El Alcalde de Alicante, Luis Barcala, acompañado por el concejal de Cultura, Antonio Joaquín Manresa, ha descubierto la placa en la Plaza de Santa María como reconocimiento a la labor de Antonio Vivo. En el acto han estado presente su sobrino, y el deán de la concatedral de San Nicolás, Ramón Egío.
El que fuera párroco y rector de la Basílica de Santa María de Alicante, falleció en mayo de 2018, tras una vida dedicada a Alicante. Ahora el Ayuntamiento, a través de la concejalía de Cultura, ha querido rendirle el homenaje que se merece.
Barcala ha definido el momento como un «acto entrañable por que afortunadamente es una de esas ocasiones en las que al recuerdo de la persona se suma el recuerdo imborrable de la obra y de la huella que deja marcada para siempre».
El Alcalde ha definido a Vivo como «un personaje singular, entrañable, con una capacidad y fuerza interior para perseguir y conseguir los objetivos que se marcaba, como fue el de la restauración de la Basílica de Santa María».«Muchas veces perdemos las oportunidades de hacer las cosas importantes por falta de personas con liderazgo, y Antonio era ese líder que convirtió en realidades muchos proyectos».«Hoy empezamos a pagar como alicantinos una deuda de gratitud a una persona que tanto ha hecho por esta ciudad, que tanto se ha volcado y que tanto amor desplegó a su alrededor».
Barcala durante su intervención, ha querido agradecer la labor de la Fundación Santa María por el «esfuerzo que realizaron desde un principio apoyando la labor comenzada por Antonio, y que siguen haciendo todos los días». «Esta placa es un reconocimiento para todas aquellas personas que se sumaron a su obra», ha concluido, sobrino de Vivo, muy emocionado, ha recordado la figura más familiar de su tío, y ha querido dar las gracias a todos los presentes por el enorme cariño mostrado hacia él.
Egío, por su parte, ha ensalzado su labor social y de recuperación del Patrimonio al frente de la Basílica de Santa María, así como su cercanía con los alicantinos, y su constante disposición para atender a todo aquel que lo necesitaba.
Vivo fue un enamorado de Alicante y su Patrimonio. Siempre cercano a los ciudadanos, a sus tradiciones y su cultura. «Estamos seguros que él estaría muy contento de tener un lugar con su nombre al lado de la Basílica que tanto quiso y cuidó».
Nacido en Torre Pacheco (Murcia) el 17 de febrero de 1929, fue ordenado presbítero en la Capilla del Palacio Episcopal de Orihuela el 19 de julio de 1953. Muy conocido y querido en la ciudad de Alicante, era canónigo de la Concatedral de San Nicolás de Alicante y prelado de honor de su Santidad. Fue secretario personal del obispo Pablo Barrachina durante diez años así como director de la Casa Sacerdotal. La escritura formó parte muy destacada de su vida con numerosas publicaciones.
Diplomado en Humanidades Clásicas, por la Universidad Pontificia de Comillas (1948), licenciado en Sagrada Teología y bachiller en Derecho Canónico, también en la misma institución académica, era además doctor en Historia, por la Universidad de Alicante, así como diplomado en Pastoral Litúrgica y en Pastoral Catequética, por el Instituto Superior de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Antonio Vivo era coadjutor de la Parroquia Arciprestal de Santiago de Villena (1954-1957), Consiliario Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica (1959-1961), Director Diocesano de los Cursillos de Vida (1959-1961) y profesor de Teología Pastoral en el Seminario (1968). Como párroco de la Basílica de Santa María, de Alicante (1995-2011), será recordado en especial por las obras de restauración del templo que ha impulsado.