Antonio M. Poveda Navarro / Arqueólogo, Historiador y Profesor de Historia Antigua la Universidad de Alicante
Desde el año 1983 hasta hoy he desarrollado una investigación que comenzó identificando objetos paleocristianos del Museo Arqueológico de Elda, que procedían de las actividades de recuperación de materiales arqueológicos que aficionados a la arqueología del Centro Excursionista Eldense habían realizado en el yacimiento arqueológico de El Monastil, ya entonces propuesto como lugar donde existió un efímero episcopado visigodo, cuyos obispos firmaban en los concilios toledanos del s. VII dC como representantes de la ecclesia elotana (de la población tardorromana de Elo).
Las excavaciones arqueológicas que me autorizaron varios años desde 1984 la Conselleria de Cultura valenciana, me permitieron exhumar la planta de una iglesia con ábside, a la que en los años 90 del pasado siglo, asocié elementos arquitectónicos reutilizados en fase islámica por las estancias próximas, caso de los fragmentos de un altar de mármol egeo del tipo sigmático polilobular, típico de finales del s. VI d.C. y zonas bizantinas; también la basa de una columna octogonal de tipología bizantina; además, durante esa década y la siguiente comencé a identificar el posible mobiliario del usado en ese lugar de culto: una cucharilla de bronce de las usadas durante la eucaristía, o una pyxide o cajita cilíndrica de marfil oriental, posiblemente alejandrina, con relieves de la escena de Hércules y la cierva capturada de Cerinia, ejemplo del sincretismo del héroe clásico con Cristo que se generalizó en fase protobizantina y fue extendida por las conquistas mediterráneas de Justiniano. La indudable adscripción bizantina de este contexto arqueológico me llevó a identificar y vincular con el mismo a tres pesos o exagia bizantinos que presentaban signos escritos en griego para indicar su valor ponderal. Reconocido el conjunto como perteneciente al último tercio del s. VI d.C., se produjo otro hallazgo arqueológico fundamental y complementario, a 250 m. al oeste de la salida del castrum bizantino se identifiqué y exhumé parte de una necrópolis bizantina del último tercio de ese siglo y principios del VII d.C., en dos de esas tumbas se recuperaron tres anillos de cobre con signos griegos, una cruz griega en dos de ellos y la letra sigma en el otro. Ello me permitió defender que algunos antiguos hallazgos de cerámicas claras norteafricanas, como un cáliz (actualmente desaparecido) y una fuente o pátena de cerámica norteafricana con seis cruces impresas en su fondo interno, han de pertenecer al mobiliario eucarístico de una iglesia del más que probable monasterio que los bizantinos crearon en lo alto de El Monastil, con mucha seguridad por decisión y actuación de los bizantinos establecidos en la capital de la zona, en ILICI, la Alcudia (Elche).
Recientemente ha sido hallado un sello para obleas eucarísticas (stampo eucaristico), que contiene relieves con un pavo real y parte de un grafito con texto griego. La presencia segura de estas obleas en la iglesia da lugar a que pueda defender que una pequeña hoja de hierro existente entre los fondos antiguos, pertenece al típico cuchillito (lancia) para cortar y manipular las ostias; también he podido reinterpretar otro objeto de los fondos antiguos, una cucharilla o coclhear de peltre (aleación de cobre, estaño, amonio y plomo), de las usadas para manipular las obleas sagradas, recoger algunas gotas de agua o incluso de vino. Entre esos mismos fondos he identificado también una campanilla de bronce de las que se hacen sonar en ciertos momentos de la liturgia y la eucaristía, y también un anillo-llave de bronce, muy probablemente relacionado con la cerradura del pequeño cofre donde se conservaban las obleas consagradas que habían sobrado tras la eucaristía, que son siempre dejadas en una pyxide o cajita cilíndrica como la citada que a su vez se deposita en dicho cofrecito, en un espacio siempre cercano al altar.
Se trata de un conjunto de instrumentos litúrgicos y bizantinos sin parangón en la Península Ibérica y en el Mediterráneo occidental, que demuestra el gran valor político, religioso, económico y cultural que ELO, El Monastil, desempeñó en esta región del sureste hispano durante la segunda mitad del s. VI dC. A día de hoy no existe en España ni en el Mediterráneo occidental un conjunto de materiales bizantinos de la liturgia cristiana, tan numeroso y tan antiguo, por lo que estas piezas de Elda adquieren una importancia enorme en la historia de España, en la época del tránsito de la Antigüedad a la Alta Edad Media. Son unas conclusiones que me han costado 30 años de paciente y callada investigación, realizada en Italia y en España.