemos como artes plásticas. Pintura, escultura y arquitectura han transitado un largo peregrinar desde las cuevas prehistóricas hasta lo que hoy consideramos las grandes obras maestras de la Historia.
Desde mediados del siglo pasado, el llamado ‘arte urbano’ ha ganado no sólo seguidores, sino también valor. Así, con Bansky como quintaesencia actual, la sociedad ha aprendido a apreciar y respetar esas otras expresiones artísticas como el grafiti o, en el caso que nos ocupa, los tatuajes, esos dibujos que artistas como Rohm Robinson graban de forma permanente en la piel convertida en lienzo.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del tatuaje?
Siempre me llamó mucho la atención el dibujo y pronto me di cuenta de que dibujar era algo que me gustaba hacer… y que no me gustaba mucho estudiar (ríe). El primero en meterse en este mundillo fue mi hermano. Por aquel entonces yo tenía otro trabajo y fue él el que me animó. Me dijo que lo tenía que probar porque estaba convencido de que se me iba a dar muy bien.
Existe una gran diferencia, incluso en cuanto a responsabilidad, entre dibujar sobre papel, donde todo se puede borrar, a hacerlo sobre la piel, donde las cosas duran para siempre…
Efectivamente, es una responsabilidad muy grande. La verdad es que me costó decidirme y dar el paso definitivo para empezar a tatuar. De nuevo, fue mi hermano el que estaba mucho más seguro e insistió. Menos mal que le hice caso, aunque al principio lo pasé muy mal.
¿Por qué?
Mis primeros tatuajes los hice con una máquina de bobina. Era enorme, vibraba, pesaba mucho… Lo pasé muy mal, hasta el punto de que tuve dudas sobre si debía seguir o no. Eso duró hasta que probé una máquina rotativa, mucho más ligera, no vibra mucho, es más suave… me hizo sentir mucho más segura.
«Me he negado en más de una ocasión a tatuar cosas que considero ofensivas o que me transmiten mal rollo»
¿Se ha dado el caso de que se ha negado a hacer algún trabajo bien porque no se ha sentido cómoda con el estilo o por el mensaje de ese tatuaje concreto?
En varias ocasiones. Todo lo que me transmita un poco de mal rollo, como las cosas ofensivas, lo satánico, demonios… Es algo que veo innecesario. Con la cantidad de cosas bonitas que hay para tatuar, ¿qué necesidad tienes de hacerte algo así?
¿Qué es lo más habitual que se tatúa la gente?
Es algo que se mueve por modas. Ahora mismo, se llevan mucho los ‘tiny tatoos’, es decir, los tatuajes pequeños.
¿El tatuaje sigue siendo un vehículo de transmisión de un mensaje relacionado con la cultura urbana o se ha convertido en algo más superficial y universal?
Hoy en día todo el mundo se tatúa. Al contrario de lo que sucedía antes, se han roto las barreas de la edad e, incluso, las del estilo. Creo que antiguamente era algo más relacionado con el mundo de los roqueros y, posteriormente, los futbolistas.
Seguramente, Beckham fue de los primeros en ponerlos de moda. Sin embargo, hoy es algo mucho más normalizado. Diría, incluso, que lo raro es encontrarte a alguien que no lleve ningún tatuaje.
Dentro del mundo del tatuaje, ¿cómo es el nivel de los artistas españoles?
Es muy alto. Tenemos un gran número de artistas especializados en estilos concretos. Ya no es como antes, cuando ibas a cualquier estudio y te tatuabas lo que querías. Ahora esto es un arte y hablamos de artistas que hacen auténticos cuadros en la piel. Por ello, el cliente busca al artista que mejor va a saber reflejar lo que desea.
«Mi consejo es que se empiece por algo pequeño y en una parte no muy visible del cuerpo»
Siguiendo esa comparación con el arte, cuando uno compra un cuadro adquiere lo que el pintor ha querido expresar. En el caso del tatuaje, ¿qué se da más? ¿La gente que viene con una idea muy clara de lo que quiere o aquellos que se dejan llevar por ustedes?
La verdad es que se dan los dos casos. Como decía antes, me he dado cuenta de que la gente se mueve mucho en base a las modas de cada momento. Hace unos años hice miles de ‘inifinitos’, que es algo que ya no se lleva tanto. Lo mismo ocurrió con el estilo maorí, el tribal…
Ahora mismo la tendencia son los tatuajes pequeños. Eso hace que la gente venga, muchas veces, con las ideas claras en el sentido de que quieren lo que han visto en otra persona. También se da el caso de aquellos que cogen esa idea como base y me piden que lo modifique a mi estilo.
«Tras hacerse el primero, casi todo el mundo repite. El tatuaje es algo adictivo»
Para todas aquellas personas que estén jugando con la idea de hacerse su primer tatuaje, pero les esté costando decidirse, ¿qué les diría para animarles a hacerlo?
Lo que suelo aconsejar es que empiecen por algo pequeño en un lugar del cuerpo que no sea muy visible. Lo habitual es empezar por la muñeca, el tobillo o alguna zona del brazo. A partir de ahí, todo el mundo repite. Es algo adictivo. El ‘mono’ del tatuaje es algo que existe.