Rubén Alfaro decidió dedicarse a la política «porque es lo que más me llena en la vida, te permite aportar tu granito de arena para que la sociedad vaya un poquito mejor»
El Alcalde de Elda nos cuenta como ha sido su evolución, tanto personal como política, y al mismo tiempo insiste en la necesidad de recuperar las ´armas` que le han sido arrebatadas a los ayuntamientos y que está haciendo peligrar la mejora en los servicios públicos al ciudadano.
Elda es la capital del calzado, con permiso de Elche, y tu familia viene de trabajadores del calzado.
Sí. Soy hijo de madre y padre trabajadores del calzado. Se han dedicado toda la vida a los zapatos, como también una parte de mis abuelos y muchísimas familias en Elda. Hay muchos hijos de trabajadores del calzado, sobre todo los de mi generación.
Gracias también a esta industria, que tanta importancia tiene en Elda y la provincia, y por todo lo que ha crecido económicamente, nos ha dado la oportunidad, a muchas personas de mi generación y generaciones anteriores, de prosperar y tener las oportunidades que nuestros padres no tuvieron en su día.
¿La industria del calzado está peor o se va recuperando?
«El calzado pasa por un buen momento en nuestra provincia porque se hace un calzado de muchísima calidad»
El calzado siempre ha sido un sector que ha estado en crisis. Desde que tengo uso de razón, en casa y en las conversaciones que he tenido con amistades, familiares o amistades de mis padres, siempre se ha hablado de crisis.
Es un tema que es un poco casi lógico. Los industriales se tienen que examinar cada seis meses y nada te garantiza que en esta temporada te vaya bien porque en la anterior te haya ido bien.
Yo creo que el calzado pasa por un buen momento en nuestra provincia porque se hace un calzado de muchísima calidad en nuestra tierra; con muchísimo valor añadido en cuanto a la tecnología, la investigación, la moda y el desarrollo. Somos la principal productora de calzado de Europa. Hemos tenido baches con el tema de Asia, con empresarios que probaron fortuna allí, pero, evidentemente, no podían responder a nivel de artesanía que hacemos en esta tierra.
Fuiste dejando los estudios para dedicarte a la política…
Empecé Ingeniería de Caminos y Canales en Valencia y luego estuve en Alicante haciendo Ingeniería de Obras Públicas. No logré acabar la carrera, me quedaron unas asignaturas pendientes. Estuve compatibilizando los estudios de becario con el Departamento de Urbanismo en la Universidad de Alicante, con el profesor Armando Ortuño.
Al final, se mezclaban mucho la participación de la política con mis últimos años de estudios hasta que decidí dedicarme en cuerpo y alma a la política, que es lo que más me llena en la vida. Suelo decir ‘off the record’ que es como un vicio. Te permite aportar tu granito de arena para que la sociedad vaya un poquito mejor.
Un gran porcentaje de políticos son licenciados en Derecho. ¿Qué crees que aportan tus estudios a la política?
Yo tuve una especie de reflexión sobre los papeles de los técnicos. Cuando estudiaba en la universidad nuestra comunidad estaba sumida en un absoluto desafío urbanístico, donde no se respetaba ninguna de las cuestiones que dábamos allí.
Era una cuestión muy curiosa, porque a los técnicos y a los ingenieros les enseñan cómo se ordena territorialmente, se respeta el paisaje, el territorio, hacer compatible la vida del ser humano, la aplicación del urbanismo en el medio natural y cómo tiene que ser sostenible, cómo debería ser consensuado con la gran mayoría de la sociedad que va a estar en esos sitios habitando… todo eso era muy bonito en la teoría, pero luego llegabas a un ayuntamiento y directamente no existía y era un urbanismo depredador.
No se aplicaba nada de lo que dábamos. Y al final, pensé que habría que dedicarse a dónde se tiene la capacidad de tomar ese tipo de decisiones para, por lo menos, respetar algunas cuestiones que creo que son claves.
