Somos muchos los españoles que esperamos expectantes frente al televisor o la radio el sorteo extraordinario de Navidad del 22 de diciembre. Cada año, están en juego premios de hasta 4 millones de euros.
¿Cuál fue su origen?
El 18 de diciembre de 1811 se celebró el primer sorteo de la lotería navideña. Su creación se remonta a la época de las Cortes de Cádiz, donde un ministro pensó que sería una buena forma de hacer crecer los ingresos públicos sin que el contribuyente sintiera una carga de impuestos.
En 1897 se empezaron a imprimir los primeros boletos con el nombre de ´Lotería de Navidad` y los niños de San Ildefonso ya cantaban los números. La participación en el sorteo es voluntaria y los alumnos pueden apuntarse hasta que cambian su tono de voz, cuando crecen. Hasta 1984 sólo los niños participaban en el sorteo de la Lotería, pero a partir de esa fecha se incorporaron también las niñas.
Mitos y supersticiones
Los españoles, según afirma un estudio reciente, admiten que se aferran a creencias indemostrables para atraer la suerte en el sorteo. Los más supersticiosos dicen que la lotería no debe regalarse “porque entonces no toca.” Otros piensan que seguir ciertos rituales es símbolo de amor y esperanza.
Los más comunes son: frotar el décimo por la barriga de una embarazada o la cabeza de un calvo, pasarlo por el lomo de un gato o la espalda de un jorobado. Existen también otras tradiciones regionales como ocurre en Galicia, donde creen que colgando el décimo en una herradura atraerán el dinero al hogar.
Junto a estas costumbres, se ha ido creando en nuestro país una cultura navideña muy amplia. Una acción que se ha vuelto también indispensable en nuestra rutina festiva es la de intercambiar décimos de lotería con nuestros familiares, compañeros de trabajo y amigos más cercanos.