El concejal de Patrimonio Histórico, Rafael Almagro, ha presentado la Pieza del Mes de junio del Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela (MARQUO), que en esta ocasión es un “pie de candelero” de cobre, grabado, troquelado y dorado. “Este ejemplar fue descubierto en la excavación realizada en el interior de la torre de la Catedral de Orihuela en 1992 y es una pieza de orfebrería religiosa”, ha informado el edil. Almagro ha estado acompañado por el arqueólogo municipal, Emilio Diz.
“La pieza, en principio, la interpretamos erróneamente como una espuela. Este candelero hay que ponerlo en relación con los talleres de orfebrería esmaltada tardo-románicos de Limoges y Silos con una producción de cobre fundido, grabado y esmaltado”, ha indicado Diz. La pieza es una base de un candelero de cobre dorado de forma tronco piramidal. En la pequeña superficie triangular plana de su zona superior se insertaría el astil, posiblemente con un nudo en su zona media y, en la superior, plato y punzón para clavar el cirio. Las tres superficies laterales en forma de media luna, están profusamente decoradas mediante un “vermiculado” en reserva a base de zarcillos y hojas grabadas a buril, que resaltan sobre un fondo de puntillado, realizado con un troquel de fina punta circular.
“Candeleros de este tipo se conservan en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Los talleres de Limoges y Silos debieron producir posiblemente también piezas similares pero sin esmaltar, como es el caso que nos ocupa, también en cobre dorado”, ha explicado Almagro.
Durante los siglos XIII y XIV siguieron produciéndose piezas en cobre dorado generalmente esmaltadas. En talleres catalanes, levantinos y aragoneses, se fabricaron pinjantes y otras aplicaciones para decorar los arneses de los caballos. Mientras que en talleres castellanos y catalanes se realizaron piezas de orfebrería religiosa, principalmente cruces procesionales y otros objetos litúrgicos.
El ejemplar del Museo de Orihuela, podría encuadrarse en esta segunda etapa, ya dentro del gótico inicial, anterior a la difusión a finales del siglo XIV del gótico internacional. El perfil del pie más curvilíneo, la decoración en reserva y el contexto arqueológico e histórico apuntan a una cronología para esta pieza en el siglo XIV.