La sostenibilidad de una ciudad no puede ser ampliándola territorialmente, porque exige un gran incremento de servicios públicos como la limpieza, jardines, policía…
«En las ciudades se diseñaba, se planificaba y se construía como si esto fuera el maná que nunca acababa de caer»
Claro. En aquella época se vivía una situación donde era todo ilimitado. Eso que acabas de apuntar es súper certero. Si tú tienes que mantener una serie de servicios públicos, y los ciudadanos pagan los impuestos para que se garanticen, cuando estás diseñando unas ciudades donde estos servicios se van a incrementar en un porcentaje altísimo, o tienes peores servicios públicos o subes los impuestos para mantenerlos.
Cuando llega el crack de la crisis hay que mantener esos sitios, la gente no tiene trabajo, se le piden los impuestos para mantener los servicios públicos… una hecatombe, por así decirlo. Porque nunca se pensó que había un límite. Se diseñaba, se planificaba y se construía como si esto fuera el maná que nunca acababa de caer.
Respecto a las opciones de ordenación del territorio, ¿qué opinas de las mancomunidades?
«Las mancomunidades son un poco el futuro del municipalismo»
Creo que los ayuntamientos son la herramienta idónea para garantizar los servicios públicos y adaptarse al siglo XXI. Cuando en su día, por parte del Gobierno, se impulsó la agrupación de municipios, me pareció una medida bastante pobre, hablando desde el punto de vista político o filosófico. Porque tú no puedes eliminar una identidad que tiene centenares de años, de unas gentes, de un pueblo, porque la economía lo pide, cuando realmente la sociedad no estaba pidiendo eliminar ayuntamientos.
La sociedad estaba pidiendo que se dejara de hacer corrupción. Y que se pusiera a la clase política en una rectitud que, en algunos casos, y sobre todo, era protagonizada por un partido que fue quien impulsó lo de agrupar municipios. Para mí, fue bastante necio descargar el tema de la culpabilidad de la corrupción en los alcaldes y los concejales de los pueblos, que en muchos casos ni cobran ni tienen acceso a un sueldo y se involucran en su pueblo porque les apetece trabajar por su municipio.
Pero sí hay una cuestión importante que son las mancomunidades, que creo que son un poco el futuro del municipalismo. Ciertos servicios públicos tienen que ser supramunicipales. Sobre todo porque la sociedad lo demanda así. Esto lo he defendido yo en multitud de foros y no me cansaré de repetirlo.
¿Qué servicios serían esos?
Para mí, son el agua potable, el saneamiento, el suministro eléctrico del alumbrado público, el transporte público, la limpieza e incluso, en algunos casos, en materia de seguridad, como lo que el Gobierno valenciano ha avanzado en la nueva ley con la posibilidad de mancomunar la vigilancia a través de la Policía Local.
Creo que una de las herramientas para cambiar y adaptarnos a los tiempos, a los consumidores, a las personas y a los vecinos en cuanto a los servicios públicos que damos, es dar unos servicios más globales, donde podamos hacer economías de escala, mejorar tiempos de respuesta y la calidad. Y para mí, es uno de los planteamientos que tiene el municipalismo en el futuro.
¿Los ayuntamientos han sido los grandes damnificados a pesar de ser las entidades menos endeudas?
«Nadie entiende que los ayuntamientos seamos los ´paganinis’ de un déficit público que principalmente no hemos generado»
Me alegra que conozcas a fondo la problemática que tenemos los ayuntamientos. Nos han identificado como los culpables para apretarnos el cinturón, cuando la salud económica de los ayuntamientos es inmejorable.
De hecho, por ejemplo, a nivel muy de actualidad, el presidente de la Generalitat anunció una línea de subvenciones para los ayuntamientos que tienen más del 110% de endeudamiento en la Comunitat Valenciana. Y de los 542 que hay, no llegan a los 40 que tienen ese porcentaje.
Nadie entiende que seamos los ´paganinis’ de una situación donde el déficit público, principalmente, lo han generado instituciones más modernas y que nos hemos ido inventando. Cuando la gente tiene un problema real y corriente va a su ayuntamiento a que el alcalde o un concejal lo intenten ayudar, porque es la institución más cercana, y nos han puesto los máximos problemas para poder solucionarlos.
