El alcalde de Elda, Rubén Alfaro, junto a la concejala de Educación, Laura Rizo, han visitado el colegio Miguel Hernández y han anunciado que ya se está comenzando a distribuir el dispositivo anti atragantamiento por los centros educativos públicos y privados de la ciudad.
El dispositivo, que se denomina LifeVac, es un aparato de succión desarrollado para liberar una obstrucción en la vía respiratoria de la víctima cuando se ha seguido sin éxito el protocolo estándar en caso de atragantamiento.
La propuesta nació en el propio centro Miguel Hernández, ya que el padre de un alumno “investigó y analizó unos sistemas que eran eficaces para estas situaciones, y la directora del centro nos trasladó esta propuesta y nos pusimos a ello”, ha explicado Alfaro.
Asimismo, los docentes y monitores del comedor recibieron cursos para aprender a utilizar el dispositivo, “que durante esta semana estará disponible en todos los colegios”, ha señalado el alcalde, por lo que “cuando los niños vuelvan de vacaciones de Semana Santa ya estarán todos los centros dotados con dispositivos anti atragantamiento, mejorando la calidad de vida y la seguridad de nuestros colegios”.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 1.900 personas mueren al año en España por atragantamiento. Esto supone 10 veces más fallecidos por atragantamiento que los causados por incendios, cuatro veces más muertes por atragantamiento que en ahogamientos por inmersión, y una cifra similar a la de fallecidos por accidentes de tráfico.
Respecto al dispositivo, ha sido probado con éxito y ha salvado vidas en España y otros países; no presenta riesgos a la hora de utilizarlo ya que no se introduce en el cuerpo, por lo que no daña a la víctima; es válido para niños y adultos, y para ello incluye dos mascarillas de adulto y una pediátrica para ajustarse a cualquier persona, además de que su manejo es sencillo.
Cuando se produce una situación de atragantamiento el tiempo es vital y hay que actuar rápidamente, ya que cuanto más se tarde en auxiliar a la víctima, más probabilidades hay de daños cerebrales.
Por su parte, la directora del centro ha agradecido al Ayuntamiento “su colaboración con esta iniciativa”, que supone “un punto más que tenemos para fortalecer la seguridad de nuestros alumnos, ya que son muchos los niños que comen en nuestros colegios”.
El colegio Miguel Hernández sufrió hace algún tiempo un susto con un niño que se atragantó con un caramelo, situación que se solucionó con la maniobra Heimlich, pero ahora “teniendo este artilugio no hay por qué sufrir ese disgusto tan grande, ya que este aparato es mucho más amable con la persona que está sufriendo el atragantamiento”.
El dispositivo estará señalizado en el comedor escolar a disposición tanto de las maestras de comedor como de los profesores.