ENTREVISTA > Virtudes Abad / Autora de ‘La vida a golpes’ (Elda, 27-marzo-1952)
Virtudes Abad se ha pasado media vida luchando. Luchó por su matrimonio, luchó por sus hijas, y luchó por mantener su vida a flote. El calvario por el que ha pasado no lo sabe nadie más que ella. Sufrió durante treinta años (tres décadas, que se dice pronto) malos tratos, humillaciones y vejaciones por parte del hombre con el que se había casado. Su historia, aunque no es una más, es como la de tantas y tantas mujeres que reciben palizas de sus parejas día sí y día también, de esas que juran y perjuran que las quieren, aunque no es verdad.
A pesar de todas las calamidades que le ha tocado vivir, primero con su padre y después con su marido, ha conseguido rehacer su vida y levantarse, aunque lo suyo la ha costado. Denuncia la indiferencia de la justicia que no hace demasiados años había en España y que se burlaba de su situación, la decía que aguantara, y recalca que no hay que tener miedo a denunciar al menor síntoma de violencia.
«La justicia en España ha cambiado mucho frente a la violencia machista, aunque todavía queda camino por recorrer»
¿Cómo y cuándo comenzaron los malos tratos?
A los seis meses de casarme. Mi marido empezó a beber y dejó de trabajar. Yo estaba en estado de mi primera hija y el único sueldo que entraba era el mío. Me pegaba y me insultaba, y en aquella época, si te casabas, hablamos del año 1972, era para toda la vida. Luego tuve la segunda hija, pero aquello no mejoró. Me seguía pegando, me humillaba y cuando iba a denunciar no me hacían caso, allí mismo oía frases como “anda que si esta fuera mi mujer, iba a venir aquí”. Hoy afortunadamente todo ha cambiado mucho.
Una vez llegó al extremo de romperme el tímpano, y al ir a juicio el juez me dijo que un hombre que bebe no tiene culpa, y si está enfermo, como él estaba, que tenía esquizofrenia, menos aún. Lo castigó cinco días en casa y como no trabajaba ni hacía nada, venía la policía, firmaba y se iba. Yo tenía mucho miedo, cogía a mis hijas y me escondía. En cuanto él sabía dónde estaba, me mandaba a la policía y me decía que o volvía o me las quitaban.
«A los seis meses de casarme mi marido comenzó a maltratarme»
¿Era así antes de casarse, no notaba ningún síntoma que pudiera prever lo que vino después?
Yo no veía nada. A mí me dijeron que era violento, pero como estaba mal en mi casa, no hice mucho caso. Lo que yo quería era cariño, pero no lo encontré.
«Intenté quitarme la vida tres veces, porque estaba hundida psicológicamente»
¿Cómo era la convivencia, el día a día?
No era buena porque me pasaba todo el día trabajando y él no hacía nada. Cuando mis hijas se casaron, dije que no quería estar con él. Vinieron una abogada, los servicios sociales y un médico, y al verlo dijeron que yo y mis hijas corríamos peligro. Hemos ido a todo tipo de sitios para que lo ayudaran, pero ha sido inútil.
Cuando conseguí separarme, después de cinco juicios, a los que él llevaba gente pagada para que testificaran en mi contra, volvió a casarse, pero me seguía buscando. Cuando escapé de él estaba hundida, intenté quitarme la vida tres veces porque yo pensaba que no era nadie, que no me quería nadie.
¿Qué ha sido peor, el maltrato físico o el psicológico?
El psicológico, porque te hunde. Te dice que no vales para nada y tú vas hundiéndote cada vez más. Hay que denunciar, porque a veces nos tapamos los ojos y no queremos ver lo que pasa al lado. No solo por la mujer, sino también por los niños, porque mis hijas todavía lo llevan dentro y eso queda para toda la vida.
¿Qué tal se encuentra ahora?
Estoy mejor, pero tengo mis caídas, sigo todavía con tratamiento psiquiátrico. Primero sufrí maltratos de mi padre y luego de mi marido.
¿Por qué decidió contar su historia en este libro?
Cuando estuve ingresada por intentar quitarme la vida, un médico me dijo que escribir me ayudaría. Que lo sacara afuera. Me separé hace 17 años y el libro lo escribí hace 15, y hace poco lo llevé a una persona para que me ayudara a redactarlo. Era una manera de liberarme, aunque las cosas más fuertes que he pasado no las he puesto.
¿Por qué cree que hay tanto miedo a denunciar a los maltratadores?
Porque si te han pegado una vez, te van a pegar más veces. Luego también por la falta de apoyos. Si te vas de casa, ¿quién te ayuda? Yo me iba y me decían que era abandono de hogar, y aunque denunciaba, no me valía de nada. Y si no vuelvo, ¿cómo le dejo a él mis hijas?
Yo aguanto lo que sea por ellas porque pienso que si yo no lo hubiera pasado, mis hijas no hubieran estado conmigo, y son lo más grande que tengo. He tenido la gran suerte que no me ha matado. Me ha matado en vida, pero no a golpes.
Cuándo él iba a morir llamó para pedir perdón
Sí, en marzo del año pasado. Me dijo que me quería con toda su alma, pero que tenía un demonio dentro que no lo dejaba vivir y que se iba con la pena que no había vivido toda la vida conmigo. Pero eso no me vale de nada. ¿Para qué sirve, para que se vaya bien? Al fin y al cabo también ha pagado lo suyo.
Si alguna mujer se encuentra en su misma situación, ¿qué le aconsejaría?
Que lo pare. No importa el qué dirán, tú eres la importante. Hoy sé qué soy yo, aunque me ha costado mucho saberlo.