El techo de gasto, el límite de usar el superávit, la imposibilidad de contratar personal…
El techo de gasto, que es injusto, además te limita sobre la liquidación, poniendo en duda y penalizando cosas como un pago que a 31 de diciembre no se haya realizado porque no se esté de acuerdo.
Tampoco entiendo las dificultades con el tema de gastar el superávit, que han generado los vecinos y el Ayuntamiento con los ingresos que tiene de sus vecinos. Los alcaldes y las alcaldesas de hoy en día, casi todos, tienen los pies en la tierra; hay bastante sentido común y van a invertir ese superávit en cosas que le hacen falta a la gente. No creo que ninguno plantee una estación lanzadora de cohetes al espacio, como en otras épocas.
Y también está la ley de Contratación Pública.
Sí, faltaba la vuelta burocrática de la ley de Contratos, la administración electrónica, la firma electrónica… A todo eso los ayuntamientos nos hemos ido adaptando con un hándicap, el bloqueo de sacar empleo público. Los ayuntamientos tenemos unas plantillas que son heredadas y están ahí, y lo comentas con algunos funcionarios, que son personas que tienen una cierta edad, y en esta legislatura de gran cambio normativo, de adaptación brutal, las plantillas se han ido formando, estudiando y adaptándose a los tiempos, pero falta gente.
Hemos llegado a una situación en la que los alcaldes y las alcaldesas apenas tienen herramientas para ayudar a la gente. Y eso no puede ser, porque estás haciendo una quiebra sobre la importante historia que han tenido los ayuntamientos para el futuro de los municipios y, sobre todo, en los últimos años democráticos.
¿Pediréis la eliminación de la ley del techo de gasto?
La filosofía del presidente actual es esa. Lo ha manifestado en alguna ocasión, y también la ministra, en diferentes debates y posicionamientos, aunque tiene una gran dificultad parlamentaria por la minoría existente.
Yo deseo que en el futuro, de alguna manera, haya una reflexión general en la alta política y vean que lo que han hecho con los ayuntamientos en esta legislatura no tiene ni pies ni cabeza. Y que en la siguiente tiene que haber cambios. Porque si la política es mirar por las personas y ayudarlas, los que más cerca estamos de las personas somos los ayuntamientos.
Yendo a tus inicios políticos, empiezas en las juventudes socialistas en el año 2000 y en 2007 te encuentras el ‘batacazo’ del Partido Socialista, que hace que se vaya la ejecutiva y entre una comisión gestora. Tú estuviste en la portavocía, imagino que en una situación tan atípica como poco agradable.
Así ocurrió. En 2007 perdimos la alcaldía en Elda, después de estar toda la democracia gobernando. La ejecutiva dimitió y el partido montó una gestora. Buscó un perfil que veníamos de las juventudes socialistas. Además, la agrupación de Elda siempre ha sido una buena cantera. A las juventudes se les ha cuidado bastante bien.
Al final, fue todo un poco rodado. Se convocó el proceso de elegirse secretario general y me presenté porque tenía ganas y quería impulsar y liderar el partido. Lo compartí con compañeros de la agrupación que me apoyaron. Es verdad que veníamos de haber perdido, con lo cual siempre es una situación de estar descolocado.
Y ahí empezamos a construir un proyecto basado en la renovación tranquila. Reivindicando el pasado y lo importante que había sido el Partido Socialista en Elda para el desarrollo de la ciudad y la Elda moderna que conocemos.
Para esa secretaría general te apoyaron los ´barones`, pero una vez elegido preferiste rodearte de personas muy jóvenes.
Yo siempre he sido de la opinión de que he tenido mucha fortuna a la hora de militar en esta agrupación en Elda. Las personas con cierto poder, que llevaban mucho tiempo, se comportaron con mucha generosidad y, a pesar de alguna pequeña diferencia de criterio, los compañeros dejaron paso.
Relativamente rápido se organizó un proyecto creíble y potente ante los ciudadanos, que luego demostró sus frutos en mayo de 2015. Se tenía que intentar al máximo gobernar en la ciudad, para desbancar unas actitudes políticas y personales de la anterior alcaldesa. Había hartazgo, y no iba por el camino, que en la democracia se pide, de cercanía, transparencia, participación, escuchar y poder colaborar en tu ayuntamiento… fue una gestión bastante dura y cerrada por parte del Partido Popular, y siempre de conflicto.
