Yo siempre he defendido en charlas, editoriales y conferencias la libertad individual, que no el libertinaje que es una forma de querer imponer lo propio invadiendo a los demás.
Estamos recorriendo un camino que no sabemos hasta donde nos va a llevar, pero que cada vez es más empedrado y alejado de la civilización.
Por hacer un símil. No creo que nadie pueda opinar que el fútbol es malo, ni que lo sean los aficionados que animan de manera ferviente a lo que consideran ´sus colores`, pero sí lo son los radicales, los que actúan con violencia o fomentándola como ha pasado recientemente con la final Argentina que tuvo que suspenderse, o incluso pasa a veces mucho más cerca, en la cancha de cualquier barrio con algún padre o madre energúmeno/a.
Actitud macarra
Pues en política está pasando algo similar, se están perdiendo las formas y pasando de los debates a ser unos auténticos macarras en cualquiera de sus acepciones de la RAE: persona agresiva y achulada; vulgar, de mal gusto.
Hay quienes defienden la libertad y la expresan manifestándose contra aquellos que han ganado libremente en las urnas porque no le gustan sus ideas, como ha pasado recientemente en Andalucía contra Vox.
Luego están los que actúan con total vehemencia, como Vox, contra aquellos que según ellos están queriendo acabar con el orden constitucional y ´romper España`, y lo hacen predicando cosas que van contra esa misma Constitución como son las autonomías, o el derecho a pensar distinto y manifestarlo.
Golpes de Estado
Luego podemos entrar en esa otra ´guerra`, la de los golpes de Estado. El Partido Popular y Ciudadanos acusan a los independentistas catalanes de golpistas, y lo hacen queriendo dar un golpe a la propia democracia, intentando como sea quitarle sus derechos a un gobierno elegido democráticamente y con las normas que obligan las leyes amparadas en la Constitución.
Otra cosa fue cuando ese Gobierno se saltó las normas y pasó de ser un gobierno legítimo, elegido en las urnas por los catalanes, a uno que declaraba un estado independiente; en ese momento seguramente tiene sentido la famosa aplicación del 155 ya que dejó de ser el gobierno representativo de todos los catalanes a uno declarado unilateralmente, pero ahora no se da ese caso.
Querer imponer unas ideas y si no aprovechar la poderosa maquinaria del Estado para hacerlo por la fuerza, me parece muy poco democrático para que lo hagan aquellas personas que pretenden hacerlo en nombre, precisamente, de la democracia. Para eso están las urnas, aunque los resultados que den no sean los que gusten.
Sin rumbo
Pero eso no quiere decir que los políticos que están representando al independentismo estén suavizando la situación, porque la realidad es justo la contraria. Gobiernan aceptando la Ley Electoral, amparada en la Constitución, y en su forma de distribuir la representación en el Parlament, porque juntando todos sus votos no tienen la mayoría ni siquiera de las personas que han votado (mucho menos con respecto al total de la población catalana).
En cambio se saltan esa Constitución, que aceptan para gobernar, con un discurso agresivo y sin rumbo alguno con el que han entrado en un bucle que no lleva a ninguna parte. Está bien eso de pedir referéndum, pero es una utopía con la que quieren justificar su inanición en el día a día e incendiar a los suyos de forma peligrosa contra quien no opina igual.
La democracia es una cosa, pero hay referéndums que no son en búsqueda de una democracia, como no lo sería votar una familia para ver si se echa a uno de sus integrantes de la casa, o en una empresa que se vote para ver si un trabajador que a algunos les cae mal debe irse…
Falsa normalidad
Hasta con los terroristas de ETA, que mataban y amenazaban a todo un país, y tenían completamente chantajeado a la mayor parte del pueblo vasco bajo el ´paraguas` del miedo, se negoció. Y lo hizo la derecha y la izquierda por el bien de todos y para evitar males mayores. Y se hizo con contundencia, sin ceder nada en contra de los derechos y libertades y de nuestra democracia.
Ahora parece que hablar es malo, que no hay que escuchar, aunque no te guste lo que oigas, e intentar negociar con aquellos que representan a una parte importante de la sociedad catalana. Seguro que muchos grandes empresarios no querrían negociar las condiciones con los diferentes representantes sindicales, pero eso es parte también del juego democrático, llegar a acuerdos.
De ahí a vestir de normalidad, como ha hecho el PSOE, la pasada reunión de Ministros en Barcelona, es otra cosa. Una cita para la que han tenido que movilizar nada menos que a 9.000 agentes de policía… Poco tiene de normal que un presidente, y menos aún en su propio país, tenga que llevar todo un ´ejercito` para protegerse.
Deseos de año nuevo
Como siempre cuando acaba un año todo parecen buenas voluntades y deseos, que se olvidan por lo general el 7 de enero. Yo pido también mi deseo, que es que esas buenas voluntades duren todo el año. Entramos en un año electoral y debe ser la fiesta de la democracia, no de los hooligans.
Que los políticos no cometan el error que en su día cometieron los clubes de fútbol, que fomentaron la minoría que eran ultras radicales porque chillaban más; eso acabó mal y luego costó reconducirlo.
La mayoría puede estar de acuerdo o discrepar con unas u otras posturas, y para eso están las urnas, la democracia y la suma de las voluntades individuales dentro de las normas que nos hemos dado, sin necesidad de caer en actitudes barriobajeras y más apropiadas de un barrio de los llamados marginales, que de la alta política.