Con la llegada del invierno, este dulce elaborado con miel, azúcar y almendras enteras se convierte en un clásico de la gastronomía navideña española. Hablamos del turrón, que desde hace siglos ocupa un lugar indispensable en nuestra despensa.
¿Cuál es su origen?
Según varios estudios, su origen se remonta al siglo XI en la Península Arábiga y recibía el nombre de turun. Otras fuentes apuntan a que podría proceder de cualquier parte del Mediterráneo o de nuestro país durante el reinado de Felipe IV o Felipe V.
Esta última versión se basa en que el monarca convocó un concurso para que en el reino se crease un alimento de larga duración y que no se deteriorara. Un artesano de apellido Turrons fue quien lo hizo, alrededor del año 1651. Cuando el rey comenzó a consumirlo se fue adoptando la costumbre a las demás clases sociales.
¿Desde cuándo lo consumimos como una tradición?
Antiguamente ser turronero no era un trabajo fijo. Los empleados tenían que compaginarlo con los trabajos agrarios en el campo. A finales de verano podían dedicar más tiempo a elaborar el dulce debido a que la faena de cultivos era menor. Se fue convirtiendo en un detalle para estas fechas tan señaladas, puesto que estaba elaborado con ingredientes muy costosos y se reservaba su consumo para los meses de diciembre y enero.
El Turrón de Alicante o de Jijona fue el primero en expandirse; al adquirir popularidad se expandieron sus ventas, se contrataron más empleados en todas las fábricas de España y aumentó el número de unidades en el mercado. Lo cual explica que actualmente encontremos el producto en cualquier época del año y que su precio sea asequible para todos los bolsillos.