Has coincidido con una etapa en la que la llegada de varios partidos provoca tener una constante política de negociación y pactos. ¿Complica eso la gestión?
«La política es dialogar, buscar máximos consensos y máximo apoyo a situaciones que persiguen el bien común»
No soy de hablar de complicaciones. El ciudadano decidió en 2015 esa arquitectura política en el pleno, y los que queremos aportar, transformar e impulsar cosas tenemos que estar con los pies en la arquitectura política que tiene definida el pleno.
A partir de ahí, la política es dialogar, buscar máximos consensos y máximo apoyo a situaciones que persiguen el bien común. Y eso, evidentemente, es el día a día. Y tienes que ceder un poquito para que el otro dé una vuelta o el otro tiene que ceder.
Y si ese aporte ralentiza algo un proyecto, pues bueno, le pegamos una vuelta porque igual esa aportación es clave para no cometer un error. Cuando hablamos de pluralidad, tengo esa sensación.
En 2015 fuiste elegido por unanimidad presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. ¿Crees que esa entidad tiene el peso que debería?
Peso tiene, porque participamos en comisiones y organismos. Se nos pregunta, y se tiene en cuenta, la opinión para muchísimas cuestiones que se impulsan, sobre todo desde parte del Gobierno autonómico y las diputaciones, pero quizá no se conoce lo que se debería.
Hay muchas personas que recurren a la Federación para saber qué piensa. El poder de decisión a veces es limitado, en el sentido de que no tiene un espacio donde tú puedas gestionar un presupuesto, por ejemplo. El presupuesto interno de la Federación es para los trabajadores de la casa y para hacer alguna actividad.
Volviendo a Elda, ¿ha mejorado la oferta de ocio para que la gente no tenga que salir fuera de la ciudad los fines de semana en busca de alternativas?
Hemos conseguido ciertos avances, comparado con cuando ponía de manifiesto esto hace unos tres años. Nosotros hemos apostado por la cultura de acceso popular, para todos, independientemente de la situación económica que tenga.
Llevamos tres años impulsando en verano una buena programación cultural en la calle, de diferentes ámbitos: teatrales, culturales, infantiles… para que la gente pueda salir a la plaza de su barrio a ver cine o escuchar música o un recital de poesía.
También planteamos unas puertas abiertas a cualquier posibilidad de oferta cultural, lúdica y festiva que venga desde los colectivos, independientemente del que vengan. Partiendo de la base de que hay una parte del ocio que depende de lo privado y otra parte que depende de lo público, nosotros hemos dado un cambio sustancial a lo que se venía haciendo en el equipo de Gobierno anterior.
Otra de tus apuestas es volver a recuperar los barrios, que no se sientan ajenos a la ciudad y estén más integrados. ¿Has podido llevarlo a cabo?
«Hicimos una auditoría sobre el alumbrado público y más de un 30% de la instalación de la ciudad tenía que ser cambiada»
Ya he comentado las dificultades para mover el dinero, destinar los superávits y todas las dificultades presupuestarias, y creo que se ha hecho un buen trabajo en barrios de la ciudad que lo necesitaban. Sobre todo, nuestra apuesta ha sido por la accesibilidad en cuanto a las aceras y la calzada, en donde existían muchos problemas.
Otro de los objetivos fundamentales que teníamos era el tema de la mejora de la iluminación, que en algunas partes estaban muy deficientes. Hicimos una auditoría sobre cómo estaba el alumbrado público, que nunca se habían tenido datos fehacientes, y nos dieron una información realmente preocupante. Había un treinta y tantos por ciento de la instalación de la ciudad que tenía que ser cambiada, porque ya había agotado su vida útil y era imprescindible.
«Este trimestre ya despejaremos el contrato de mantenimiento de jardines, que ha sido costoso sacarlo tanto a nivel presupuestario como burocrático»
Esa auditoría nos ha permitido priorizar las inversiones del alumbrado público, en cuanto a mejora de eficiencia energética, de cambio de iluminarias a LED… se han hecho cositas que nos han mejorado esa iluminación y la factura energética del Ayuntamiento, porque ese tipo de energía consume menos.
Tenemos pendiente la parte del mantenimiento de zonas verdes y limpieza. Si no pasa nada, en este trimestre ya despejaremos el contrato de mantenimiento de jardines, que también a nivel presupuestario y burocrático ha sido costoso sacarlo. Con ello se hará realidad una de las promesas que le hice a mis vecinos.
¿Cómo va la deuda municipal?
«Somos el único Ayuntamiento de la provincia, de más de 50.000 habitantes, que ya no tiene deuda»
Perfecta. Está en cero. En el mes de marzo terminamos el último pago de la amortización de los préstamos. Somos el único Ayuntamiento de la provincia, de más de 50.000 habitantes, que ya no tiene deuda.
Lo que me hace a mí es ser más reivindicativo en que no se entiende que un Ayuntamiento totalmente saneado, con una tesorería en inmejorables condiciones, con superávit del año pasado, esté bloqueado por ese plan económico-financiero de haber incumplido el techo de gasto en 2017. No tiene sentido. Nosotros hemos cumplido. Y tiene que ser justo que los que pusieron ese cinturón, desde mi punto de vista demasiado apretado para los ayuntamientos cuando éramos los que menos culpa teníamos del déficit público, ahora nos dejen utilizar las herramientas para gestionar ese dinero en favor de los vecinos.
Hay muchos objetivos que cumplir y los vecinos tienen derecho a ello, cosas que facilitan el día o día y que son necesarias. No digo que el Ministerio no tenga la posibilidad de la última firma de un proyecto hipermegafaraónico que va a comprometer al Ayuntamiento, pero creo que ni tanto, ni tan calvo. En la Constitución tenemos reconocida la autonomía local, y en algunos casos, durante esta legislatura la autonomía local ha estado cogida con pinzas.
¿Cómo son actualmente las relaciones con Petrer? ¿Existe colaboración mutua?
«Con Petrer hay una relación muy cordial y de colaboración que debe ir a más»
Creo que estamos pasando por una de las mejores relaciones que han tenido las dos ciudades en los últimos años. Hemos ido avanzando, haciendo cosas en conjunto, y creo que es el primer paso para demostrar el principio de la supramunicipalidad para algunas cuestiones.
Estamos contentos por esta senda de colaboración en cuestiones como la semana de la movilidad, temas culturales, turísticos… Cuando nos ven desde la autovía y pasas, no sabes qué es Petrer. Puedes intuir la frontera, pero no está marcada.
Pienso que se debe ir a más, y hablo de cierta relación de servicios públicos que no sabes si están en Petrer cuando estás en una acera u otra. Y no tiene sentido que la papelera de un pueblo se limpie los miércoles y la del pueblo de al lado, los martes. Es un tema que hay que simplificar en el futuro. Ya en algunas problemáticas, con instituciones superiores, vamos de la mano.
Somos tan del mestizaje que hoy en día muchas familias están disueltas entre Elda y Petrer. Ciertas rivalidades antiguas de nuestros abuelos no tienen mucho sentido, eran otros tiempos y también las situaciones son otras.
Te presentas como alcaldable para el año 2019. ¿Será imposible sacar los presupuestos teniendo en cuenta que el año que viene hay elecciones y no hay mayoría suficiente?
Nosotros estamos redactando el proyecto de presupuestos y tenemos la confianza de que pueda salir adelante. Creo que la actitud que hay hoy en día en la Corporación es buena. En alguna ocasión yo he reconocido, y dado las gracias, no sólo a los concejales de mi Gobierno, también a los de la oposición que no tienen cartera pero que en muchos aspectos se han comportado con altura de miras, mirando al futuro.
El proyecto de presupuestos se va a presentar y yo confío en que salga adelante. Vamos a intentar buscar las alianzas, aunque sea año electoral. Esto es política, el arte de dialogar y llegar a encuentros. No voy a perder esa sensación de buscar la aprobación de los presupuestos.